domingo, 29 de mayo de 2016

mayo 29, 2016
FRANCESCA DE BENEDETTI / La Repubblica

"Yo no encontraré paz: todos los días hago una gira por el infierno, mi memoria está clavada a aquel 6 de agosto de 1945. Pero la visita de Obama a Hiroshima trae paz a los que vendrán después de mí.". Junji Sarashina, de 87 años, sobreviviente de la bomba atómica, habla desde su casa en California. Hace muchas pausas y se disculpa: la emoción le rompe la voz.

Sarashina, usted nació en Hawai y vive en los Estados Unidos, el país que dejó caer la "Little Boy" cuando vivió de niño en Hiroshima. ¿Qué valor tiene para usted el gesto de Obama?

"Es una reconciliación, un paso histórico por la paz. A mi presidente decirle gracias: nos ha regalado una bella emoción a nosotros los "hibakusha".

De Obama, sin embargo, no hubo ninguna disculpa oficial. ¿Esperaba usted algo más?

"Japón en el 45 era el enemigo. Si Obama se hubiese disculpado, muchos estadounidenses no lo hubieran entendido. Él tiene que mantener unida a una nación. Rendir homenaje a las víctimas sigue siendo un gesto importante. No me salvará a mí, que de aquel día todavía llevo las marcas -un tumor en el estómago y demasiados recuerdos-, pero es un presagio de paz para las generaciones futuras".

¿Ha regresado usted a Hiroshima?

"Siete veces. Con la memoria, todos los días. De los recuerdos no nos liberamos."

¿Qué vio el 6 de agosto de 1945?

"Yo tenía 16 años, estudiaba secundaria. Junto con otros compañeros estaba trabajando en una fábrica de municiones a unos 3 km del epicentro de la bomba. De repente el mundo desapareció: la tierra, los edificios, todo se derrumbó y estaba en llamas. Mis compañeros que sobrevivieron tenían fragmentos de vidrio en la cara, estaban quemados. Y lo peor fue en otro lugar".

¿Vio lo peor?

"Sí, para volver a mi escuela atravesé una Hiroshima fantasma. Buscaba la calle en una ciudad donde ya no había calles: suelo arrasado. El puente estaba lleno de heridos y muertos. Me crucé al menos con seis mil desesperados. Un infierno en la tierra. Las enfermeras estaban peor que los pacientes. Madres y esposas venían a la ciudad en busca de sus seres queridos. No los encontraban ellos y regresaban sin tregua, un día tras otro. Lo atroz es que no sabían."

No sabían que los golpeó la bomba atómica. ¿Qué pensó que había sucedido?

"Pensé en una bomba. Ignorantes de la radiación, regresamos a la ciudad durante días. Mientras tanto, el enemigo sin color ni olor seguía golpeando. Después de menos de un mes, se les cayó el pelo a las madres y esposas; comenzamos a entender."

Usted es una víctima de la guerra, pero después entró en combate: usted es un veterano de Estados Unidos.

"No por elección:. me llamaron para luchar contra Corea. Usted sabe, los países son como las personas, tienen luces y sombras, y yo las he visto a ambas." (Traducción Libertad de Expresión Yucatán)