martes, 16 de febrero de 2016

febrero 16, 2016
MORELIA, Michoacán, 16 de febrero.- La desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa protagonizó durante unos breves pero significativos instantes la espera a Francisco con una cuenta del 1 al 43 en el estadio de Morelia (Michoacán), donde el papa ofició una misa con sacerdotes, religiosos y
seminaristas.

Mientras aguardaba la llegada de Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, el público congregado en el estadio Venustiano Carranza -unas 20 mil personas- se entretenía ensayando cánticos y lemas dedicados a Francisco. Pero en mitad de estas dinámicas, cuando quedaban unos 40 minutos para que Francisco arribara, el maestro de ceremonias rogó oraciones por las familias, los sacerdotes y las vocaciones y, a continuación, pidió un minuto de silencio por "los 43".

Tras unos segundos de silencio, se empezó a corear la cuenta del 1 al 43, la cual fue acompañada por los golpes de batería de los músicos que estaban animando la espera.

El Papa en Morelia. (AFP)

En un principio, el presentador pidió el minuto por "los 49", lo que hizo pensar a varios de los asistentes que se refería a los reos fallecidos en el motín sucedido el pasado jueves en el penal de Topo Chico (Nuevo León).

Sin embargo, el presentador rectificó al momento, confirmando que el silencio se guardaría por los 43 estudiantes que desaparecieron el septiembre de 2014 en el sureño estado de Guerrero a manos de policías y miembros del crimen organizado.

El posible encuentro del papa con los familiares de los 43 jóvenes, si bien no ha llegado a producirse, se convirtió en una cuestión recurrente en los días previos a la llegada del papa, tanto que el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que se estaba presionando a Francisco.

"El papa habla con todos con gran compresión y cercanía, con todos los que sufren violencia. Él tiene en su corazón a cada uno de ellos, es consciente de la tragedia de los 43 y de muchas tragedias de otras personas que sufren", señaló.


El único gesto directo hacia los familiares fue la reserva de tres lugares en la misa que Francisco celebrará en Ciudad Juárez (en el fronterizo estado de Chihuahua), en la que se recordará a las víctimas de la violencia; una invitación que los padres de Ayotzinapa rechazaron.

Retrato viviente

Más de mil jóvenes y adultos morelianos recibieron esta mañana al papa Francisco con la creación de un retrato viviente con su rostro y una leyenda que le dio la bienvenida a la capital michoacana.

En punto de las 09:15 de la mañana cuando el helicóptero que trasladó al jerarca católico, luego de su aterrizaje en el aeropuerto de Morelia, sobrevoló las instalaciones del recinto ferial y en medio de un ambiente de jovialidad y camaradería, los participantes se coordinaron para realizar una réplica del rostro del Papa.

Desde las alturas, el obispo de Roma saludó con una sonrisa a las miles de personas que participaron en la formación de este retrato; el helicóptero en el que viajaba, dio varias
vueltas al lugar para que el Papa apreciara la estampa humana como una muestra de que esta actividad fue de su agrado.

"De esta forma Morelia envió un mensaje de unidad y solidaridad hacia el exterior, al participar activamente en las actividades que enmarcan la llegada del Papa a la capital de Michoacán", indicó el Ayuntamiento de la capital del Estado.

El alcalde de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, destacó la entusiasta colaboración de quienes participaron en la formación de este retrato humano y confió en que esta recepción sea el inicio de una visita "llena de armonía, paz y esperanza para los morelianos".

Para el recorrido papal del estadio Venustiano Carranza a la Nunciatura, donde hará una escala para comer y descansar unos minutos, la seguridad ha sido reforzada con más elementos de la Gendarmería, ya que ha incrementado el arribo de feligreses a esa zona centro de Morelia.

Con imponentes medidas de seguridad, la ciudad de Morelia, en el céntrico estado de Michoacán, recibe al Papa. Y no es para menos. Durante el último lustro se ha registrado un incremento exponencial de la violencia y de la inseguridad, relacionado con la fuerte presencia de traficantes de armas y drogas, las fuerzas del orden público y la aparición de grupos denominados «autodefensas» de civiles armados. Con 274 kilómetros de litoral en el Pacífico, el estado de Michoacán representa un puerto importante para el transporte de droga hacia Estados Unidos; además su gran fertilidad y la falta de vigilancia han permitido que diferentes cárteles (como los Caballeros Templarios, la Familia Michoacana, Jalisco Nueva Generación, Guerreros Unidos, los Viagras, los cárteles del Golfo y de Sinaloa) cultiven y procesen principalmente amapola, en detrimento de la agricultura comunitaria. La pobreza en la que vive gran parte de la población no deja otra salida, principalmente a las jóvenes generaciones. La mayor parte de los habitantes de Michoacán (poco más de 4 millones y medio) tiene entre 19 y 24 años, y el índice de analfabetización es bastante elevado, pues 10 de cada 100 personas no saben leer ni escribir. Y el desempleo campea sin contrastes.

