sábado, 5 de marzo de 2016

marzo 05, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Brasil es un poderoso país: el segundo en habitantes en América, el cuarto en el mundo y el quinto en extensión territorial; en América Latina es obviamente el primero, seguido por México y Argentina. En una verdadera molestia para los intereses de EEUU porque además decidió Brasil aliarse con Rusia, India, China y Sudáfrica para conformar el grupo BRICS que busca ser un muy poderoso bloque económico y político que compita en serio con los EEUU. Por ello, a pesar de que los gobiernos de Inacio Lula y Dilma Rousseff han adoptado posiciones de centro izquierda o socialdemócratas, el imperio y la derecha empresarial brasileña han buscado bloquearlos y de ser posible nulificar a esos dos gobiernos del Partido de los Trabajadores que se iniciaron en 2003.

2. Durante los primeros cuatro años de gobierno de Roussett (2011-14) no fue boicoteada, pero después de su reelección para un segundo periodo (15-18) comenzaron las acusaciones y las manifestaciones pidiendo su dimisión. Lula, con toda su experiencia y fuerza ha respaldado a su compañera Dilma e, incluso, ha declarado que será nuevamente candidato presidencial provocando la reacción violenta de sus enemigos dando lugar a que sea detenido (como si fuera un delincuente por cuatro horas para que declarara ante el juez que lo acusa). Lula no sólo ha salido bien librado sino que parece haberle ayudado esa violenta detención, como propaganda a su candidatura. Aunque ideológicamente soy antipoder y antigobiernos, comprendo Brasil.

3. Recuerdo que Hugo Chávez que se desenvolvía con enorme libertad y que sus discursos llevaban a posiciones radicales, fue el primer motor para que se enterrara el ALCA en 2005 en la reunión de Argentina con Néstor Kirchner, Inacio Lula y otros, poniendo a México y Fox –defensor a ultranza del imperialismo- en el peor ridículo. Sin embargo tanto Kirchner como Lula manifestaban sus desacuerdo con el radicalismo de Chávez que siempre fue el que movía a todos. En México la ultraderecha difundía que López Obrador era igual que Chávez, cuando los analistas pensábamos que AMLO era mucho más parecido a Lula. ¿A qué obedecía esa diferencia de posiciones entre Chávez/Kirchner y Lula/Morales? Obvio: al pensamiento y a las características de cada país.

4. Parece que Chávez fue siempre el acelerador y sus amigos –además de apoyarlo- jugaban un poco al freno. Chávez no era ningún marxista militante, pero no dejó nunca de reconocer la ideología y levantar el socialismo. Lula, al ser candidato presidencial en cuatro ocasiones, nunca dejó de ser reconocido por los gobierno de la burguesía brasileña, como la oposición por real. Al pensar en estas cosas no puedo mandar todo al carajo y cerrar los ojos y oídos. Quisiera para México y el mundo un autogobierno y una sociedad completamente igualitaria y libre, pero si ello sigue siendo una utopía porque somos débiles y la burguesía y el imperialismo fuertes, por lo menos me conformaría con el motor de Chávez y la negociación de Lula.

5. Me parece terrible continuar en México con estos gobiernos asesinos y ladrones del PRI y el PAN, junto a los partidos pegotes; es seguir viviendo sin esperanzas de cambios en beneficio de los trabajadores. Me dirían que ni Chávez en Venezuela, ni Lula en Brasil pudieron realizar cambios importantes que no sean muy por arribita; que mientras no hayan gigantescos movimiento masivos en la calles, las fábricas y los campos, nada podrá transformarse. Y pienso que tienen razón; pero Venezuela y Brasil, Argentina y Ecuador, están hoy más movilizados y el pueblo más atento que hace 15 años con gobiernos totalmente burgueses y pro imperialistas. Lo que no podemos decir de México que no sólo está en profunda crisis económica sino también del movimiento social.

6. Hay que analizar y discutir –cosa que hace décadas venimos haciendo con poco rigor- de cómo ponernos junto al pueblo en las calles y plazas. Hay que estudiar las experiencias de Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Nicaragua, etcétera para ver lo que se ha hecho y cuáles han sido las fallas. Yo podría pensar como en 1973 con Allende de que “no se entregó armas al pueblo” y que Allende fue muy complaciente o muy ingenuo con la burguesía y el imperialismo; pero no es nada fácil hacerlo con un poderoso aparato de vigilancia imperial. Para no caer en otros simplismos tenemos que estudiar la estrategia militar de los gobiernos de EEUU hacia el mundo y América Latina para saber cómo se preparan las intervenciones y los golpes con Obama y su sucesor.

7. El ascenso de la ultraderecha en Argentina, los golpes a Lula y Dilma en Brasil, la derrota de Evo Morales en Bolivia, la “apertura” en Cuba, forman parte de una estrategia global de recuperación del control de los EEUU. Obama, el premio Nobel de la Paz- con su carita negra pero gobernando como blanco- ha logrado lavar un poco la desconfianza y el desprestigio que sufrió EEUU con Bush y gobiernos anteriores. Pero no ha dejado Obama de estar al servicio de los guerreristas del Pentágono yanqui. A veces pienso que con López Obrador –si continuara con sus movilizaciones, con sus discursos de confrontación e hiciera alianzas con la CNTE, el zapatismo, los electricistas- se podrían movilizar las casas; pero él más que a Chávez sigue pareciéndose más a Lula. (5/III/16)