martes, 17 de noviembre de 2015

noviembre 17, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 17 de noviembre.- El pasado lunes, dos ciudadanos denunciaron a agentes de la Secretaría de Seguridad Pública por robo, discriminación, privación ilegal de la libertad y allanamiento de morada.

Movilización policíaca tras robo en la joyería San Román (foto: Por Esto!)

Daniel Aguilar, de 34 años de edad y veterinario de profesión, narró en entrevista concedida a Libertad de Expresión Yucatán que los agentes lo acusaron a él y a Milton Zayas Pérez, de 39 años de edad, maestro en una escuela de arte y con prestigio en el medio, de haber participado en el robo de la joyería San Román, ubicada en el Centro de esta ciudad, hecho que usaron como pretexto para irrumpir en su morada, hurgar entre sus pertenencias, amenazarlos a ambos y retenerlos por varias horas.

El lunes 16 de noviembre por la madrugada, recordó, ambos fueron a un Oxxo ubicado en la calle 59 del Centro para comprar unos hot dogs y, al salir, pasaron frente a la joyería y vieron la movilización policíaca por el robo en la misma.

A las 9 de la mañana del mismo día, agentes de la SSP tocaron a su puerta y les pidieron permiso para ingresar al predio con el argumento de que una vecina reportó la presencia de ladrones sobre los techos de la zona.

Considerando normal esta situación, ya que la vivienda se encuentra en la calle 57, frente al edificio central de la Policía Municipal, en el barrio de Mejorada, Aguilar no objetó y dio su consentimiento. Sin embargo, rápidamente entraron 15 agentes al predio y comenzaron a revisar sus pertenencias, para lo cual no pidieron permiso.

Sorprendidos, los afectados preguntaron a los policías qué estaban haciendo y si tenían una orden de cateo. En respuesta, uno de los oficiales les dijo que no necesitaban tal porque "son la ley" y que un policía municipal reportó que habían pasado por la joyería en la madrugada.

En este punto, Aguilar precisó que pasaron caminando en la acera frente a la joyería conforme salían del Oxxo, y que los oficiales en la zona no los pararon.

Cuando los agentes le dijeron que se los iban a llevar, el entrevistado intentó hacer una llamada pero su teléfono celular le fue arrebatado.

Los policías procedieron a sacar a ambos "por la mala", sometiéndolos y encañonándolos. Tras tenerlos algunos minutos en una patrulla, a Aguilar lo subieron a un Civic negro que estacionaron sobre la calle 54 y a Zayas se lo llevaron en un Jetta con dos agentes vestidos como civiles en la parte posterior.

No fue hasta las 4:30 de la tarde que finalmente los liberaron. El encargado del operativo, un individuo descrito como moreno, fornido y no muy alto, con playera negra y pantalón verde tipo militar, le aventó sus cosas a Aguilar y le dijo que sospecharon de él debido a que los ladrones drogaron a los perros y él es veterinario. Sin embargo, ninguna de las medicinas encontradas en su domicilio sirve para sedar animales, hecho que fue reconocido por el oficial.

El agente también sustrajo sus botas y le dijo que "se parecían" a huellas encontradas en la escena.

Respecto a Zayas, el policía indicó que se le consideró sospechoso debido a que es alto, tal como uno de los ladrones, y que a ambos se les catalogó como sospechosos por tener tatuajes, hecho que el entrevistado describió como discriminatorio.

El mencionado agente, indicó, le dijo que no denunciara los hechos y que estas cosas pasan en Yucatán porque así "mantienen la paz".

Aparte del Civic y el Jetta, participaron en el operativo tres camionetas de la SSP. Aguilar y Zayas jamás pisaron el ministerio público.

La casa quedó "patas para arriba", añadió el entrevistado. Los policías le robaron a él $5,000 y joyas y a su amigo $850 que se encontraban en su cartera.

La noche del mismo lunes, los afectados levantaron una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) (M1/2790/15) y una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey) por los hechos antes descritos.

Aunque dijo no haber memorizado los números de las patrullas y las placas de los vehículos que participaron en el cateo ilegal de su domicilio, el entrevistado recordó que el oficial que estuvo con él todo el tiempo tenía el apellido Ruiz en su uniforme.

Aguilar indicó que le da miedo regresar a su casa y que únicamente lo hizo para documentar con fotografía el desorden que dejaron los oficiales, a petición de la Codhey. (JMRM)