miércoles, 6 de enero de 2016

enero 06, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Hoy hemos recibido en La Jornada la segunda parte de la entrevista al pensador Boaventura de Sousa Santos hablando de estrategias políticas internacionales. En esta entrega llama a mantener viva la democracia participativa dentro de los propios partidos de izquierda, como condición previa con la democracia representativa; de pactos entre fuerzas de izquierda y nunca con fuerzas de derecha; de pactos pragmáticos no clientelistas (no se discuten personas o cargos sino políticas públicas y medidas de gobierno) distinguiendo las luchas primarias de las secundarias. Apunta que la máquina fatal de neoliberalismo continúa produciendo miedo en gran escala truncando la esperanza que se puede encontrar en los rincones de la vida política de las clases populares.

2. Al sociólogo marxista portugués Boaventura (que se ha opuesto al marxismo eurocéntrico y ha reivindicado el pensamiento del peruano Mariátegui, (el pensador latinoamericano más importante que tuvo el marxismo, que con sus “Siete Tesis de la realidad peruana” entraba en contradicción con el “marxismo oficial” stalinista al sostener que cada país tenía que hacer su propio camino y trató de fomentar la experiencia socialista en el Perú.) He escuchado a Boaventura en una conferencia en la Universidad de la Ciudad de México cuando fue rector interino Enrique Dussel; luego en You Tube en una entrevista que le hizo Pablo Iglesias –quien fuera candidato presidencial del partido “Podemos” en España hace unos semanas- en el programa la Tuerka hace algunos meses.

3. En estos meses me he metido en Internet con cuatro intelectuales muy conocidos: Enrique Dussel, Boaventura de Sousa Santos, Ramón Grosfoguel y Anibal Quijano. Aunque no conocía al profesor Grosfoguel, a los otros tres –un tanto de manera muy superficial- desde los años setenta, sobre todo a Dussel en Teología de la Liberación y a Quijano en la Teoría de la Dependencia, junto a otros economistas de la época. Debo decir que los planteamientos de los cuatro tienen puntos muy coincidentes, sobre todo en la profunda crítica que hacen a las ideas del “europeísmo” que produjo una profunda dependencia en el mundo. No sólo hacen una crítica al pensamiento filosófico de Descartes, Kant y Hegel, sino que realizan una fuerte crítica al marxismo.

4. Me duele que las fuentes que he estudiado y he tomado como base de todos mis argumentos y mis luchas sociales durante más de 50 años, de pronto comiencen a moverse; pero también me alegra. La realidad es que en mis lecturas y batallas radicales contra el capitalismo y todas sus manifestaciones, sólo conservé a Marx con las críticas hechas por Bakunin y de muchos más anarquistas. Fui leninista desde los primeros años de militancia en el PCM, maoísta en los sesenta en el debate chino-soviético, simpaticé con algunas tesis trotskistas contra la burocracia en la URSS, y a fines de los setenta mis lecturas del anarquismo me liberaron de muchas ataduras ideológicas. Estudié toda esa historia, pero jamás he dejado (día a día) de ser un activista político de izquierda radical.

5. Después de estudiar, leer y releer, cientos de trabajos, historias, biografías (Cornú, Mehring, Deutscher, Carr, Cole, Walter, Netllau, Rocker); escribir varios libros y ensayos sobre capitalismo, socialismo, comunismo y anarquismo, ahora he sentido que me han movido el piso. ¿Y qué ha sido lo más grave para mí que no acabo de entender? No haber comprendido que el análisis de Marx correspondía a la esclavitud, el feudalismo y el capitalismo europeo, mismo que siempre quisimos encontrar, igualar, forzar en nuestros análisis de países de Asia, África y América Latina. Aquí los Siete ensayos de la realidad peruana de Mariátegui, los estudios de Fanon y otros africanos al parecer fueron desautorizados porque se apartaban de los cánones impuestos por la Internacional Comunista.

6. ¿Y esto de la clase obrera (proletariado) como “única realmente revolucionaria, vanguardia de la revolución comunista” que Marx escribió para Europa y luego se universalizó por todos los partidos comunistas? ¿Por ello Lenin, Mao, Castro, Ortega, fueron “revisionistas del marxismo” al usar “intelectuales obrerizados” para hacer la “revolución” y también por ello no construyeron el socialismo? En última instancia –aunque aún no termino de aclararme- no fue Marx el culpable sino quienes nos colgamos “dogmáticamente” en una teoría científica que necesitábamos con urgencia para combatir el capitalismo, la explotación y luchar por la igualdad. Pero este sólo es un problema de quienes vivimos décadas en el estudio y la práctica del marxismo.

7. Nada del marxismo se invalida porque sigue siendo un análisis profundo del capitalismo europeo y una visión ideológica de las transformaciones revolucionarias del pasado en el mundo europeo que entonces era más avanzado desde el punto de vista material y mantenía bajo su dominación a muchos países de otros continentes. ¿Por qué –pregunta Grosfoguel- hemos tenido como valores, como modelo cultural, material, ideológico, durante tres siglos a Europa y hoy a los EEUU? ¿Cuál es la causa de que a los pueblos de otros continentes se les continúe considerando como “atrasados, incultos e indolentes”? Por ello el filósofo Dussel propone un “giro descolonizador” de nuestra mente a partir de una revisión profunda de nuestros pensamientos.

8. En 1978 publiqué – de apenas 100 páginas- mi primer libro: Socialismo y Partidos Políticos. Algunos de los ensayos –publicados antes en la revista Autogestión- fueron breves historias críticas del marxismo, leninismo, maoísmo, trotskismo y espartaquismo. Mi viejo amigo, el anarquista catalán de la guerra civil española, José Riera o Ricardo Mestre, sin conocerme, dijo que mis posiciones críticas a esas corrientes marxistas, eran anarquistas. Mis lecturas sobre Marcuse, Luxemburgo, Korch, Pannekoek, Gorter, Rosemberg, Castoriadis, Claudín, Rubel, Deuscher y Carr, me habían “abierto la mente” para comprender lo que había pasado con las revoluciones (Francesa, Rusa, China, Cubana) y me habían situado sólo en Marx y los anarquistas.

9. Recordando de memoria al filósofo Ernest Bloch: “Aprendamos a pensar y a decidir por cuenta propia acerca de los problemas de la revolución”. ¿Cómo combatir los mil y un dogmatismos si nosotros mismos caemos en muchos de ellos? Mi único dogma es la convicción de que como seres humanos debemos luchar permanentemente por nuestra libertad colectiva y por la igualdad social. Pero para ello debemos tener una teoría y muchos conocimientos sobre nuestra realidad porque quienes desde hace siglos se han montado sobre ella, y sobre nosotros, nos mantienen muy bien atados desde el punto de vista material, peor aún por la ideología capitalista que difunden en el hogar, la iglesia, la escuela y los medios de información.

10. Estos pensadores como Dussel y Boaventura, me han metido en una nueva dinámica para entender mi práctica política. Además de consolidar mi método de pensamiento en el que el marxismo y el anarquismo libertarios me han guiado, pienso que hay que conocer mejor la realidad de los países que despectivamente se les ha bautizado “tercer mundo” para entenderlos sin imponerles “camisas de fuerza” en los análisis. Preguntarme primero: ¿Con qué criterio, con qué ideología, dividir y llamar países atrasados, colonizados, subdesarrollados a unos e imperiales, colonizados, adelantados, del primer mundo, a otros? No tengo duda en que estamos en momentos revolucionarios de transformación total. (6/I/16)