lunes, 1 de febrero de 2016

febrero 01, 2016
LOS ANGELES, 1 de febrero.- A Donald Trump le ha surgido una nueva detractora, aunque en este caso no es de corte político. Se trata, nada menos, que de Adele, la cantante británica, que no parece querer tener nada que ver con la campaña del aspirante republicano a la Casa Blanca. Su equipo de representantes legales le ha solicitado al equipo del magnate que deje de usar sus canciones durante los actos de campaña.

Es algo que ha sucedido en diversad ocasiones. Ocurrió durante un mitín en Oklahoma, con la presencia de otra conocida republicana dando su apoyo a Trump, Sarah Palin. Justo después de su apasionado discurso de cierre, sonó de fondo el Rolling in the Deep de la solista de Tottenham. También en Ohio se pudo escuchar el Skyfall, tema de la banda sonora de la cinta de James Bond del mismo título, suficiente como para haya habido una reacción.


"Adele no ha dado permiso para que su música se use en ninguna campaña política" aseguró su portavoz al diario The Independent, parte de su compromiso para no tener nada que ver con políticos que ya hizo público en 2011. La jugada de Trump, que muchos entienden como una forma de provocación, desató cuantiosas reacciones en las redes sociales, criticando la vinculación entre Adele y Trump por los mensajes racistas y xenófobos que ha propagado entre sus seguidores a lo largo de los meses.

El problema no es nuevo para Trump. Antes de Adele, el grupo de rock Aerosmith se quejó de lo mismo. La banda envió un comunicado sobre la "falsa impresión" que daba el uso de temas como Dream On y la conexión que el público puede establecer entre Trump y ese conjunto.

Mucho más contundente fue el cantante de Rem, Michael Stipe, después de escuchar una de sus canciones en un acto político del empresario neoyorquino. Stipe tildó a Trump de hombre triste tratando de llamar la atención. "No usen mi música o mi voz para esa imbécil farsa de campaña". (Pablo Scarpellini / Corriere della Sera)