jueves, 23 de junio de 2016

junio 23, 2016
PARÍS, Francia, 23 de junio.- Las sagas islandesas recogen la historia de la población de su isla en los Siglos X y XI. Explican las gestas de aquellos vikingos que llegaron a las costas americanas con sus ligeros ‘drakkars’. Pues bien, ahora en plena época de las comunicaciones vía satélite, deberían escribir una nueva que relatara lo que han sido capaces de hacer los ‘Strákarnir okkar’ (nuestros chicos) en el Euro de Francia 2016. En esa saga contarían como empataron contra Cristiano Ronaldo, como empataron ante Hungría por mala suerte y, sobre todo, como fueron capaces de superar a Austra (2-1) y pasar por primera vez en su historia a unos octavos de final del Euro. Su premio será enfrentarse a los ‘pross’ de Roy Hodgson, a Inglaterra, en Niza.


Islandia, con un futbol un tanto arcaico, con profusión de jugadas ensayadas, con todo el corazón del mundo, con un esfuerzo hasta la extenuación, fueron capaces de conservar su ventaja inicial en el marcador tras el gol de Jon Dadi Bodvardsson hasta que Allessandro Schöpf les empató en la segunda parte. Y a partir de ahí se dejaron la vida defendiendo como podían, cansados como estaban, achicando balones ante una Austria que era mejor equipo. Su premio fue el 2-1 en el descuento , obra de Arnor Ingvi Traustason, que ya les ha convertido en héroes de la saga más increíble que nunca se contará en Islandia.

Saque de banda y gol

Islandia logró adelantarse en el marcador muy temprano. Aprovechó una de sus jugadas favoritas, que por lo visto, los austriacos no conocían: el saque de banda. Gunnarsson lanzó con las manos dentro del área para que Arnasson peinara de cabeza. Allí, Jón Dadi Budvarsson se giró y chutó cruzado. Era el 1-0 que enloquecía a los seguidores islandeses que poblaban las gradas del Stade de Saint Denis.

Pero es que, nada más empezar, en el primer minuto, Johann Gudmundsson chutó a la cruceta de la meta de Robert Almer. Tiró con tal potencia, que la portería se movió. Mereció ser gol.

Y antes de eso, un error del portero ‘eurovisivo’ Hannes Halldórsor casi lo aprovecha Marko Arnautovic, pero resbaló y le dio tiempo a despejar al guardameta.

El emocionado cronista islandés dijo lo siguiente:

"Está abierto. Theódór Elmar! ¿Está solo? ¡Tres contra dos! ¡Emmi (apodo de Elmar), dentro del área! ¡Dentro del área! ¡Emmi! ¡Sí, sí sí! ¡Estamos ganando! Clasificamos a los octavos de final. ¡Estamos ganándole a Austria! Mi voz se fue, pero eso no importa, hemos clasificado. ¡Arnór Ingvi Traustason acaba de anotar! Islandia 2, Austria 1. ¡Qué momento, qué momento! El árbitro acabó el partido. Nunca me he sentido tan bien. Traustason nos dio la primera victoria en la Eurocopa. No habíamos perdido, no se olviden de eso, nunca hemos perdido, pero la primera victoria llegó. Islandia 2, Austria 1". 

Pero Islandia, que acusaba terriblemente el calor que hacía en París (28 grados), cometió el mismo error que el día de Hungría. Ir ganando y echarse atrás. Austria lo aprovechó y se fue ne busca del empate con el marrullero pero peligroso Marko Arnautovic como referente. A sus espaldas, un David Alaba, más entonado que ante Portugal le ayudaba.

Penalti inocente

Austria pudo igualar el marcador en un inocente e innecesario penalti que cometió Ari Skulason al sujetar por el brazo a David Alaba delante del árbitro. El jugador del Bayern no podía rematar con peligro ese balón picado.

Pero los austriacos no tenían el dia y su especialista Aleksandar Dragovic hizo un ‘Cristiano Ronaldo’, desde los 11 metros. Chutó muy fuerte, pero a la base del poste. Dejaron escapar el empate. El descanso fue un regalo de Dios por lo cansados que estaban unos y otros.

Alaba otra vez

La segunda parte empezó con una gran oportunidad de David Alaba, cuyo tiro fue desviado, casi bajo los palos, por Karl Arnasson. Austria repitió con un disparo duro de Alessandro Schöpf, que fue conjurado por el mismo defensa islandés, con la cabeza.

Y tanto insistió Austria, que al final, Allessandro Schöpf, que había entrado en el descanso, empató el partido en gran jugada individual que finalizó con un tiro colocado. Era el 1-1 que hacía justicia al empeño del equipo de Marcell Koller, en la segunda mitad.

A partir de ahí el partido se puso bonito con dos equipos en busca de la victoria que les asegurara el pase a los octavos. Islandia pudo marcar en un jugada entrelazada que finalizó Kolbein Sigthörsson, aunque Robert Almer despejó con acierto.

Otro que entró en el descanso, Marc Janko tuvo el 2-1 en sus botas, pero su disparo salió rozando el poste. Austria imponía su mejor calidad individual ante el ímpetu islandés que acusaba, como queda dicho, el calor. Acudían con desespero a beber agua a su zona técnica.

Austria retrasó a Alaba al papel de organizador y metió más gente arriba. Sólo le valía la victoria para no quedar eliminada. David casi marca en saque directo de falta que Halldórsson desvió a corner.

Los minutos finales fueron ‘agónicos’ para los dos equipos. Estaba en juego la clasificación para octavos.

E Islandia logró el milagro cuando más apurado estaba, cuando pedía el tiempo desesperadamente al árbitro. Fue en los cuatro exagerados minutos de descuento, cuando en un contraataque que ya es legendario en la historia de Islandia, Arnor Ingvi Traustason, a pase de Elmar Bjarnason, marcó el gol de la victoria. El tanto que les hizo entrar para siempre en la historia. Hasta el cielo lo celebró con una fina lluvia que mojó a los vencedores de la ‘travesía’ más atrevida en la historia del fútbol de Islandia, un país de 332,000 habitantes que luchará con Inglaterra en octavos de final de la Eurocopa de Francia 2016. Cómo disfrutarán los niños al oír las gestas de boca de los mayores, de los ‘Strákarnir okkar’ (nuestros chicos). (Francesc Aguilar / Mundo Deportivo/infobae / Repubblica)