sábado, 7 de noviembre de 2015

noviembre 07, 2015
NUEVA ORLEANS, Luisiana, 7 de noviembre.- Dos policías de Luisiana seguían encarcelados el sábado mientras sus colegas trataban de dilucidar los detalles que llevaron a la muerte de Jeremy Mardis, un niño autista de 6 años y heridas graves a su padre en una lluvia de balas durante una persecución.

Derrick Stafford, de 32 años, y Norris Greenhouse Jr., de 23, enfrentan cargos de asesinato no premeditado y están detenidos en la cárcel del distrito Avoyelles. Otros dos agentes habrían tomado parte en la persecución.

El niño muerto fue Jeremy Mardis, que iba en un auto conducido el martes por su padre, Chris Few. El forense señaló que el cuerpo del niño recibió varios impactos de bala tanto en la cabeza como en el pecho.

Jeremy es uno de los 17 niños que han sido asesinados por agentes de la policía este año. En el recuadro, los agentes homicidas, Norris Greenhouse y Derrick Stafford.

La policía estatal dijo que Stafford es un teniente de la policía de Marksville y Greenhpouse es un alguacil municipal. Ambos estaban trabajando en sus segundos empleos como vicealguaciles en el Distrito 2 cuando ocurrió el incidente del martes, dice la policía estatal.

No se ha dado a conocer ningún posible motivo para el tiroteo. La policía estatal, que investiga el incidente, no ha encontrado evidencia de que Few tuviese un arma de fuego.

El forense de la zona dijo esta semana que los agentes cumplían una orden contra Few cuando el hombre huyó, pero el coronel Mike Edmonson, superintendente de la policía de Luisiana, dijo el viernes por la noche que no había evidencia sobre una orden.

Edmonson dio pocos detalles sobre la investigación o sobre qué condujo al arresto de los oficiales el viernes. Aunque sí dijo que la investigación incluía revisión de las cámaras portátiles que llevaban los policías y de las llamadas al servicio de emergencias 911.

El padrastro de Few, Morris German, de 57 años, acusó a los alguaciles de abrir fuego de forma indiscriminada contra el vehículo. Few estaba muy sedado, no podía hablar y tenía fragmentos de bala alojados en el cerebro y el pulmón, dijo German. Describió a Few como un padre entregado, y dijo que el niño era “toda su vida”.

Al pequeño, de 6 años, se le había diagnosticado autismo, dijo German. La familia se había mudado recientemente a Marksville desde Hattiesburg, Mississippi. (AP / Univision)