domingo, 22 de mayo de 2016

mayo 22, 2016
Carlo Bonini / La Repubblica

Un fumador escondido en el baño pudo causar el desplome del avión de EgyptAir. En el destino del vuelo MS804 queda oscuridad al no haber reclamo del terror islamista (ayer instaron a sus seguidores a "atacar a Estados Unidos", pero sin hacer referencia al vuelo de EgyptAir) y una tragedia aérea en la que el fallo de la máquina y la desesperación humana ayudaron a escribir el resultado.

Ahora sabemos que a partir de la cadena de mensajes enviados desde la cabina y los sistemas informáticos a bordo del Airbus 320 directo desde París a El Cairo, que el avión se estrelló en el mar. Con un evento "catastrófico" - humo en la cabina y ninguna explosión a bordo - lucharon antes de caer desde los 11,000 metros Mohamed Shoukair, de 36 años, y Mohamed Mamdouh Assem, de 24, comandante y copiloto, mientras que el control del tráfico aéreo griego trataba sin éxito de establecer contacto por radio y los 56 pasajeros y 6 miembros de la tripulación estaban  conscientes de lo que estaba sucediendo, disponiéndose a morir.


Restos rescatados del avión. (AFP)

No sabemos todavía cómo el evento catastrófico se  disparó. Si se inició un incendio por imprudencia o voluntad consciente de un pasajero, o por un fallo en uno de los motores de la aeronave o del sistema de energía eléctrica. Para responder a esto, serán cruciales las dos "cajas negras", el "flight data recorder" y el "voice cockpit recorder".

Dadas ayer por ubicadas por el canal estadounidense CBS en el mismo tramo del mar en el que se recogen restos del naufragio y los cuerpos de los pasajeros, o todavía en el Mediterráneo egipcio, en un rincón de profundidad que aún se desconoce. Esas dos "cajas" van a escribir el último capítulo de esta historia.

Por el momento, hay que regresar a la noche entre el miércoles y el jueves. Tres minutos de "vacío" 2:26-02:29, ahora con datos del sistema   "Aircraft Communication Addressing and Reporting System" (ACARS) según lo revelado ayer por el sitio web especializado Aviation Herald y confirmada su autenticidad por el "Bureau d'Enquetes et d'Analyses" (Bea), el cuerpo de investigación aeronáutica francesa.

Tres minutos, siete averías. A las 2:26, el copiloto Mohamed Mamdouh Assem observa en secuencia rápida dos primeras alertas. En el lado de la cabina en el que se encuentra, a la derecha,  el sensor de temperatura del "windshield" y de la "sliding window" indican sobrecalentamiento o  cortocircuito. Pocos segundos después se entiende la razón, se registra humo en uno de los baños.

En la cabina, se enciende la luz roja "Land asap" y mientras las máscaras de oxígeno caen, se inicia el sonido silbante que los pilotos, en su jerga, llaman "carga de caballería" y rezan por no tener que volver a escucharla.

A las 2:27, se enciende la alarma de humo en el compartimieento "aviónico" del Airbus, donde, obviamente, algo ha empezado a arder justo por debajo de la cabina, donde está el corazón del avión, con sus 36 computadoras y los circuitos que controlan cada maniobra. Perderlo no permite de ninguna manera que se mantenga en el aire una bestia de 30 metros y 73 toneladas. Y la alarma "el segmento aviónico se está quemando" se convierte en una certeza de las 2:28 a las 2:29, cuando uno de sus dos sistemas informáticos que proporcionan la interfaz entre los controladores y el sistema de vuelo automático deja de funcionar. Y luego se echa a perder uno de los tres softwares para el ajuste de los frenos de aire (que son los que permiten ajustar la velocidad de descenso).

Ya sabemos lo que ocurre poco después. Un giro de 90 grados hacia la izquierda y otro hacia la derecha, de 360 grados, cayendo el avión 8,000 metros en dos minutos. Sabemos que en este punto el cockpit, razonablemente, se llenó de humo. Que en la oscuridad de la noche en que vuela el Airbus ahora se le suma la cabina en tinieblas, donde no se ve nada. Si al menos un piloto estaba consciente todavía, se puede suponer que hizo un último intento desesperado de maniobrar con la palanca de mando (joystick) para el descenso; esto explicaría el ángulo de giro fuera de cualquier parámetro.

El origen del humo. El humo y el hecho de que el sistema ACARS haya continuado transmitiendo excluye en este punto la posibilidad de la explosión a bordo. Las cajas negras aclararán el origen del humo e incluso descartar la hipótesis (por el momento remota) de "condensación" causada por una descompresión súbita.

Así se decidirá si la tragedia del EgyptAir MS804 fue causada por las chispas de un cigarrillo que alguien fumó escondido en el baño, si fue un acto de sabotaje con material inflamable o un incendio en uno de los motores, como comentan fuentes  egipcias; por los vapores de combustible (sólo un precedente, el vuelo 800 de la TWA en julio de 1996), o un catastrófico cortocircuito del "corazón" del avión (de nuevo, sólo un caso anterior, el vuelo de Swissair 111 en septiembre de 1998). (Traducción Libertad de Expresión Yucatán)