jueves, 3 de diciembre de 2015

diciembre 03, 2015
MOSCÚ, Rusia, 3 de diciembre.- La lucha contra el terrorismo y la seguridad de Rusia dominaron el discurso anual del presidente Vladímir Putin sobre el estado de la nación, que este año transcurrió sobre el telón de fondo de una gran acumulación de problemas económicos y sociales para los que no ofreció soluciones. El jefe del Estado inició su intervención ante las dos cámaras del Parlamento y la élite política rusa con unos instantes de silencio por los militares rusos muertos en Siria y la expresión de “agradecimiento” por su labor.

En la solemne sala de San Jorge del Kremlin se encontraban también este año los pilotos que combaten en Siria, además de Elena Peshkova e Irina Pozynich, las viudas del coronel de aviación y el infante de marina, respectivamente, que perecieron el 24 de noviembre tras el derribo por parte de Turquía de un bombardero ruso en la frontera con Siria.


“Hay que crear un nuevo poderoso puño, un frente antiterrorista único bajo la égida de la ONU”, dijo Putin, según el cual “en la lucha contra el terrorismo Rusia ha demostrado su responsabilidad y liderazgo”. El jefe del Estado comparó la situación actual en relación con el terrorismo con la falta de deseo de luchar contra el nazismo antes de la Segunda Guerra Mundial. “Hoy no tenemos derecho a permitir que un nuevo oscurantismo consiga sus fines”, afirmó.

“Los insurgentes en Siria suponen un “peligro especial”, pues “reciben dinero y armas y acumulan fuerzas. Si se fortalecen y vencen ahí, inevitablemente vendrán aquí. Estamos obligados a enfrentarnos y a aniquilarlos a distancia y por eso se tomó la decisión de actuar, basada en la petición legítima de las autoridades sirias”, dijo.

Putin dijo que las acciones rusas contra el terrorismo se basan en la “responsabilidad” ante el país y el pueblo y, refiriéndose a Turquía, aseguró no tener intención “de amenazar con las armas”, pero agregó: “Si alguien piensa que, después de asesinar a nuestra gente, va a librarse solo con tomates o restricciones en otras ramas, le recordaremos lo que han hecho y lamentarán más de una vez lo sucedido. Y sabemos lo que hay que hacer para ello”. “Parte de la directiva turca actual tiene responsabilidad directa por la muerte de nuestros soldados en Siria”, sentenció.



“Cualquier tema, cualquier problema, cualquier contradicción se podía haber resuelto de otro modo. Estábamos dispuestos a colaborar con Turquía en los temas más sensibles y a ir más lejos que sus propios aliados. Solo Alá sabe porqué lo hicieron”, se lamentó el jefe del Estado, siendo aplaudido por la sala. “Sabemos quién se llena los bolsillos en Turquía”, dijo y, refiriéndose al dinero procedente del contrabando de petróleo, afirmó que con él “los bandidos contratan a mercenarios, compran armas, organizan actos terroristas inhumanos”.
Putin pasó factura a Ankara también por el pasado. “Recordamos que precisamente en Turquía se refugiaban y recibían apoyo los insurgentes que operaban en el Cáucaso del Norte en los años noventa y en los 2000, y aún se les ve por ahí”, dijo. “La experiencia acumulada por el Ejército y la flota rusa en Siria se usará para el ulterior perfeccionamiento de técnica y armamento“, afirmó Putin, que expresó agradecimiento a los trabajadores de la industria de Defensa. Putin añadió que no se han solucionado los problemas de Afganistán, Irak, Siria, Libia, que se han convertido en zona de caos y anarquía. “Sabemos quién quería sustituir los regímenes incómodos”, apuntó, “pero como resultado crearon confusión, enfrentaron a la gente y luego se lavaron las manos, abriendo el camino a los radicales y terroristas”. El presidente evitó mencionar de forma explícita a los países occidentales y se refirió a los proyectos de integración de Rusia en otros entornos geográficos, en el marco de la Unión Económica Euroasiática, la Ruta de la Seda y la asociación de países del Pacífico.

El jefe del Estado llegó al Kremlin tras haber dormido muy poco, pues había regresado a Moscú de madrugada desde Sinferópol, en Crimea, donde puso en funcionamiento una línea de electricidad submarina por el estrecho de Kerch, construida con ayuda de una empresa china y destinada a compensar una parte del crítico déficit de electricidad ocasionado por el corte del suministro desde Ucrania. Los problemas de electricidad en Crimea, que provocaron una manifestación de protesta en Sebastopol, son solo uno de los múltiples frentes con los que tiene que habérselas Putin a resultas de su política exterior y las reacciones internacionales a la misma.

En el discurso, que duró cerca de una hora, el jefe del Estado propuso prolongar por medio año la amnistía a los capitales dispuestos a repatriarse a Rusia y prolongar por dos años el programa de ayuda financiera a las madres que tienen más de un hijo.

A la corrupción se refirió de pasada, mientras la cámara de la televisión, en un guiño casual o no, enfocaba a Yuri Chaika, el fiscal general de Rusia, contra cuyos hijos pesan en la actualidad graves acusaciones de corrupción que involucran a funcionarios de la fiscalía y criminales convictos. El Kremlin no ha reaccionado todavía a las acusaciones contra el fiscal formuladas por el político Alexéi Navalni.

Putin decepcionó a los camioneros de gran tonelaje, que habían esperado apoyo del presidente en su huelga contra una nueva tasa de peaje gestionada por una empresa de la que es copropietario un hijo de Arkadi Rotenberg, el compañero de yudo del presidente. Los camioneros, que desde hace varios días son perseguidos por los órganos de orden público con distintos pretextos en diferentes partes del país, anunciaron su intención de entrar por fin en Moscú. (Pilar Bonet / El País / RT)