sábado, 28 de noviembre de 2015

noviembre 28, 2015
NAMUGONGO, Uganda, 28 de noviembre.- El Papa llevó a Uganda la piedra para edificar una iglesia, la tomó de la Basílica Papal de San Francisco en Asís, en la región italiana de Umbría. Los frailes esperan que sea auspicio de esperanza y atención hacia un continente oprimido por fuertes injusticias.

El papa Francisco rindió hoy en Kampala homenaje a los mártires ejecutados a finales del siglo XIX por el rey de Uganda Mwanga II, quienes en su fe "buscaron el bien de todos, incluso del mismo rey que les condenó por su credo cristiano. Su respuesta -dijo- buscaba oponer el amor al odio".

El homenaje de Francisco comenzó con una visita al santuario anglicano de los mártires de Namugongo, en las afueras de Kampala, donde rezó de rodillas una oración por ellos.

Los placeres mundanos y el poder terrenal están muy lejos de dar alegría, es la fidelidad a Dios, la integridad de la vida y la preocupación por el bien de los otros los que dan la paz que el mundo necesita, indicó hoy el Papa Francisco.

En el santuario anglicano de los mártires de Namugongo, Uganda, donde cumple su segundo día de visita, el pontífice encabezó una ceremonia en el lugar en el que a finales del siglo XIX Charles Lwanga, un paje de la corte del rey Buganda Mwanga y otras 45 personas (23 anglicanos y 22 católicos), fueron quemados vivos.

“El testimonio de los mártires muestra, a todos los que han conocido su historia, entonces y hoy, que los placeres mundanos y el poder terreno no dan alegría ni paz duradera”, señaló.

“Es más, la fidelidad a Dios, la honradez y la integridad de la vida, así como la genuina preocupación por el bien de los otros, nos llevan a esa paz que el mundo no puede ofrecer”, enfatizó.

Pero, aseguró que ello “no disminuye nuestra preocupación por las cosas de este mundo, como si miráramos solamente a la vida futura”.

“Al contrario, nos ofrece un objetivo para la vida en este mundo y nos ayuda a acercarnos a los necesitados, a cooperar con los otros por el bien común y a construir, sin excluir a nadie, una sociedad más justa, que promueva la dignidad humana, defienda la vida, don de Dios, y proteja las maravillas de la naturaleza, la creación, nuestra casa común”, añadió.

El Papa indicó que hoy “recordamos con gratitud el sacrificio de los mártires ugandeses, cuyo testimonio de amor por Cristo y su Iglesia ha alcanzado precisamente los extremos confines de la tierra”.

Señaló que los mártires Joseph Mkasa y Charles Lwanga que, después de haber sido instruidos por otros en la fe, quisieron transmitir el don que habían recibido, pero lo hicieron en tiempos difíciles.

“No estaba amenazada solamente su vida, sino también la de los muchachos más jóvenes confiados a sus cuidados”, señaló el pontífice.

“Dado que ellos habían cultivado la propia fe y habían crecido en el amor de Cristo, no tuvieron miedo de llevar a Cristo a los demás, aun a precio de la propia vida”, agregó.

Francisco llegó el viernes por la tarde a Uganda, la segunda etapa de su viaje apostólico por África. En el aeropuerto fue recibido por el presidente Yoweri Kaguta Museweni, autoridades religiosas y civiles y un grupo de danzantes que ejecutó en su honor un baile tradicional.


Del aeropuerto fue trasladado a la State House (Casa de Gobierno), de Entebbe, donde después de saludar en privado a la familia del presidente, encontró a las autoridades y al cuerpo diplomático de Uganda.

En el discurso pronunciado en el Salón de las Conferencias, Francisco recordó que con su visita quería conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por su predecesor, el Papa Pablo VI.

“Mi visita pretende también llamar la atención sobre África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África como al continente de la esperanza”, señaló.

El viernes Francisco elogió la “preocupación excepcional” que Uganda ha mostrado por acoger a los refugiados, “para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado”.

“Nuestro mundo, atrapado en guerras, violencia, y diversas formas de injusticia, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes”, dijo.

“La manera como los tratamos es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados”, subrayó.

El Papa Francisco viajará de Uganda a República Centroafricana para luego regresar a Roma el próximo 30 de noviembre por la tarde en la que es su undécima gira internacional y la primera por África. (EFE / NTX / Repubblica / La Razón España)