domingo, 13 de marzo de 2016

marzo 13, 2016
MÉRIDA, Yucatán, 13 de marzo.- Con motivo del Día Internacional del Inmigrante Libanés, sus descendientes en Mérida dejaron una ofrenda floral a los pies de la estatua del migrante y celebraron una misa por la ocasión.

Discurso de Javier Mir. A su izquierda, el párroco de Nuestra Señora del Líbano; Sergio Abraham Rodríguez, vicepresidente del Club; Fadia Mir, reina y Janette Becil Dájer, presidenta del Comité de Damas

Javier Mir Dáguer, presidente del club, recordó en breve discurso cómo, a raíz de la Ocupación Otomana, muchos ciudadanos libaneses dejaron a sus padres y hermanos, saliendo en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida.

"Buscaban un lugar donde pudieran trabajar y que con el fruto de ese trabajo pudieran comer y vestir, así de simple. Algo a lo que cualquier ciudadano de cualquier país aspiraría, pero que no alcanzaría en su tierra", dijo.

Mir mencionó cómo este proceso dividió a mucha familia, tanto por quienes se quedaron en el Líbano como por aquellos que no llegaron al mismo país.

Destacó el caso de quienes llegaron a México a través de Veracruz y, de éstos, algunos viajaron por barco a Progreso y, finalmente, llegaron a Mérida.

En octubre del 2000, recordó, la Comunidad de Ascendencia Libanesa en México pidió al Parlamento Libanés la institución del Día Mundial del Emigrante Libanés, que actualmente se celebra el segundo domingo de marzo de cada año donde haya descendientes de migrantes.

Esto, señaló, es un homenaje a los valientes hombres y mujeres que al encontrar tierra fértil fuera de su país supieron aprovecharla.

"Aplicando su talento y su trabajo, forjaron ese futuro con el que soñaban y que nosotros hoy disfrutamos en nuestro presente", comentó.

El presidente del Club también hizo mención de lugares como la Avenida Líbano, el monumento que la anuncia, el club y la estatua al emigrante, en su interior, al igual que los logros de los líderes y sociales de su comunidad, entre quienes se encuentran empresarios, profesionistas, filántropos, policías, funcionarios y deportistas.

"Hoy afirmo que ignorar cómodamente la odisea de la migración libanesa y los valores que con ella trajeron sus personajes es negarnos a nosotros mismos, es tirar al basurero la esencia que traemos dentro, es eliminar los conceptos que explican nuestra forma de ser, de actuar, de vivir y de relacionarnos con los demás. La historia de los hombres y mujeres cuyos nombres han quedado grabados para la historia en las placas que se encuentran alrededor de este monumento es lo único que nos puede explicar quiénes somos realmente", dijo.

Finalmente, Mir Dáguer llamó a la comunidad libanesa a permanecer unida:

"De nada sirve ser y no pertenecer. Yo les invito a seguir cerca los unos de los otros, a seguir apoyando con su presencia y participación las actividades que desarrollamos e invitar a otros a sumarse y así conservar viva para sus hijos y nietos la historia de sus padres y abuelos. Y así mantener vivo el legado del Emigrante Libanés".

Tras la misa, los asistentes convivieron en el atrio de la iglesia de Nuestra Señora del Líbano. (José Repetto)