Papa Francisco está al corriente de la situación en todo el estado y justamente durante el último Consistorio para la creación de nuevos cardenales (en 2015) expresó su preocupación y apoyo a la Iglesia y a los fieles de la región, para dar voz a aquellos que sufren por el terror de la droga y de la delincuencia, al elevar a la dignidad cardenalicia al arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, que se estaba preparando para su retiro (pues ya tiene ya 77 años). Es la primera vez que la arquidiócesis michoacana tiene un purpurado.

Como arzobispo de Morelia, el ahora cardenal Suárez, ha sido testigo de la violencia, la inseguridad y el crimen organizado que azota a su arquidiócesis. Sin embargo, destacó al enterarse de su nombramiento cardenalicio que «no hay que dramatizar los problemas porque hay muchos aspectos muy bellos, muy positivos en nuestra región, de manera que: ¡No vivimos en un infierno! En general vivimos un ambiente muy humano, aunque los sobresaltos no faltan. Los problemas en Michoacán tienen raíces hondas y no surgieron ayer, ya que se han venido incubando y acrecentando por varias razones desde hace décadas».

Y en esa ocasión esbozó un análisis acertado de la situación que se vive en Michoacán: «parte de los problemas se deben al descrédito general de la autoridad, que está en crisis. También por una falta de coherencia en la vida de los mismos hombres de Iglesia. Ha existido complicidad, tolerancia, pasividad y connivencia de muchos gobernantes mexicanos con las injusticias y con el crimen».

Como el estado de Chiapas que recibió ayer a Papa Francisco, el estado de Michoacán es también un zona con una enorme enorme diversidad cultural, además de sus recursos naturales; en su territorio, de alrededor de 60 mil kilometros cuadrados, conviven con el español las lenguas purépecha, náhuatl, mazahua y otomí, y sus habitantes (poco más de 4 millones y medio de personas) mantienen orgullosamente un altro grado de bilingüismo. La ciudad de Morelia, que durante la colonia española tenía el nombre de Valladolid, fue un centro importante para el impulso independentista de México a principios del siglo XIX y tuvo una fuerte presencia cristera a principios del siglo XX.

Instrucciones a los religiosos

Frente a a violencia, a la corrupción, al tráfico de drogas y al desprecio por la dignidad de la persona, los sacerdotes, los religiosos y las religiosas pueden encontrarse con la tentación de considerar este «sistema inamovible» y caer en una de las «armas preferidas del demonio»: la resignación. Una resignación que no solo nos espanta, «sino que nos atrinchera en nuestras ‘sacristías’ y aparentes seguridades», que nos « impide arriesgar y transformar».

El Papa recorrió el trayecto hasta el Estadio Venustiano Carranza en el papamóvil entre miles de personas que lo saludaban; entró al estado en un pequeño cochecito. Durante la liturgia utilizó un antiguo báculo de metal que perteneció al primer obispo de la ciudad, Vasco de Quiroga. Al principio de la Misa, Francisco pidió oraciones por Carlo Quintero Arce, obispo emérito de Hermosillo, en el estado de Sonora, que falleció ayer por la noche a la edad de 96 años. Era el obispo más anciano de todo México.

Papa Francisco, durante el penúltimo día de su viaje a México, se encuentra en Morelia, capital del estado de Michoacán. Celebró una misa en el estadio Venustiano Carranza para los sacerdotes, las religiosas, los religiosos y los seminaristas que acudieron de todo el país. En esta tierra, la violencia y la inseguridad aumentaron de manera exponencial debido a la fuerte presencia de traficantes de armas y de droga. Con sus 274 kilómetros de litoral en el Pacífico, el estado de Michoacán representa un puerto importante para el transporte de droga hacia Estados Unidos. El arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, de 77 años y que fue nombrado cardenal por Papa Francisco durante el Consistorio de 2015, reconoce que una parte de los problemas se debe «al descrédito general de la autoridad, que está en crisis. También por una falta de coherencia en la vida de los mismos hombres de Iglesia», además de la «complicidad, tolerancia, pasividad y connivencia de muchos gobernantes mexicanos con las injusticias y con el crimen».

