jueves, 7 de enero de 2016

enero 07, 2016
PEKÍN, 7 de enero.- China vivió este jueves la sesión bursátil más corta de su historia. El gigante asiático volvió a suspender la compraventa de acciones en los dos parqués del país después de que en apenas media hora se registraran pérdidas superiores al 7%. Shanghái cerró con una abrupta caída del 7,32%, mientras que Shenzhen sufrió un descalabro del 8,35%. El batacazo sucedió después de que el Banco Central chino (PBOC) llevara a cabo la mayor depreciación diaria de la tasa de referencia del yuan frente al dólar desde el pasado agosto.

Es la segunda vez esta semana que la negociación de títulos se suspende de forma prematura. La tónica de la breve jornada fue similar a la del pasado lunes, pero a un ritmo mucho más frenético. Trece minutos después de la apertura, a las 9.42 hora local, el selectivo CSI 300 -que agrupa las cotizaciones de trescientas compañías de ambos parqués- registraba un descenso superior al 5%. Según el nuevo mecanismo de freno que se puso en marcha este año, esto obliga a paralizar la sesión de forma temporal durante quince minutos.

Apenas media hora ha durado hoy la sesión en la Bolsa de Shanghai. El desplome del 7% ha forzado un nuevo cierre adelantado, como ya sucediera el lunes. (Reuters)

Tras el descanso, el volumen de transacciones se disparó y solamente en dos minutos se alcanzó el umbral del 7%, lo que canceló de forma automática el resto de la jornada.

Durante toda esta semana los parqués del gigante asiático han sufrido sesiones de gran volatilidad. La intervención tanto del PBOC como de la Comisión Reguladora del Mercado de Valores parecía haber traído cierta calma en los últimos días, pero las dudas sobre la segunda economía mundial y las preguntas sobre qué hay detrás de la continua depreciación de su moneda siguen muy presentes.

El PBOC fijó la tasa media de referencia de su moneda en los 6,5636 yuanes por dólar estadounidense, una cifra un 0,5% más débil que la establecida el miércoles (6,5314). Se trata de la mayor diferencia diaria desde que el pasado agosto China cambió el método de cálculo de su tipo de cambio, lo que provocó la mayor devaluación en años.

La divisa china se sitúa así en mínimos de cinco años con respecto al billete verde. Se trata además el octavo día consecutivo que el organismo regulador establece una tasa menor a la de la jornada anterior, lo que aviva los temores de que Pekín esté llevando a cabo una devaluación encubierta para mejorar su competitividad en el exterior.

A pesar de que las autoridades lo han negado repetidamente, esta teoría hizo también tambalear otras divisas y mercados de renta variable de la región: Hong Kong perdía a media jornada más de un 3% y Tokio retrocedía un 1,78%.

El yuan sufre una importante presión a la baja debido a la ralentización económica de la segunda potencia mundial y unas fugas de capital en niveles récord. En un comunicado, el Banco central defendió este jueves la evolución de la cotización de su moneda y apuntó a "fuerzas especulativas que no tienen nada que ver con las necesidades reales de la economía y que no representan la verdadera oferta y demanda del mercado" como causantes de estas recientes fluctuaciones. "Frente a ellas, el Banco Popular tiene la capacidad de mantener el tipo de cambio básicamente estable a un nivel razonable y equilibrado", reza el texto. El mensaje está en línea con las palabras del vicegobernador del organismo, que recientemente afirmó que el PBOC "no dudará en intervenir" si siguen las turbulencias.

En paralelo a este nuevo varapalo en los mercados de renta variable, el regulador bursátil chino confirmó una nueva normativa que regulará la venta de títulos de los directivos, consejeros y grandes accionistas de las cotizadas. Todos ellos estaban vetados a deshacerse de sus papeletas desde comienzos del pasado julio hasta el próximo lunes, una medida que las autoridades impusieron para detener el desplome de los parqués en aquel momento. Según el nuevo texto, solamente se les permitirá vender un máximo de un 1% de las acciones de la compañía cada tres meses y deberán informar de estos movimientos con quince días de antelación. (Xavier Fontdegloria / El País)