miércoles, 18 de mayo de 2016

mayo 18, 2016
WASHINGTON D.C. / DÁVAO, 18 de mayo.- El presidente de EE UU, Barack Obama, felicitó al mandatario electo de Filipinas, Rodrigo Duterte, y destacó su interés en que la relación bilateral siga creciendo sobre la base de los principios y valores compartidos.

Obama habló por teléfono con Duterte y destacó la alta participación en las recientes elecciones celebradas en Filipinas, según detalló la Casa Blanca en un comunicado.

Asimismo, Obama enfatizó en la conversación con el presidente electo los “valores perdurables” que sustentan la “próspera alianza” entre EE UU y Filipinas, así como los lazos entre los dos pueblos y los “compromisos compartidos con la democracia, los derechos humanos, el estado de derecho y el crecimiento económico inclusivo”.
Rodrigo Duterte avisa a los criminales que los matará a todos para eliminar las escorias sociales. (AFP)

Los dos líderes coincidieron, además, en su “interés en que la relación continúe creciendo sobre la base de estos principios compartidos”, afirmó la Casa Blanca.

Una semana después de la celebración de las elecciones generales en Filipinas, la Comisión Electoral todavía no ha finalizado el escrutinio de los votos.

Sin embargo, y a falta de una proclamación oficial, Duterte es el claro ganador al haber logrado casi 16 millones de votos, 6 millones más que su inmediato seguidor, el ministro de Interior saliente Mar Roxas.

Duterte, prometió restablecer la pena de muerte y ordenar a las fuerzas de seguridad que disparen a matar, en su lucha contra el crimen.

(Antaño olvidada o ignorada, Dávao, localidad del sur de Filipinas, se ha convertido en el corazón político del archipiélago y congrega ahora a magnates, políticos y famosos que acuden a cortejar al hombre fuerte de la ciudad: el futuro presidente, Rodrigo Duterte.

Este abogado de 71 años, que logró una aplastante victoria en la elección presidencial del 9 de mayo, sigue siendo alcalde de esta polvorienta ciudad sureña, cargo que ha ocupado en los últimos 22 años.

Duterte, que sucederá el 30 de junio a Benigno Aquino, rehusó viajar a la capital, Manila -situada 1.000 kilómetros al norte-, obligando así a las personalidades que desean verlo a hacer el viaje hasta Davao, la Mal Amada.)

“Pediré al Congreso que restablezca la pena de muerte por ahorcamiento”, dijo Duterte en conferencia de prensa en Dávao, y afirmó que dará órdenes a las fuerzas de seguridad para que disparen a matar en asaltos contra el crimen organizado o contra quienes se resistan violentamente al arresto.

“Si hay alguien que se resista, o muestre una actitud violenta de resistencia, mi orden a la policía será disparar a matar. Disparar a matar al crimen organizado. ¿Escuchan esto? Disparar a matar contra todo crimen organizado”, insistió.

Agregó que militares expertos en disparar serán reclutados en esta campaña para matar a criminales.

¡Olvidad las leyes sobre los derechos humanos!”, profirió un vozarrón que se hizo eco en el país de las siete mil islas, al culminar su campaña electoral, precisando que la seguridad deriva prosperidad porque elimina el temor.

(Esa fue la receta que aplicó Li Kuan Yu en Singapur, país donde el crimen se paga con la muerte, y el chiclet es prohibido, y quien es sorprendido tirando uno en la calle, se le aplican 20 fuetazos y se deja ir.)

Duterte dijo que necesita que la pena capital –abolida en 2006 durante la presidencia de Gloria Arroyo– se vuelva a aplicar contra una variedad de crímenes, en especial drogas, aunque también violación, asesinato y robo.

Acusado de haber creado escuadrones de la muerte que han causado más de mil muertos, prometió erradicar la criminalidad en seis meses.

Otro Trump

Sus groserías y palabrotas y sus bromas de mal gusto sobre las violaciones, junto con su impulsividad (amenazó con romper con Sídney y Washington) han hecho que se le compare con Donald Trump, aspirante a la Casa Blanca.

En una ocasión dijo que 100.000 personas van a morir, y mucho de esos cuerpos deberían ser lanzados a la bahía de Manila para que los peces engorden alimentándose de ellos.

Duterte consideró “suficiente” haber presentado por escrito excusas al Papa por haberlo tratado de “hijo de puta”, e indicó que no irá al Vaticano como lo había anunciado para disculparse personalmente.

Consideró además que ese viaje “podría ser un ejercicio hipócrita”.

Duterte, electo el 9 de mayo con un programa populista y que durante la campaña hizo declaraciones escandalosas, había indicado el jueves que iría al Vaticano para presentar personalmente sus excusas al Papa.

Su portavoz, Peter Lavina, había declarado que se trataba de pedirle “perdón” a Francisco.

El presidente electo fue alcalde de la sureña ciudad de Davao durante más de 20 años y se aseguró el triunfo en las elecciones con una insuperable ventaja de 6,1 millones de votos sobre su rival más cercano, el candidato oficialista Mar Roxas.

Tres décadas después de la revolución que expulsó del poder al dictador Ferdinand Marcos, los detractores de Rodrigo Duterte advirtieron del riesgo de que su elección acarree una nueva época convulsa para Filipinas.

Duterte se refirió también a la pobreza y señaló que para acabar con ella hay que erradicar el crimen. Para ello hace falta saltarse una justicia ineficaz y corrupta y ordenar a la Policía la eliminación de los criminales. “¡Olviden las leyes sobre los derechos humanos!”, gritó en su último mitin.

Pese a tener une media de crecimiento económico anual de 6% en estos últimos años, más de un cuarto de la población sobrevive con ingresos por debajo del umbral de pobreza, es decir, la misma proporción que hace seis años.

Desde hace 30 años, el archipiélago ha sido dirigido, tanto a nivel local como nacional, por clanes familiares apoyados por importantes empresarios, un sistema que ha ahondado aún más las diferencias entre ricos y pobres. (EFE / AFP / hoy.com.do)