«Pablo a su discípulo predilecto Timoteo —añadió Bergoglio sin leer el texto—, cuando le enseñaba o lo exhortaba a vivir la fe le decía 'Acordáte de tu madre y de tu abuela', y a los seminaristas cuando entran en el seminario muchas veces me preguntaban, ‘Padre pero yo quisiera tener una oración más profunda, más mental’. Mirá, seguí rezando como te enseñaron en tu casa, y después, poco a poco, tu oración irá creciendo, como tu vida fue creciendo. A rezar se aprende. Como en la vida».

Entonces Jesús, dijo el Papa en la homilía, «Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida divina, ay de nosotros si no la compartimos, ay de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: ‘Padre nuestro’».

A este Padre Nuestro, continuó Francisco, «es a quien rezamos con insistencia todos los días: no nos dejes caer en la tentación». Y la tentación puede surgir «de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad», una realidad que «parece haberse convertido en un sistema inamovible».

Entonces Jesús, dijo el Papa en la homilía, «Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida divina, ay de nosotros si no la compartimos, ay de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: ‘Padre nuestro’».

A este Padre Nuestro, continuó Francisco, «es a quien rezamos con insistencia todos los días: no nos dejes caer en la tentación». Y la tentación puede surgir «de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad», una realidad que «parece haberse convertido en un sistema inamovible».

«Frente a esta realidad —añadió Bergoglio— nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras ‘sacristías’ y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y transformar».

Para resistir la resignación, el Papa invitó a la memoria: «No todo ha comenzado con nosotros, no todo terminará con nosotros, por eso cuánto bien nos hace recuperar la historia que nos ha traído hasta acá». Para recordar, por ejemplo, al primer obispo de Michoacán, Vasco Vásquez de Quiroga, que vivió en el siglo XVI. «Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador, conocido también como Tata Vasco, como ‘el español que se hizo indio’». Y Bergoglio agradeció al cardenal arzobiospo de Morelia, Suárez Inda, «que haya querido que se celebrase esta eucaristía con el báculo de este hombre y con el cáliz de él».

«La realidad que vivían los indios Purhépechas —recordó— descritos por él como ‘vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos’, lejos de llevarlo a la tentación y de la acedía de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de ‘respiro’ ante esta realidad tan paralizante e injusta. El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios del ‘Tata Vasco’, que en lengua purhépecha significa: Papá».

Antes de que llegara el Papa al estadio, los presentes hicieron un conteo en coro para recordar a los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, que desaparecieron en el 27 de septiembre de 2014 y cuyo paradero se desconoce todavía. El padre Federico Lombardi, vocero del Vaticano, indicó en conferencia de prensa después de la Misa con los religiosos que ya ha respondido en muchas ocasiones sobre el caso de los 43 y recalcó que los familiares de los estudiantes desparecidos, y de todas las víctimas de la violencia en el país, están invitados a participar en la Misa de mañana en Ciudad Juárez.


Mensaje a jóvenes

«‘Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte’». Antes del esperado encuentro con los jóvenes, Francisco hizo una breve visita a la Catedral de Morelia, en la que depuso una corona de flores ante la imagen del mártir niño cristero José Sánces del Río, que será beatificado. Acompañado por el cardenal Inda Suárez, arzobispo de Morelia, el Papa dirigió unas breves palabras a un grupo de niños reunidos en el templo: «¡Muchas gracias por la visita! Y le voy a pedir a Jesús que les haga crecer con mucho amor, como tenía Él». Y después los invitó a rezar por sus familiares y amigos, pero también, «si están peleados con alguno, también piensen en él. Y también le vamos a pedir para que la Virgen los cuide, es una manera de hacernos amigos y no tantos enemigos. Porque la vida no es linda con tantos enemigos, y el que hace los verdaderos amigos es Dios en el corazón».

Un grupo de jóvenes purépechas recibió al Papa en el Estadio José María Morelos y Pavón a su llegada al encuentro con los jóvenes: «¡Bienvenido Papa Francisco los jóvenes mexicanos te recibimos con el alma, y estamos haciendo lío!» Le regalaron una cruz de la Pastoral juvenil latinoamericana. Esta cruz que para nosotros representa unión, fraternidad y unión en nuestras vidas. Francisco escuchó los saludos de cuatro jóvenes mexicanos, provenientes de los cuatro puntos cardinales del país. Le preguntaron cómo recuperar «el sueño de formar una familia», cómo obtener la paz en un México lleno de corrupción y narcotráfico, cómo ser reforzados en la esperanza.

