martes, 26 de enero de 2016

enero 26, 2016
AMSTERDAM, Países Bajos, 25 de enero.- De facto. Bastaron dos reuniones bilaterales para entender que el clima no era favorable. Debido a que durante las conversaciones de la delegación italiana con los alemanes y austríacos - además de Alfano están el Subsecretario Domenico Manzione y otros funcionarios- todos mostraron la máxima disponibilidad para no descarrilar el Tratado de Schengen, pero luego hizo hincapié en la necesidad de suspenderlo y continuar los controles 'hasta que el número de migrantes no se reduzca de manera concreta". Y así se hizo evidente que, al menos hasta septiembre, ya que las extensiones se otorgan cada seis meses, Italia tendrá que hacer sus propias cuentas sin la cooperación de los socios de la Unión Europea (UE).

Protesta de Amnistía Internacional en Ámsterdam. "Los libros de historia los juzgarán.

Los pronósticos dicen que por lo menos hasta el año 2016 no habrá disminución, por cierto. Lo que ocurrió en las últimas horas con miles de personas que están presionando para entrar en los Estados europeos muestra que la tendencia es a una intensificación de la llegada de inmigrantes. Y lo que está claro es el riesgo para Italia: gestionar los ingresos, que inevitablemente serán más masivos. También porque, es muy fácil de predecir, ante el cierre de la ruta terrestre, la apertura de la nueva vía desde Albania y Montenegro para cruzar el Adriático y llegar directamente a Puglia (Apulia). Y luego, dice el ministro Angelino Alfano, será necesario "gestionar las llegadas en Bari o Foggia."

El vértice se abre con Bélgica, que solicita "expulsar a Grecia de Schengen" y continúa con los ministros de los diversos estados que ponen sobre la mesa sus propias dificultades. En las palabras todos están de acuerdo en la necesidad de no interrumpir Schengen, pero, de hecho, cada estado tiene una justificación para apoyar la necesidad de suspenderlo "temporalmente". Este es el término utilizado por todos para sostener que luego se volverá a la normalidad. Pero la realidad de los hechos no cambia.

Francia cierra las fronteras para "blindarse" contra los terroristas, Alemania para hacer frente a una lucha política que implica también al partido de la canciller Angela Merkel, Suecia tiene el mayor número de inmigrantes en la población y debe reorganizarse, Austria no tiene medios suficientes para garantizar la recepción. Los países del Este hacen un bloque único y que ya han levantado muros o nunca han estado dispuestos a aceptar a los extranjeros.

Todas las medidas propuestas por la Comisión encabezada por Jean-Claude Juncker, como la creación de una policía de fronteras de la UE y la cooperación policial, pasan a un segundo plano frente al inminente riesgo real: el fracaso del Acuerdo que ha asegurado hasta ahora la libre circulación en Europa. En las próximas semanas continuarán las conversaciones. Italia está dispuesta a abrir de inmediato los cinco "puntos calientes" para una mayor cooperación en la transferencia de los solicitantes de asilo. La capacidad de intervenir con la ayuda a Turquía para enfrentar el flujo es considerada como un camino a seguir. Consciente, sin embargo, de que la política común de inmigración está suspendida y a un paso de ser definitivamente archivada. (Fiorenza Sarzanini, corresponsal del Corriere della Sera)