sábado, 30 de enero de 2016

enero 30, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Se confunden los términos gobierno y Estado o se piensa que es lo mismo. Luego el gobierno débil sólo es un sirviente del Estado fuerte y éste del imperio de los EEUU. Se olvida que el Estado es la organización política de la sociedad (educación, medios de información, iglesia, fuerzas armadas, instituciones de justicia) que actúa como instrumento de dominación de clases respondiendo a los intereses de la clase económicamente dominante. El gobierno es una parte importante del Estado, juega un papel de puntero, pero tiene como objetivo principal lograr el cumplimiento de los fines de ese Estado, por lo que constituye el centro desde el cual se ejerce el poder político sobre la sociedad.

2. Lo que ha sucedido es que en México, por las características de su revolución y la debilidad de desarrollo de la burguesía, el gobierno jugó en los años 20 y 30 un papel de centralización. De hecho la burguesía se desarrolló bajo la dirección y protección de los gobiernos; por ello el Estado –aunque representara todo el territorio- mantuvo mucha dependencia hasta 1982. En los EEUU el gobierno siempre fue muy dependiente y subordinado al Estado. Allí el gobierno o los órganos de gobierno son órganos de realización, ejecución y administración de las decisiones superiores y se diferencia del Estado ya que el mismo constituye una categoría superior a la que se le atribuye una forma y sistema de gobierno, incluyendo en su dinámica funcional al gobierno mismo.

3. El gobierno da la cara porque es el brazo ejecutor; pero el que está tras él son los grandes poderes económico de los más fuertes empresarios, de los medios de información, de los altos dignatarios de la iglesia. En EEUU los Obama, los Bush, Clinton o el famoso Trump son y serán gobiernos al servicio del poderosísimo Estado que es el encargado de imponer las guerras, las invasiones, el control de los bancos y la política exterior; aunque brinquen o salten los presidentes porque no les aprueban los legisladores algo, son tan grandes y fuertes los poderes de las empresas que determinan lo que hay que hacer. En México, a parir de 1982, con el neoliberalismo y la privatización, el gobierno se subordinó totalmente al Estado, como en los EEUU. (30/I/16)