Al tomar la palabra, el Papa recordó que miles de jóvenes estaban siguiendo el encuentro desde la Plaza San Juan Pablo II de la ciudad de Guadalajara: ««Quiero enviar un saludo y una bendición a los miles de jóvenes que en la arquidiócesis de Guadalajara están reunidos en la Plaza San Juan Pablo II, siguiendo lo que está pasando aquí, y como ellos tantos otros, pero me mandaron avisar que eran miles y miles allí ya reunidos ya escuchando. Así que somos dos estadios, la Plaza San Juan Pablo II de Guadalajara y nosotros aquí». «Uno de los mayores tesoros de esta tierra mexicana—prosiguió— tiene rostro joven, son sus jóvenes. Sí, son ustedes la riqueza de esta tierra. Y no dije la esperanza de esta tierra, dije: Su riqueza». Pero, añadió, «una montaña puede tener minerales ricos, que van a servir para el progreso de la humanidad. Es su riqueza. Pero esa riqueza hay que transformara en esperanza con el trabajo como hacen los mineros cuando van sacando esos minerales. Ustedes son la riqueza, hay que transformarla en esperanza».

Y «si no se puede vivir la esperanza, sentir el mañana, si primero uno no logra valorarse, si no logra sentir que su vida, sus manos, su historia vale la pena.Si no siento eso, la esperanza no podrá entrar en mi corazón. La esperanza nace cuando se puede experimentar que no todo está perdido, y para eso es necesario el ejercicio de empezar ‘por casa’, empezar por sí mismo. Les pido silencio ahora. Cada uno se contesta en su corazón ¿Es verdad que no todo está perdido? Yo ¿estoy perdido o perdida? ¿Valgo algo, valgo poco, mucho?».

«La principal amenaza a la esperanza —continuó Francisco— son los discursos que te desvalorizan, te van como chupando el valor y terminas como caído, no es cierto, como arrugado, con el corazón triste. Discursos , que te hacen sentir de segunda, si no de cuarta. La principal amenaza a la esperanza es cuando sentís que no le importas a nadie o que estás dejado de lado.  Esa es la principal dificultad para la esperanza, cuando la sociedad te hacen sentir que no les importas y eso es duro, es doloroso, pero sucede. ¿Sí o no? Eso mata, eso nos aniquila, y eso es la puerta de ingreso a tanto dolor».

Pero hay otra amenaza terrible contra la esperanza, «y es hacerte creer que empiezas a ser valioso cuando te disfrazas de ropas, marcas, del último grito de la moda, o cuando te volvés prestigio, importante por tener dinero pero, en el fondo, tu corazón no cree que seas digno de cariño, digno de amor, y eso tu corazón lo intuye. La esperanza está amordazada por lo que te hacen creer, no te la dejan surgir. La principal amenaza es cuando uno siente que tiene que tener plata para comprar todo, incluso el cariño de los demás. La principal amenaza es creer que por tener un gran ‘carro’ sos feliz».

«Ustedes son la riqueza de México, ustedes son la riqueza de la Iglesia. Y no los estoy, permítanme que les diga una frase de mi tierra, no les estoy sobando el lomo, no los estoy adulando —dijo Francisco entre las ovaciones de los jóvenes. Y entiendo que muchas veces se vuelve difícil sentirse la riqueza cuando nos vemos continuamente expuestos a la partida de amigos o de familiares en manos del narcotráfico, de las drogas, de organizaciones criminales que siembran el terror. Es difícil sentirse la riqueza de una nación cuando no se tienen oportunidades de trabajo digno. Alberto, lo expresaste claramente, posibilidades de estudio y capacitación, cuando no se sienten reconocidos los derechos que terminan impulsándolos a situaciones límites. Es difícil sentirse la riqueza de un lugar cuando, por ser jóvenes, se los utiliza para fines mezquinos seduciéndolos con promesas que al final no son tales».

