viernes, 8 de abril de 2016

abril 08, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Ni modo: “deseo con todo corazón” que hoy estalle una revolución en México encabezada por los trabajadores  del campo y la ciudad que entierre para siempre el sistema capitalista, la explotación, la miseria, la desigualdad, pero no la veo venir; al contrario la veo muy lejos porque el poder nos sigue manipulando con sus métodos de dominación y pisándonos con firmeza. Mientras tanto no me ha quedado de otra que apoyar todos los movimientos sociales -aunque aislados y débiles- que surjan porque, si nunca me arrastré como gusano de joven, de viejo es muy  vergonzoso. Por ello busco luchas unitarias dentro del progresismo, aunque fueran transitorias.

2. Acabo de ver al dirigente de Morena firmar un compromiso con los profesores de la CNTE. Deseo que esta unidad no vaya a causar desunión en organización alguna y que al contrario –con reuniones muy reflexivas entre comisionados- se obtengan acuerdos firmes para luchar contra la privatización educativa. ¿Cómo responder a ese “babotas” secretario de Educación que busca entregar la educación pública a los grandes empresarios de México y de los EEUU? ¿Busca acaso despedir a medio millón de maestros para entregar saneada la empresa SEP? Por ello pienso –si no es posible en estos tiempos una revolución social, entonces hay que hacer algunas reformas que nos pusieran en el camino revolucionario.

3. Los únicos culpables de la mala educación o los retrasos educativos en México  han sido los gobiernos, los empresarios y el sistema capitalista que profundiza la desigualdad social. Los maestros solo han sido “correa de transmisión” de la ideología de la clase dominantes; simples obedientes desde hace 100 años de las órdenes e instrucciones que les ha llegado del gobierno y de la SEP desde 1921 que se fundó. Cuando apenas hace 30 o 40 años que los maestros han comenzado a darse cuenta de que sólo han sido repetidores de órdenes y han comenzado a pensar y rebelarse, entonces aparece el gobierno y sus represores para someter a los maestros.

4. Si la CNTE y Morena de López Obrador se abrieran –no para hacer una revolución ahora, sino para frenar el fascismo caliente de los gobiernos- sería el inicio de otros acuerdos unitarios. Acabo de leer sobre la división de la CTM en 1937 que determinó la entrega total de la Confederación a Lombardo y Velázquez por un error estratégico de Campa y Laborde, así como de la “unidad a toda costa” del Brawderismo. En fin. La bronca es que en política tenemos que ser muy visionarios para evitar los engaños, pero no podemos paralizarnos frente a una clase dominante que se vale de todo. Desde 1977 no he pertenecido a partido alguno, pero pienso que pueden hacerse alianzas entre cercanos progresistas para derrotar a los enemigos.

5. Está bien: hay que luchar con el objetivo de una revolución anticapitalista; pero es necesario inscribir estrategias en las batallas sociales que permitan encaminar a las masas hacia esos rumbos. Obviamente cualquier lucha salarial sin buscar cambios profundos es economicista; cualquier protesta social en la calles olvidando el desarrollo de la conciencia social, es una simple protesta; pero si siempre estamos pensando en enterrar este sistema consolidando continuidad en nuestras batallas, muy pronto las cosas pueden acelerar las luchas de clases que pongan a temblar este sistema de dominación. Por ello hay que aglutinar muchas fuerzas.

6.  Después de dos gigantescos fraudes -2006 y 2012- López Obrador ya debió aprender que en la clase dominante no hay que tener ninguna confianza. Que como se dice popularmente éstos “tiran a matar” a cualquier opositor que consideran serio y les puede descomponer su fiesta sexenal. La consigna obligatoria es que no llegue López Obrador  a la Presidencia y para ello el gobierno y el empresariado debe hacer hasta lo imposible porque son las órdenes del imperio de los EEUU. AMLO no necesita más giras y más mítines; lo que debe hacer es firmar todos los compromisos posibles con los trabajadores, los sindicatos, los ciudadanos, a fin de realizar un trabajo conjunto de concientización para reducir las calumnias de los enemigos.

7. Ese tipo de trabajo de “firma de compromisos” a partir de las demandas de cada organización, es necesario y urgente entre la Coordinadora (CNTE), los zapatistas regados en todo el país, los electricistas del SME, los mineros, telefonistas, trabajadores del IMSS, burócratas, así como otros cientos de organizaciones ciudadanas que deberían convertirse en activistas. Hay que desatar grandes protestas en todo el país, así como concentraciones y manifestaciones que paralicen las ciudades. Esto es posible si se aceleran acuerdos de unidad y lucha a partir de demandas concretas. En estos los lópezobradoristas y la CNTE puede jugar un papel fundamental. (8/IV/16)