miércoles, 14 de octubre de 2015

octubre 14, 2015
CIUDAD DEL VATICANO, 14 de octubre.- «Yo quisiera, antes de comenzar la catequesis, en nombre de la Iglesia, pedirles perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han sucedido tanto en Roma como en el Vaticano, les pido perdón». Papa Francisco comenzó de esta manera la Audiencia general en la Plaza San Pedro. Partiendo de la página evangélica sobre la condena de Jesús frente a los que escandalizan, el Papa dedico su reflexión al tema de las promesas que hacemos a los niños.


«La Palabra de Jesús es fuerte hoy: ‘¡Ay del mundo a causa de los escándalos!’ Jesús es realista y dice que es inevitable que vengan los escándalos pero ¡ay del hombre que causa el escándalo! Yo quisiera, antes de comenzar la catequesis, en nombre de la Iglesia, pedirles perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han sucedido tanto en Roma como en el Vaticano, les pido perdón», dijo Papa Francisco sin especificar los casos concretos que se verificaron en los últimos días en una comunidad religiosa de la capital italiana.

«Hoy -prosiguió- reflexionaremos sobre un argumento muy importante: las promesas, las promesas que hacemos a los niños. No hablo de las promesas que hacemos aquí o allá, durante el día, para ponerlos contentos o para hacer que se porten bien (quizá con algún truco inocente, te doy un caramelo, esas promesas…), para intentar a que se comprometan en la escuela o para disuadirlos de algún capricho. Hablo de otras promesas, de las promesas más importantes, decisivas para lo que esperan de la vida, para su confianza en los seres humanos, para su capacidad de concebir el nombre de Dios como una bendición. Son promesas que nosotros les hacemos a ellos. Nosotros los adultos estamos listos para hablar de los niños como una promesa de la vida. Todos decimos los niños son una promesa de la vida. Y también fácilmente nos conmovemos diciendo que los jóvenes son nuestro futuro. Es verdad. Pero me pregunto, a veces ¡si somos también serios con su futuro! Con el futuro de los niños, con el futuro de los jóvenes. Una pregunta que debemos hacernos más a menudo es esta: ¿Qué tan leales somos con las promesas que hacemos a los niños, trayéndolos a nuestro mundo? Nosotros los hacemos venir al mundo y esta es una promesa. ¿Qué le prometemos a ellos? Acogida y cuidado, cercanía y atención, confianza y esperanza, son también promesas de base, que se pueden resumir en una sola: amor. Nosotros prometemos amor, es decir, el amor que se expresa en la acogida, el cuidado, en la cercanía, en la atención, en la confianza, en la esperanza. Pero la gran promesa es el amor. Este es el modo más adecuado para acoger a un ser humano que viene al mundo, y todos nosotros lo aprendemos, incluso antes de ser conscientes. A mí me gusta mucho cuando veo a los papás y mamás, cuando paso entre ustedes, trayéndome a un niño, una niña pequeños… ‘Pero ¿cuánto tiene?’; ‘Tres semanas, cuatro semanas’, pero busco que el Señor lo bendiga, esto se llama amor también».

El amor, continuó Francisco, «es la promesa que el hombre y la mujer hacen a cada hijo: desde que es concebido en el pensamiento. Los niños vienen al mundo y esperan tener confirmación de esta promesa: lo esperan en modo total, confiado, indefenso. Basta mirarlos: en todas las etnias, en todas las culturas, ¡en todas las condiciones de vida! Cuando sucede lo contrario, los niños son heridos por un “escándalo”, por un escándalo insoportable, más grave, en cuanto no tienen los medios para descifrarlo. No pueden entender qué cosa sucede. Dios vigila sobre esta promesa, desde el primer instante. ¿Recuerdan qué dice Jesús? Los ángeles de los niños reflejan la mirada de Dios, y Dios no pierde nunca de vista a los niños. ¡Ay de aquellos que traicionan la confianza, ay! Su confiado abandono a nuestra promesa, que nos compromete desde el primer instante, nos juzga.Y quisiera agregar otra cosa, con mucho respeto por todos, pero también con mucha franqueza. Su espontánea confianza en Dios no debería de ser nunca herida, sobre todo cuando eso ocurre con motivo de una cierta presunción (más o menos inconsciente) de ocupar el lugar de Dios. La tierna y misteriosa relación de Dios con el alma de los niños no debería ser nunca violada. Es una relación real que Dios la quiere y Dios la cuida». El niño está listo desde el nacimiento para sentirse amado por Dios, está listo para esto. Apenas está en grado de sentirse que es amado por sí mismo, un hijo siente también que hay un Dios que ama los niños».