«Me han pedido una palabra de esperanza, la que tengo para darles se llama Jesucristo. Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo arriba, abracen su cruz, abrácenlo a Él y, por favor, nunca se suelten de su mano, aunque los esté llevando adelante arrastrando, y si se caen una vez déjense levantado por él. Los alpinistas tienen una canción que me gusta decir a los jóvenes: 'En el arte de ascender, el triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído'. Ese es el arte y quién es el único que te puede agarrar de la mano para que no te quedes caído. Jesucristo que a veces te manda un hermano para que te levante y ayude. No le digas no me mires que estoy embarrado o embarrada, solo dejate agarrar a esa mano y dejate jalar por esa mano, y la riqueza que tenés adentro va a empezar a dar sus frutos pero siempre agarrados de Jesucristo; por favor, nunca se aparten de Él.  Y si ven un amigo o una amiga que se pegó un resbalón andá y ofrecele la mano pero con dignidad, al lado de él, escuchalo, no le digas te traigo la receta, no, como amigo, despacio, dale fuerzas con tu palabra, dale fuerzas con la escucha, esa medicina que se va olvidando: la escuchoterapia. Dejalo hablar y entonces poquito a poco te va a ir agarrando la mano y lo vas a ayudar con Jesucristo, pero si vas de golpe, pobrecito, lo vas a dejar peor de lo que estaba --añadió. Nunca se aparten de Él y si se apartan se levantan y sigan adelante, él comprende estas cosas. Porque de su mano es posible vivir a fondo, de su mano es posible creer que vale la pena dar lo mejor de sí, ser fermento, sal y luz en medio de sus amigos, de sus barrios, de su comunidad, de la familia. Por eso, queridos amigos, de la mano de Jesús les pido que no se dejen excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía. Jesús nos dio un consejo: ser astutos como serpientes y humildes como palomas. Las dos virtudes juntas. A los jóvenes vivacidad no les falta. A veces les falta la astucia para no ser ingenuos. Las dos cosas: astutos pero sencillos, bondadosos. Es cierto, capaz que no tendrán el último carro en la puerta, no tendrán los bolsillos llenos de plata, pero tendrán algo que nadie nunca podrá sacarles que es la experiencia de sentirse amados, abrazados y acompañados. Es la experiencia de sentirse familia, de sentirse comunidad y es la experiencia de poder mirar al mundo a la cara, con la frente alta, sin el carro, sin la plata, pero con la frente alta, la dignidad. Tres palabras, que las vamos a repetir: riqueza, y se la dieron, esperanza porque queremos abrirnos a la esperanza, dignidad. La riqueza que Dios le dio a ustedes, la esperanza que les da Jesucristo y la dignidad que les da el no dejarse sobar el lomo y ser mercadería para los bolsillos de otros».

«Hoy el Señor los sigue llamando, los sigue convocando, al igual que lo hizo con el indio Juan Diego. Los invita a construir un santuario. Un santuario que no es un lugar físico, sino una comunidad, un santuario llamado parroquia, un santuario llamado Nación -exclamó. La comunidad, la familia, el sentirnos ciudadanos, es uno de los principales antídotos contra todo lo que nos amenaza, porque nos hace sentir parte de esta gran familia de Dios. No para refugiarnos, no para encerrarnos, al contrario, para salir a invitar a otros, para escaparnos de los desafíos; para salir a anunciar a otros que ser joven en México es la mayor riqueza y por lo tanto, no puede ser sacrificada, y porque es riqueza es capaz de tener esperanza y nos da la dignidad. Otra vez las tres palabras».

«Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios -tronó Papa Francisco--, sino que nos llama discípulos, nos llama amigos. Jesús nunca nos mandaría al muere, sino que todo en Él es invitación a la vida. Una vida en familia, una vida en comunidad; una familia y una comunidad a favor de la sociedad».

«Y aquí, retomo lo que dijiste Rosario, En la familia se aprende cercanía, solidaridad a compartir a discernir, a llevar adelante los prometas a pelearse y arreglarse a discutir y a besarse y abrazarse. La familia es la primera escuela de la nación, y en la familia está esa riqueza que tienen ustedes, la familia es como quien custodia esa riqueza, en ella van a encontrar esperanza porque está Jesús y van a tener dignidad. Nunca, nunca dejen de lado la familia. La familia es la piedra de base de la construcción de una gran nación».

«Ustedes son la riqueza tienen esperanza y sueñan, también Rosario habló de soñar. ¿Ustedes sean con tener una familia? Casi no escuché la respuesta, ¿eh? Queridos hermanos ustedes de este País y, cuando duden de eso, miren a Jesucristo, el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas. Les agradezco este encuentro y les pido que recen por mí. Gracias».

Al final del encuentro, los jóvenes cantaron una canción que le gusta mucho al Papa, quien (hecho rarísimo) se puso a cantar con ellos: «Vive Jesús, el Señor», mientras miles de globos de colores volaban hacia el cielo. Después de largos momentos de fiesta, canciones y fiesta, el Papa se despidió con estas palabras: «Los invito a rezar juntos a Nuestra Madre de Guadalupe, a pedirle que nos haga conscientes de la riqueza que Dios nos dio, que nos haga crecer en nosotros, en nuestro forzó la esperanza en Jesucristo y que andemos por la vida con dignidad de Cristianos, y por favor no se olviden de rezar por mí».
 (EFE / Astrid Rivera / Carlos Arrieta / El Universal / Pablo Lombo / Andrea Tornielli / La Stampa / aciprensa)