sábado, 9 de enero de 2016

enero 09, 2016
MÉRIDA, Yucatán, 9 de enero.- El doctor Jorge Lechuga Andrade, académico de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y ganador del Premio Nacional del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, 2015, afirmó que “recibir un reconocimiento es motivante pero más aún significa una responsabilidad para trabajar con mayor ímpetu; como si estuviera empezando”.


Galardonado por su trabajo “Diseño de una planta piloto para la desalinización de agua de mar, por ósmosis inversa centrífuga, con generación de vórtices de Dean”, el académico dejó en claro que “si volviera a nacer sería de nuevo ingeniero químico y hacer lo que estoy haciendo”.

“Son muchas las satisfacciones y los productos generados que me han servido para fortalecer mi experiencia y conocimiento y sobre todo para apoyar a los estudiantes que hoy tienen amplios conocimientos y habilidades para el manejo de las tecnologías de información y comunicación”, enfatizó.

¿Después de este galardón qué objetivos tiene?

-Seguir en la línea de la investigación que me he trazado, aumentar el conocimiento e incrementar los proyectos, y desde luego continuar apoyando en la formación de los estudiantes como profesor e investigador; motivación que me compromete a ser más eficiente y tomar las cosas con humildad y agradecimiento”, aseveró en una entrevista realizada en el salón de los directores de la Facultad de Ingeniería Química, en el Campus de Ciencias Exactas.

El también ex titular de la Facultad de Ingeniería Química (el tercero desde la fundación del plantel) explicó que el premio fue por el trabajo que realizó con el fin de disminuir el consumo de energía y los impactos ambientales en el proceso de transformación del agua de mar para consumo humano.

El premio de excelencia, en el área de ingeniería química, lleva el nombre de “César Baptista Montes” y le fue entregado al académico de la UADY en la ciudad de México, en noviembre pasado, en el Auditorio del Instituto Mexicano del Petróleo, en la fecha de celebración del Día Nacional del Ingeniero Químico.

Recordó que en febrero de 2011 culminó su doctorado por las universidades de Cataluña, España, y Toulouse, Francia, y su tesis se basó precisamente en mejorar e innovar los procesos de salinización. “El agua es un problema por la contaminación, por la demanda y por razones agrícolas e industriales”, aseveró y puntualizó que además, el líquido es finito y está en peligro”.

Al hablar del inicio de los procesos de desalinización citó la vaporación, donde hay cambio de estado (de vapor a líquido y de líquido a vapor), lo cual consume mucha energía y contamina la atmosfera y también la evaporación multi-etapas con cambio físico que consume, asimismo, mucha energía y además contamina.

Menos energía, menos costos y menos contaminación

“En 2005, que conocí desalinizadoras en España y otros países de Europa, vi el incremento de la tecnología de membrana u ósmosis inversa, basada en la presión alta que filtra el agua salada obteniendo agua potable y de baja dureza que puede ser ingerida, según las normas de la OMS”, explicó Lechuga Andrade quien indicó “hay mejoras en la recuperación de energías y menos contaminación, y sobre esto realicé innovaciones tecnológicas mediante pruebas piloto para trabajar con menos energía, haciendo una centrifugación con una bomba de baja presión y el apoyo de la filtración”.

“Esto dio origen a un simulador y pruebas a nivel de laboratorio, logrando resultados satisfactorios y el diseño de una planta piloto para comprobar los parámetros de rendimiento en la desalinización y consumo de energía y costos, logrando a la vez la auto-limpieza de las membranas y aumentar su vida útil”, abundó.

El trabajo del académico de la UADY sin duda apunta al escalamiento industrial para uso comercial y asegura tener contacto con empresas mexicanas y extranjeras interesadas en agua desalinizada. “Ya están en trámite las patentes por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y también por la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, el país con el mayor número de plantas desalinizadoras”, señaló.

“Una vez concluidos los trámites se podrá negociar y se hará además hasta estar seguro que se cumple con los parámetros deseados”, expresó y precisó que en México hay plantas de ósmosis inversa y de vaporización, en los Cabos y Cancún, pero no operando con las innovaciones que propone y que abordan la centrifugación y la geometría de las membranas con vórtices de Dean.

“El propósito es disminuir aún más los costos y garantía de menos uso de energía y menor impacto ambiental”, reiteró y del agua “de rechazo” Jorge Lechuga propone su análisis y tratamiento antes de devolverla a sus cauces y también crear plantas híbridas para obtener productos químicos que sean comercializados. (Boletín)