sábado, 5 de marzo de 2016

marzo 05, 2016
MADRID, España, 5 de marzo.- 'La cana engaña; el diente miente; la arruga, no deja duda'. Lo que no dice el refrán de las canas es que tienen su origen en un gen -IRF4- que nunca antes se había relacionado con la aparición de cabellos blancos en el ser humano. Por primera vez, un estudio en la revista Nature Communications ha localizado la región del genoma responsable del encanecimiento del cabello.

El hallazgo ha sido posible gracias a una amplia muestra con más de 6.000 individuos latinoamericanos que estudia desde hace años el origen genético de ciertos rasgos físicos. Como explica a EL MUNDO el profesor Andrés Ruiz-Linares, especialista del University College de Londres (Reino Unido), los resultados que ahora se publican son los que hacen referencia al cabello (su forma, color...), pero también a la barba, cejas y vello facial.

Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional.

"Ya se habían publicado estudios en gemelos que mostraban que existe un componente genético en la aparición de las canas", explica Ruiz-Linares, "pero curiosamente nunca se habían identificado genes específicos".

En este sentido, el profesor colombiano explica que el gen descubierto, IRF4, está implicado en la regulación de la respuesta inmune del organismo. "Es un gen muy conocido por los inmunológos", explica el investigador. Sin embargo, como coinciden los dermatólogos firmantes del trabajo, no existen datos suficientes que permitan sostener la creencia popular de que el estrés produce canas.

El trabajo, prosigue Ruiz-Linares, también descubrió que esta variante genética era más común en los individuos rubios. "Este color del cabello es prácticamente exclusivo de Europa", indica, "y son también los europeos quienes suelen ver aparecer las canas a una edad más temprana [unos 10 años antes de media que, por ejemplo, los latinoamericanos]. Por ejemplo, algunos estudios antropológicos han observado algunas poblaciones indígenas americanas que no encanecen nunca".

En el estudio de 6.000 lationoamericanos con ancestros de origen muy diverso (europeo, africano o amerindio) ha colaborado también un equipo de la Universidad de Oviedo dirigido por Carlos López Otín, aunque como él mismo explica, su participación se ha limitado a la parte más técnica del trabajo.

De los seis genes asociados al color del cabello, IRF4 fue el único asociado a las canas, concluyen los investigadores, que se plantean ahora estudiar su relación con la regulación de la melanina, el pigmento que determina el color del pelo, pero también de la piel y los ojos de cada individuo.

Las conclusiones no han permitido observar diferencias significativas en la aparición de canas entre hombres y mujeres, pero sí arrojan nuevos datos sobre los genes responsables del color y forma del cabello o la barba y las cejas.

Por ejemplo, el gen EDAR no sólo está asociado a la densidad de la barba, sino también al pelo lacio o la morfología de la oreja ("es un gen que afecta a muchos rasgos de nuestro aspecto físico"); mientras que PAX3 aumenta las posibilidades de que un individuo sea cejijunto. FOXL2, por su parte, incluye en el grosor de nuestras cejas y PRSS53 aumenta las probabilidades de tener el pelo rizado. "Sorprendentemente, las enormes diferencias físicas entre individuos están determinadas por muy pocas variantes genéticas", apunta Ruiz-Linares, "porque un solo gen puede tener un espectro fenotípico muy amplio".

Los investigadores reconocen que sus hallazgos tienen aplicaciones sobre todo en el campo de la medicina forense y la cosmética, pero Ruiz-Linares señala que también podría tener alguna implicación médica. "Sabemos, por ejemplo, que algunas enfermedades cardiovasculares se asocian a ciertos rasgos físicos, como la aparición de canas". Por eso, añade, quizás los nuevos genes descubiertos puedan arrojar nuevas pistas sobre éstas y otras patologías. "La ciencia del envejecimiento ha estado muy centrada hasta ahora en las patologías, tal vez por eso antes no se habían descubierto otros genes relacionados con la aparición de canas y otros rasgos físicos". (María Valerio / El Mundo)