domingo, 24 de abril de 2016

abril 24, 2016
VATICANO, 24 de abril.- El Papa Francisco dijo esta mañana a más de 60,000 adolescentes que “el amor es el documento de identidad del cristiano, es el único ‘documento’ válido para ser reconocidos como discípulos de Jesús” y recordó que la “felicidad de ustedes no tiene precio”.

“Su felicidad no tiene precio y no se negocia; no es un ‘app’ que se descarga en el teléfono móvil: ni siquiera la versión más reciente podrá ayudaros a ser libres y grandes en el amor”.

Francisco presidió esta mañana en la Plaza de San Pedro del Vaticano la Santa Misa con motivo del Jubileo de los Adolescentes, uno de los eventos más destacados del Año Santo de la Misericordia.

En su homilía, el Papa ofreció algunos consejos para ser verdaderos discípulos del Señor y les animó a ser libres y no caer en manos del consumismo y del afecto desordenador. 

En la homilía, Francisco dijo a los adolescentes: Su felicidad no tiene precio y no se negocia; no es una “app” que se descarga en el teléfono móvil: ni siquiera la versión más reciente podrá ayudarles a ser libres y grandes en el amor. La libertad es otra cosa.

 “Ante todo, amar es bello, es el camino para ser felices. Pero no es fácil, es desafiante, supone esfuerzo”, reconoció ante ellos. “¿Dan ustedes gracias al Señor todos los días?”, preguntó después. “Aun cuando nos olvidemos, Él se acuerda de hacernos cada día un regalo especial. No es un regalo material para tener entre las manos y usar, sino un don más grande para la vida. Nos regala su amistad fiel, que no la retirará jamás. Además, si tú lo decepcionas y te alejas de él, Jesús sigue amándote y estando contigo, creyendo en ti más de lo que tú crees en ti mismo”.

Sobre el afecto, el Santo Padre les dijo: “a su edad surge en vosotros de una manera nueva el deseo de afeccionaros y de recibir afecto. Si van a la escuela del Señor, les enseñará a hacer más hermosos también el afecto y la ternura”.

“Les pondrá en el corazón una intención buena, esa de amar sin poseer: de querer a las personas sin desearlas como algo propio, sino dejándolas libres. En efecto, siempre existe la tentación de contaminar el afecto con la pretensión instintiva de tomar, de ‘poseer’ aquello que me gusta”.

En relación a la cultura del consumismo, el Papa indicó que refuerza esta tendencia. “Pero cualquier cosa, cuando se exprime demasiado, se desgasta, se estropea; después se queda uno decepcionado con el vacío dentro. Si escuchan la voz del Señor, les revelará el secreto de la ternura: interesarse por otra persona, quiere decir respetarla, protegerla, esperarla”.

 Francisco les habló también de la libertad, consciente de que “en estos años percibís también un gran deseo de libertad”. “Muchos les dirán que ser libres significa hacer lo que se quiera. Pero en esto se necesita saber decir no. La libertad no es poder hacer siempre lo que se quiere: esto nos vuelve cerrados, distantes y nos impide ser amigos abiertos y sinceros; no es verdad que cuando estoy bien todo vaya bien”.

“En cambio, la libertad es el don de poder elegir el bien. Es libre quien elige el bien, quien busca aquello que agrada a Dios, aun cuando sea fatigoso. Pero sólo con decisiones valientes y fuertes se realizan los sueños más grandes, esos por los que vale la pena dar la vida”.

En definitiva, “desconfíen de quien les quiera hacer creer que son valiosos cuando se hacen pasar por fuertes, como los héroes de las películas, o cuando llevan vestidos a la última moda.

Antes de concluir, el Papa explicó que “el amor es el don libre de quien tiene el corazón abierto; es una responsabilidad bella que dura toda la vida; es el compromiso cotidiano de quien sabe realizar grandes sueños. El amor se alimenta de confianza”. (ACI)