domingo, 29 de mayo de 2016

mayo 29, 2016
José Repetto

Si algo hay que reconocerle a cierta empresa californiana recientemente establecida en Mérida es su habilidad para lograr que la población e inclusive algunos medios le generen publicidad gratuita en las redes sociales.

Una manifestación en Mérida (foto: José Repetto / Archivo)

Como hemos informado, un chofer de dicha compañía, que brinda el servicio de transporte público vía aplicación, fue amenazado y agredido físicamente en días pasados por taxistas del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV). La agresión es innegable, pues fue documentada en fotografías y video por varios medios y ciudadanos. Las denuncias correspondientes han sido interpuestas y, al parecer, siguen su curso.

El incidente trajo consigo un mayor desprestigio para el sindicato de taxistas, el cual ha sido criticado por sus altas tarifas, el mal trato que dan muchos de sus choferes al usuario y su papel en los procesos electorales.

El día de ayer, el Gobierno del Estado presentó una iniciativa para reformar la Ley de Transporte y regularizar a las empresas que brindan el servicio vía apps; sin embargo, hay quienes desean que dichas compañías estén por encima de la ley y no paguen los mismos impuestos que tienen que cubrir los taxistas en regla.

A pesar de que ninguno de los funcionarios hizo mención de marca alguna, la mayoría de los medios locales titularon con el nombre de la empresa californiana, brindando a sus lectores información imprecisa, pues la reforma propuesta contempla a estas modalidades en general y no a una compañía específica.

Los defensores de estos servicios han señalado con argucias y argumentos legaloides que no brindan transporte público sino que son choferes privados. Sí, choferes privados que se estacionan cerca del aeropuerto a ver quién los llama.

La única diferencia entre el servicio de empresas como la californiana y un taxi tradicional es que a éste se le llama vía telefónica o parándolo en la calle y a aquel  a través de un programa para celular.

En redes sociales se ha difundido una marcha a celebrarse este día, en un lugar y horario que omitimos por tratarse de una marcha publicitaria para aumentar las ganancias de la empresa, por la cual ningún apoderado legal ni alto ejecutivo ha salido a dar la cara.

Decenas, tal vez doscientas o trescientas personas marcharán para defender los intereses de un negocio, las ganancias de una empresa que se estableció sin buscar regularizar su situación, creyéndose por encima de la ley, y a la que no le importó en lo más mínimo la integridad física de sus trabajadores.

Esta agresión es lo segundo mejor que le pudo pasar a la empresa californiana, siendo lo óptimo, obviamente, que hubiera un muertito o dos, lo cual habría multiplicado aún más sus ganancias.

Aquéllos que piensen ir, deberían preguntarse: ¿Les van a pagar por asistir? ¿Tan siquiera les van a dar un descuento sustancial? ¿Qué ganan? Tan siquiera que les den una torta y un jugo. Los medios "grandes" que promueven esta iniciativa ganarán en publicidad y, secundariamente para ellos, lectores; la empresa ganará clientes, quienes asistan simplemente serán peones, tontos útiles y carne de cañón para que terceros se llenen los bolsillos, tal como sucede en casi todas las "luchas sociales" en este país.

El que escribe sólo puede concluir con una reflexión, un comentario que me hicieron hace ya seis o siete años, en esa etapa de rebeldía mal encauzada donde uno cree que va a cambiar al mundo por participar en marchitas organizadas por mercenarios:

"A ellos (los organizadores) les pagan, a ti no te pagan".