El niño está listo desde su nacimiento, indicó el Pontífice, «a sentirse amado por Dios», y «ustedes, papás y mamás -dijo dirigiéndose a los fieles que estaban en la Plaza San Pedro- tienen esta chispa de Dios que dan a los niños, ustedes son instrumento del amor de Dios y esto es bello, bello, bello. ¡Sólo si miramos los niños con los ojos de Jesús, podemos verdaderamente entender en qué sentido, defendiendo a la familia, protegemos a la humanidad!», exclamó Papa Francisco, antes de pedir que los fieles rezaran por el Sínodo sobre la familia que se está llevando a cabo en el Vaticano.

Antes de dirigirse a la Plaza San Pedro, el Papa pasó a saludar a los enfermos y a los ancianos que, para protegerse de una eventual lluvia, siguieron la catequesis desde el Aula Pablo VI: «Hoy -les dijo- podría llover, y así ustedes están en el Aula y pueden seguir todo desde aquí. Espero que se encuentren bien, y, si alguien quiere un café, puede pedirlo… Pero no les garantizo que lo traigan». Al final de la Audiencia, recordando que el próximo sábado 17 de octubre será la Jornada Mundial del Rechazo de la Miseria, Francisco dijo: «Esta jornada se propone aumentar los esfuerzos para eliminar la extrema pobreza y la discriminación, y para asegurar que cada uno pueda ejercer plenamente los propios derechos fundamentales. Todos estamos invitados a hacer nuestra esta intención, para que la caridad de Cristo alcance y levante a los hermanos y a las hermanas más pobres y abandonados».

Aclara Lombardi que el Papa no habla de políticos 

El jefe de prensa del vaticano, padre Federico Lombardi, ha precisado que los escándalos en Roma y en el Vaticano por los que ha pedido perdón el Papa esta mañana antes de dar comienzo a la audiencia general de este miércoles se referían a "hombres de iglesia" y no políticos.

"El Papa se da cuenta de que hay personas sencillas que vienen a la audiencia general turbadas o con dolor por las noticias que se leen en los periódicos y por tanto por la responsabilidad que tiene la Iglesia, los hombres de Iglesia. Por eso pide perdón porque no exista solo lo positivo y la educación, sino ejemplos negativos que pueden turbar", ha comentado.

Preguntado sobre la realidad a la que se refería el Papa, el jesuita ha dicho en un principio que "si el Papa usa una fórmula de carácter general, es su elección" y que "si quisiera ser más concreto, sabe muy bien cómo hacerlo".

"El Papa ha escuchado la lectura de la Biblia que hablaba de los escándalos. No tengo nada que decir", ha sentenciado Lombardi al respecto durante la habitual rueda de prensa del Vaticano tras los trabajos sinodales sobre la familia.

La prensa italiana ha interpretado que el Papa se refería tanto a los casos de pederastia como a el malestar creada en el Vaticano después de la filtración de una carta supuestamente firmada por 13 cardenales en la que criticaban la metodología de la reunión de los obispos sobre la familia.

Otros expertos vaticanistas han apuntado a que el Papa se refería al prelado polaco Krzysztof Charamsa, que trabajaba dentro del Vaticano en la Congregación para la Doctrina de la Fe y era secretario adjunto de la Comisión Teológica que antes de que diera comienzo el Sínodo declaró su homosexualidad y presentó a su pareja.

Finalmente la prensa italiana ha referido que el pontífice se refería a la situación creada en una parroquia de Roma en la que sus fieles han denunciado recientemente en una carta la existencia de locales para homosexuales en la zona así como la presencia en uno de ellos de un sacerdote.(Iacopo Scaramuzzi / Vatican Insider / periodistadigital.com)