lunes, 15 de febrero de 2016

febrero 15, 2016
EL CAIRO, Egipto, 15 de febrero.- Hasta cuatro misiles han caído sobre un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras en el pueblo de Maarat al Numan, en la provincia norteña siria de Idlib. La clínica no resistió los dos ataques que con unos minutos de diferencia zarandearon su esqueleto y terminó reducida a escombros en una jornada sangrienta en la que los bombardeos alcanzaron otros tres centros médicos y dos escuelas respaldadas por Unicef.

Según la ONU, al menos 50 personas murieron en unos ataques que se registraron en zonas que sobrevuela la aviación de Damasco y Moscú. "Fueron aviones rusos los que golpearon el hospital de Médicos Sin Fronteras", denuncia Raed Fares, un activista de la zona, en conversación con EL MUNDO.

Casi 50 personas perdieron la vida este lunes bajo las bombas que impactaron en tres hospitales sirios diferentes y una escuela que alojaba a familias desplazadas por la violencia.
"Tenemos walkies-talkies e interceptamos la conversación del piloto con la base. Era ruso. Sus ataques aéreos provocan una destrucción mayor que la de la aviación de Bashar Asad y sus aparatos vuelan durante todo el día sin importarles las condiciones meteorológicas", comenta Fares con la imagen nítida del hospital despedazado por el plomo.

"Han quedado en pie -detalla- algunas paredes pero nada más. El ataque dejó cuatro mártires. Con el paso de las horas la cifra se ha elevado a 11. No hemos podido identificar a una de las víctimas porque no hemos hallado suficientes restos de su cuerpo". Además, una treintena de personas resultó herida. Entre los fallecidos, el activista reconoció el cuerpo del médico Ammar Hallak, un viejo amigo. "Solíamos hablar de nuestra revolución. Estábamos de acuerdo en que nuestro pueblo está luchando contra el terrorismo de Asad y los islamistas", relata Fares.


Tras el desconcierto inicial, Médicos Sin Fronteras (MSF) culpó también a Moscú de demoler una instalación que disponía de 30 camas y en la que 54 profesionales prestaban asistencia a unos 40.000 habitantes de un área controlada por la brigada 13 del moderado Ejército Libre de Siria.

"El autor del ataque es claramente el Gobierno sirio o Rusia", declaró el presidente de la organización gala Mego Terzian. El pasado martes una clínica apoyada también por MSF fue golpeada en la provincia sureña de Deraa.

Otros tres centros sufrieron los estragos de unos bombardeos cuya responsabilidad negó Moscú. Al menos tres personas murieron y otras seis resultaron heridas en el Hospital Nacional, ubicado también en Maarat al Numan.

El resto de las acometidas se registraron a unos 100 kilómetros al norte, en Azaz, una villa de la provincia de Alepo cerca de la frontera turca en cuyos alrededores avanzan las tropas gubernamentales -desde el sur- y las milicias kurdas -desde el oeste-. Allí, uno de los blancos fue el hospital materno infantil.

Un vídeo divulgado por internet muestra a tres recién nacidos que, confinados en las incubadoras, lloran en una estancia plagada de equipamiento despedazado por el bombardeo. El plomo también se cebó con dos escuelas cobrándose 14 vidas. Uno de los colegios era usado como albergue por las familias que huyen de la contienda.

La cadena de ataques aéreos cosechó la reprobación inmediata de Ankara, que -a pesar de las llamadas de sus socios de la coalición internacional liderada por EEUU- se niega a suspender sus propios bombardeos sobre los kurdos. Desde Kiev, el "premier" turco Ahmed Davutoglu acusó a Rusia de comportarse "como una organización terrorista" y advirtió de que, si mantiene el desafío, se enfrentará a "una respuesta firme".

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, la aviación rusa ha segado la vida de 1.400 civiles desde el inicio de su campaña a finales del pasado septiembre. "Destruir infraestructuras como los hospitales está en consonancia con la estrategia del régimen sirio de tratar de derrotar a las poblaciones de las zonas controladas por los rebeldes hasta despoblarlas", apunta a este diario el analista Ayman al Tamimi.

"Al final -agrega- no hay duda de que el único modo que tiene el régimen para mantener el territorio recién conquistado en el norte es mediante una despoblación sustancial". Precisamente ayer fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores ruso citadas por la agencia de noticias Interfax precisaron que los bombardeos continuarán en los alrededores de Alepo incluso si entra en vigor el incierto alto el fuego pactado por Washington y Moscú en Munich que debería comenzar a fines de esta semana.

En Maarat al Numan, bajo el zumbido perenne de los aviones, la tregua se antoja un horizonte remoto. "Cruzan el cielo a todas horas. A veces se pueden ver 8 aparatos al mismo tiempo. No hay lugar seguro", confiesa Fares. "Han comenzado a destruir los centros médicos porque están preparando el asalto definitivo a Idlib. Si los rusos siguen atacándonos de este modo, pronto no quedará nadie aquí y todos nos habremos marchado a Europa", maldice.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha condenado a través de su portavoz esos ataques, que suponen una "violación de la ley internacional". También el Departamento de Estado de EEUU se ha sumado a la repulsa. (El Mundo / El Periódico de Catalunya)