domingo, 15 de mayo de 2016

mayo 15, 2016
WASHINGTON D.C., 15 de mayo.- Venezuela se desintegra con creciente rapidez, dijeron altos funcionarios de inteligencia de EEUU, en una crisis que la administración de Obama está observando cada vez con mayor preocupación, pero sin muchas posibilidades de influir de un modo que pueda afectar el resultado.

El presidente venezolano Nicolás Maduro, quien ya está pasando trabajo para mantener la electricidad de su país funcionando y sus tiendas abastecidas de los alimentos más básicos, enfrenta toda una serie de dificultades para prevenir una elección de destitución y frustrar a los acreedores que esperan lo que parece una mora inevitable de la deuda.

Dos altos funcionarios de inteligencia de EEUU, quienes hicieron declaraciones a un pequeño grupo de periodistas con la condición de no ser identificados, enfatizaron que la administración de Obama no está tomando medidas para ayudar a los enemigos políticos de Maduro, sino que sólo trata de evitar el colapso económico y una explosión social.

“No estamos apoyando a nadie en particular”, dijo uno de los funcionarios, refiriéndose a las frecuentes acusaciones de intromisión de EEUU por parte del ex presidente Hugo Chávez, quien murió en el 2013, y de Maduro.

Una manifestante sostiene un letrero con la palabra “Hambre” durante una protesta contra el gobierno venezolano, este sábado 14 de mayo en Caracas. Centenares de opositores se concentraron en la capital para exigir a las autoridades electorales que den celeridad a la solicitud de la activación de un referendo revocatorio que permita terminar con el mandato del presidente Nicolás Maduro. (MIGUEL GUTIERREZ / EFE)

“No se trata de que EEUU esté apoyando ningún tipo de resultado, aparte de que no haya una debacle económica o violencia social”.

Las opciones de Venezuela se hacen más sombrías cada semana, dijeron los funcionarios. Con una enorme pérdida de ingresos cruciales por concepto de exportación petrolera, el gobierno izquierdista y acérrimamente antiestadounidense de Maduro ha recortado las importaciones y recurrido a vender sus reservas de oro para mantenerse a flote.

Al mismo tiempo que agota agresivamente sus reservas, el gobierno de Maduro ha mostrado una disposición sorprendente de reducir aún más las importaciones y capear la escasez para cumplir con los pagos de su deuda y posponer la mora hasta el 2017.

Las importaciones se han reducido del punto más alto reciente de $65,000 millones en el 2012 a un nivel proyectado de alrededor de $21,000 millones este año, dijo el Eurasia Group, grupo de asesoría de riesgo político radicado en Nueva York, en un informe dado a conocer el jueves.

La escasez de artículos va de la cerveza al papel sanitario y los condones, y la indignación crece en Venezuela, donde las encuestas muestran que entre el 60 y el 70 por ciento de los venezolanos quieren a Maduro fuera de la presidencia. Los saqueos y los conflictos por la comida ocurren casi todos los días en alguna escala.

“Hay razones para preocuparse de que durante el verano, a medida que Venezuela siga poniendo los pagos de la deuda por encima de las importaciones, estos eventos puedan descontrolarse”, dijo uno de los funcionarios.

Maduro y su círculo más cercano están en una carrera contrarreloj. Si pueden hacer pagos de la deuda de entre $6 y $7,000 millones que recaen en gran parte en el cuarto trimestre del año, podrían prevenir una campaña de oposición a favor de una elección de destitución. Según las encuestas, el Partido Socialista Unido de Venezuela podría sufrir una derrota abrumadora.

De acuerdo con la Constitución, si Maduro pudiera mantenerse en el poder hasta el 10 de enero del 2017, entonces, incluso si fuera depuesto, el vicepresidente Aristóbulo Istúriz terminaría su mandato hasta el 2019 y mantendría al partido en el poder.

“Existe mucha presión para llegar al 2017 (y) evitar la destitución”, dijo uno de los funcionarios.

Los problemas, no obstante, van en rápida escalada. La producción de petróleo ha bajado a dos millones de barriles por día, y este mes la compañía gigante de servicios petroleros Halliburton Co., radicada en Houston, siguió los pasos de Schlumberger, otra importante firma con sede en Houston, reduciendo su actividad en Venezuela por no recibir pagos.

Si Venezuela cayera en mora con respecto a sus deudas, sus acreedores podrían llevarla a los tribunales para exigir la confiscación de sus activos en el extranjero. Eso podría incluir los activos de las subsidiarias de la gigante petrolera estatal, Petróleos de Venezuela S.A., tales como CITGO Petroleum Corp., la cual opera tres refinerías en Louisiana, Illinois y Texas. Alrededor de 5,600 gasolineras de marca CITGO en Estados Unidos, de propiedad y operación independiente, no serían afectadas directamente.

Aunque la administración de Obama está en conversaciones con los gobiernos de la región en busca de maneras de ayudar a Venezuela a evitar una crisis mayor, se ha mostrado profundamente renuente a asumir un papel más directo, según los funcionarios, en parte porque el gobierno de Maduro no parece dispuesto a tomar medidas para dar a la nación una base económica más sólida.

“Mientras más intervenga Estados Unidos, más seremos vistos como el problema”, dijo uno de los funcionarios. (Nuevo Herald)