sábado, 12 de marzo de 2016

marzo 12, 2016
BARCELONA, España, 12 de marzo.- Los líderes del Estado Islámico (EI, IS, ISIS o Daesh) han hecho de la esclavitud sexual todo un ritual. Para que el comercio sexual siga funcionado, los yihadistas han sometido a sus víctimas a agresivos controles de natalidad, con el fin de que puedan seguir manteniendo relaciones sexuales.

J., vendida al gobernador del ISIS de Tal Afar, Irak, recibía inyecciones mensuales de anticonceptivos. (Lynsey Addario para The New York Times)

Así lo han afirmado a The New York Times más de tres docenas de mujeres que recientemente se escaparon del Estado islámico. Las jóvenes describen los numerosos métodos de los combatientes utilizan para evitar el embarazo, incluyendo los anticonceptivos orales e inyectables, y a veces ambos. También aseguran que, en más de una ocasión, fueron forzadas a tener abortos con el fin de hacerlas disponibles para tener sexo.

Píldora obligatoria

”Todos los días, tuve que tragar una pastilla en frente de mi abusador. Él me dio una caja por mes. Cuando se me acababa me daba otra y cuando me vendían de un hombre a otro, la caja de pastillas se venía conmigo “, ha denunciado una de las chicas en la citada entrevista.

Las víctimas han asegurado que sabían que iban a ser vendidas cuando las enviaban a hacer una muestra de orina en el hospital. Los yihadistas las enviaban con el fin de detectar la hormona hCG, cuya presencia indica el embarazo. Si el resultado era positivo les pegaban una paliza y luego las comerciaban. (La Vanguardia)