martes, 13 de octubre de 2015

octubre 13, 2015
MADRID, España, 13 de octubre.- La ofensiva aérea lanzada por aviones rusos está dando sus frutos en la batalla que libra el régimen de Bachar el Asad y las fuerzas rebeldes. Según informó ayer Damasco, tras una treintena de ataques de cazas rusos, la estratégica localidad de Kafer Nabuda, en la frontera entre las provincias de Hama e Idlib, fue recuperada por tropas del Ejército sirio y combatientes de la milicia libanesa chií Hezbolá. El control de Kafer Nabuda es vital para atacar posiciones insurgentes junto a la carretera M5 que atraviesa el país, desde la frontera jordana, en el sur, hasta Alepo, en el norte.

La intensa campaña de la aviación rusa durante los últimos 12 días le ha allanado el camino en las provincias de Idlib y Hama (oeste) y en su feudo alauí de Latakia, en la costa mediterránea, donde Moscú defiende su base naval de Tartus en un escenario que se asemeja cada vez más al de la guerra fría.

El Ejército sirio informó también ayer de que junto a Kafer Nabuda, sus tropas recuperaron otras cuatro localidades de la provincia de Hama y la ciudad de Jub al Ahmar, en Latakia. Esta última región, bastión de la cúpula de gobierno, es una de las prioridades en la estrategia militar de El Asad para la que Rusia está aportando su apoyo aéreo. El control de Jub al Ahmar despeja el camino al régimen en la batalla de la fértil planicie de Ghab, entre Hama, Idlib y Latakia, esencial para los intereses de Damasco en la franja occidental de Siria. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres e informadores en el terreno, apuntó que tanto en Kafer Nabuda como en Jub al Ahmar, las hostilidades prosiguen.

Ante todo Estados Unidos nunca pensó que Rusia intervendría directamente en Siria. Es una incapacidad de previsión flagrante en una superpotencia imperialista que se jacta de superioridad económica y militar cuando estos, precisamente, están en un proceso de deterioro acelerado. En realidad han sido incapacidades de sus “sabios” y sus “doctores” como Zbigniew Brzezinski, Henry Alfred Kissinger (simples copistas de los teóricos de la globalización anticomunista de los años 80 del siglo pasado) y otros que se esconden en los intramuros de la CIA y el Pentágono bajo estricta supervisión del grupo de poder fascista de Washington y que son responsables de la caída en cascada del viejo ejército estadounidense en Ucrania, donde Rusia, como en Siria, lo está aplastando. Por lo menos eso es lo que se percibe cuando se observa que Crimea es reincorporada a Rusia. Un triunfo militar de este país (Rusia) por el que lloran Francia y Alemania de los François Gérard Georges Hollande y Angela Dorothea Merkel.

Y, en este contexto, se fortifica cada vez más el nuevo posicionamiento geoestratégico ruso en torno a Oriente Medio, particularmente, sobre Siria, que empezó con dos hechos muy importantes:

Primero, con el derribo, prácticamente, vaporización de su F-16 con un S-300 por el ejército sirio el 21 de agosto de 2015 en (según el traductor google, Mazza AB al pie de la montaña Qaasiyoon) al oeste de Damasco a fin de disuadirlo de su malévolo propósito por instalar una zona de exclusión aérea sobre territorio sirio. Esto ya demostraba la existencia de estos aparatos (S-300) en territorio sirio antes del 30 de septiembre de 2015.

Y, segundo, con la construcción de la base aérea de Humaimam, en la ciudad costera de Latakia en el noroeste de Siria (que sufrió, como se recordará, ataque naval de Israel el 05 de julio de 2013 pensando que allí habían misiles avanzados antibuque Yakhont), en el mismísimo puerto donde se apretujaban Estados Unidos, sus bandas paramilitares (Estado Islámico) y sus sirvientes de esta región (Israel, Turquía, Arabia Saudita, etc.) para, desde allí, exportar petróleo a Europa procedente de sus hurtos y usurpaciones en el Caspio e Irak. (El País / Enrique Muñoz Gamarra / tercerainformacion.es)