jueves, 11 de febrero de 2016

febrero 11, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Me gustó la palabra “Nicodemo” que significa un acuerdo de paz entre los que se odian o, por lo menos, no quieren que se les vea juntos en público. Se explica que Nicodemo era un “fariseo que se acercaba a Jesús de noche (de ahí el término nicodemo, "el que viene de noche"). Desde hace muchos años yo le llamaba “valores entendidos” cuando el gobierno reprime poco y los luchadores sociales presionan poco; otros le llaman "modus vivendi": un modo de vivir, en el que el Estado renunciaba a la aplicación de su ley y la Iglesia renunciaba a exigir sus derechos. Pienso que esa relación han vivido –por 150 años- esas instituciones en México a pesar de que en 1859 en las Leyes de Reforma juarista, se decretó la separación de la Iglesia y el Estado.

2. Sin embargo, a pesar de esa diplomacia de “modos vivendi”, ha habido momentos extremadamente violentos como sucedió en la llamada Guerra Cristera de 1926-29 que se desató en los estados de Michoacán con 12,000 combatientes; Jalisco con 10,000; Zacatecas.- 5,400 combatientes; Guanajuato y Querétaro con 4,000 combatientes, así como en unos 10 estados más principalmente del centro del país. Sobre esa guerra, con investigaciones y libros, se sigue dividiendo radicalmente la opinión pública: los católicos culpando al gobierno de Plutarco Elías Calles (1924-28) y los gobiernos liberales culpando a la Iglesia por oponerse a la Revolución y a la Constitución de 1917. Sin embargo lo peor fueron las muertes de más de 50 mil campesinos que se enfrentaron por ambos bandos.

3. ¡Qué difícil para los estudiosos meterse en este asunto de los cristeros! El investigador Jean Meyer por ejemplo apunta en su libro La cristiada, que el conflicto con la Iglesia en México devino en enfrentamiento en tres ocasiones: con los Borbones en 1810; con Lerdo de Tejada, el sucesor de Benito Juárez, en 1874; y con Calles en 1926. Con los Borbones, los jesuitas fueron expulsados en 1767, y en 1799 se canceló la inmunidad judicial de los clérigos. También en otro momento se mete en este asunto a Vasconcelos, Gómez Morín y Lombardo Toledano dentro de lo que serían los Sinarquistas que devinieron luego en creadores y fundadores del PAN en 1939; precisamente, 10 años después en que el embajador Morrow, del gobierno yanqui de Coolidge, intervino para la firma de la paz entre Iglesia y gobierno.

4. William F. Wertz y Carmen Moreno escriben: “Aquí documentaremos cómo los sinarquistas adiestrados por jesuitas, jalaron los hilos de la insurrección cristera, el levantamiento armado supuestamente "católico" que se llevó a cabo de 1926–1929 para derrocar al Gobierno mexicano. El sinarquismo en sus diversas formas es una ideología totalitaria, supuestamente diseñada para contrarrestar la "anarquía", imponiendo dictaduras fascistas. Los mismos sinarquistas que dirigieron la guerra cristera formaron la Unión Sinarquista Nacional de México en 1937, y al PAN. La propia Unión Nacional Sinarquista estaba dirigida por los nazis, a través de la Falange Española”. ¿Puede hacerse a un lado acaso la escena internacional que se preparaba para una segunda guerra mundial?

5. El presidente Calles propuso un nacionalismo nuevo, en el cual los ciudadanos no deberían lealtad a nadie más que al propio Estado. Buscó crear una Iglesia Nacional en 1925 con apoyo de los obreros de la CROM: una Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM) para seguir la misma doctrina católica pero sin relación alguna con el Papa. La confrontación -que se agudizó desde1911 con la Revolución, luego en 1917 y con el ascenso del grupo Agua Prieta o Sonora en 1920- era brutal. La Revolución comenzó a radicalizarse con Obregón-Calles y ya para la Iglesia era insoportable. ¿Puede olvidarse que Obregón fue asesinado en 1928 en un banquete por su triunfo electoral para ser nuevamente presidente de la República por dos radicales católicos que así cumplieron con su religión?

6. El Papa era Pío XI quien publicó en 1932-33 tres encíclicas dedicadas a criticar a los gobiernos de Elías Calles de México, así como a la Alemania Nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini por sus políticas anticatólicas. Pero no debe olvidarse que Pío XI ha pasado a la historia principalmente por la "Conciliación" entre la Santa Sede y el Estado italiano que tuvo lugar durante su papado. El gobierno de Benito Mussolini (primer ministro del rey Víctor Manuel III) había dado muestras de acercamiento a la Iglesia y dio solución al Tratado de Letrán en 1929. También firmó el Papa un Concordato con Hitler en 1933, pero éste no le salió al Pío XI como quería. Así que el fin de la Guerra Cristera con la participación directa del gobierno de los EEUU fue importante porque el mundo entraba a la más grande crisis económica mundial (1929-33) de entonces. (11/II/16)