jueves, 5 de mayo de 2016

mayo 05, 2016
MADRID / ESTAMBUL, 5 de mayo.- “¿Qué por qué he tomado esta decisión? La vida enseña muchas cosas, pero tengo mis principios que nunca he abandonado desde que dejé mis días académicos”, dijo Ahmet Davutoglu en la rueda de prensa de este jueves al anunciar que abandonaría la jefatura del partido y con ella su cargo de primer ministro a finales de mayo. Pero más que dimitir él, se ha visto forzado a renunciar.

“El presidente Erdogan se aseguró la dimisión de Davutoglu. Fue decisión de Erdogan en realidad, porque quiere un primer ministro que demuestre completa lealtad y obediencia y Davutoglu no encaja [en esas funciones]”, asegura Fadi Hakura, analista especializado en Turquía del think tank británico Chatham House, a EL ESPAÑOL.

Davutoglu resultó ser una piedra en el zapato para el camino emprendido por Erdogan hacia una Turquía presidencialista, con un cambio constitucional en la nevera que no termina de producirse porque su partido necesita el 60% de representación en el Parlamento para convocar un referéndum al respecto. Ahora mismo al AKP le faltan 13 diputados para ello, recuerda la agencia de noticias alemana DPA.

Hakura enumera tres aspectos concretos de la política de Davutoglu que no le gustaron a su presidente:

- liderazgo en las negociaciones del acuerdo con la Unión Europea sobre la crisis de refugiados;

- observaba la posibilidad de retomar el diálogo con el PKK;

- mostró cierta cercanía con Rusia.

Poco después de ser nombrado primer ministro en agosto de 2014, Davutoglu propuso un paquete de transparencia contra la corrupción que Erdogan no permitió que prosperara.

La palabra “democratator” resuena entre la oposición turca desde hace tiempo, fusionando democracia y dictador para definir a Erdogan. “Turquía ya no es una democracia. Yo prefiero utilizar la palabra 'democratator' para el presidente, democráticamente elegido pero un líder dictador”, dijo recientemente a EL ESPAÑOL el periodista Kerim Balci en una entrevista.

El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan está cada vez más solo, y por voluntad propia. Tras lo que parece ser una temporada de intensas presiones por parte del Erdogan, el que fuera su viejo aliado y amigo y cofundador del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), el Primer Ministro Ahmet Davutoglu, anunció su dimisión este jueves en la sede de esta formación en Ankara.

Ambos líderes acordaron la decisión tras una reunión a puerta cerrada el miércoles por la tarde en el Palacio Presidencial.

El traspaso de poderes tendrá lugar en un Congreso extraordinario del partido programado para el próximo 22 de mayo. Después de que el AKP consiguiera casi la mitad de los votos en las pasadas elecciones generales, el jefe del ejecutivo de Turquía se marcha después de los primeros seis meses de la actual legislatura. 


“El hecho de que mi mandato haya durado tan sólo cuatro años no es una decisión mía, sino una necesidad”, ha recordado en su discurso del jueves.

En cambio, Erdogan señalaba que se trataba de “una decisión personal”.

La salida del ejecutivo de Davutoglu ha confirmado la rivalidad de los últimos tiempos entre ambos políticos que, desde que Erdogan alcanzara la presidencia en 2014, han tenido que afrontar un deterioro en la seguridad del país. El aumento de células del Estado Islámico, el enfrentamiento contra la guerrilla kurda en el sureste o la entrada masiva de refugiados han sido algunos de los asuntos clave de los últimos dos años en Turquía.

Pero bien es sabido que los dos mantienen posturas muy diferentes en las relaciones con Europa. De hecho, uno de los asuntos que más tensión ha generado entre ellos es el Acuerdo de Readmisión con la Unión Europea para detener el flujo ilegal de migrantes y refugiados.

Un proyecto iniciado por Davutoglu que Erdogan, más crítico con la UE, veía con recelo. Así, el presidente, en varias ocasiones, subestimó los logros de su socio: “Cuando yo era primer ministro, se anunció que eso [la liberación de visado] ocurriría en octubre de 2016". "No entiendo por qué adelantarlo cuatro meses se presenta como un éxito”, afirmó. 

Pero lo que podría haber llevado a Davutoglu a tensar la cuerda en su relación con Erdogan habría sido su desacuerdo con el modelo presidencialista.
Así, su marcha del ejecutivo allanaría el camino para que Erdogan pueda cumplir su ambición política de convertirse en el único cabecilla del país y nombrar así a un jefe de gobierno más afín a su proyecto.

Entre los posibles sucesores de Davutoglu se barajan varios nombres, como el portavoz gubernamental, Numan Kurtulmus; el Ministro de Justicia, Bekir Bozdag; o el yerno del propio Erdogan, Berat Albayrak, actual Ministro de Energía.

La oposición ha calificado la salida del primer ministro como “golpe” de Palacio, según palabras de miembros del Partido Republicano del Pueblo (CHP) y del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), y como una estrategia diseñada para que Erdogan tenga más facilidades a la hora de crear una presidencia ejecutiva que sustituya al actual sistema parlamentario. Y así, formar un robusto sistema presidencial que le blinde del fraccionado panorama político que ha dominado el país desde los años 90. Sus oponentes lo conciben como una estrategia peligrosa destinada a satisfacer las ambiciones de Erdogan, tanto a nivel interno como regional. (María Torrens Tillack / El Español / Pilar Cebrián / El Confidencial)