viernes, 2 de octubre de 2015

octubre 02, 2015
pentagrama

Teatro Libertad con la soprano Mía Monforte y el concertista de talla internacional Manuel Rubio. Un recital de un gusto exquisito y muy refinado. Inició con piezas renacentistas; la primera, una obra de John Dowland, música introspectiva y delicada. También del Siglo de Oro, "Toda mi vida os amé", de Luis de Milán. Otra de John Dowland, op.70,  de donde se basara Benjamin Britten para su "Nocturnal". Originalmente la voz debía ser con acompañamiento de laúd, se adaptó para guitarra. Luego brindaron el madrigal "When from my love I looked for love", de John Bartlet.

De ahí pintó un paisaje de la música barroca de Alemania, un aria de Händel original para contratenor. Pasaron a una de Mauro Giuliani con texto de Goethe (Fausto), en la que narran un juramento que se rompe.

Interpretaron dos piezas de Schubert, el "Ave María", un lied que la Iglesia adopta para venerar a la Virgen pero en su origen no es tal, sino el tercer canto de Elena ("La dama del lago", Walter Scott), doncella escondida de quienes la buscan. Después, "Gretchen am Spinnrade" ("Margarita en la rueca"), una obra para piano; en la cual ella está locamente enamorada de Fausto, pierde todos sus sentidos con su ausencia y daría todo por captar su mirada, sus besos, sus caricias, y moriría en sus brazos si pudiera tenerlo.


Un breve receso y reanuda con música española. Seguidillas de Fernando Sor, catalán, armonías con mucha alegoría. En "Cesa de atormentarme, cruel memoria" cuenta el tormento y sufrimiento que tiene su alma, su existir, al vivir con una mujer y que sería sumamente alegre si se liberara de ella. Luego "Si dices que mis ojos te dan la muerte, confiésate, porque los míos harán lo mismo".

"Prepárame la tumba, que he de morir en los brazos de la falsedad". Le siguió una jocosa narrativa de una madre con la hija que traía una marca comprometedora y le reclama la señora dónde queda la vergüenza, a lo que la joven contesta "las cucarachas, madre, se la han comido" y la mamá le reprime: Muchacha, mientes, porque las cucarachas no tienen dientes".

Luego ejecutan la seguidilla en que habla una mujer (entendí, ligera) que dice: el que quiera vivir amándome, no tenga pena y si me aborrece, que haga lo mismo. Después compara a la mujer con las guitarras, puesto que las cuerdas solas no suenan y si las aprietan mucho, se emocionan y saltan. Suenan mejor si más las aprietan y nosotras, las mujeres, solemos saltar cuando más nos aprietan, pues somos muy templadas.

Tocó el turno a Manuel de Falla, hoy traigo los ojos muy enterrados,dicen que no me quieres, ya me has querido...Váyase lo ganado por lo perdido.

Concluye Mía  con la seguidilla murciana "Cualquiera que el tejado tenga de vidrio, no debe tirar piedras al del vecino. Arrieros semos; ¡Puede que en el camino nos encontremos!" y nadie dé una moneda por su compra.

"Canciones del Mundo para Soprano y Guitarra" fue la presentación de un concierto diferente a lo que por lo general se encuentra en esta ciudad. Un recital muy bien realizado, por un lado Manuel Rubio, un excelente guitarrista cuyos dedos flotaron en las cuerdas y estas vibrando enmielando el alma de los presentes con un fino néctar que se apetece, y una Mía alta, elegantemente ataviada como un bello nardo y una voz sublime que llenó más allá del escenario.

Entre el público estaban la escritora Ana María Aguiar de Peniche y el guitarrista Eduardo Rodríguez.

La semana que viene, el jueves 8 a las 8 de la noche, también en el Teatro Libertad y dentro del marco del Otoño Cultural, Mía Monforte nos regalará otro concierto, completamente diferente del de anoche: "Canciones del mundo", música internacional del siglo XX, temas representativos de diferentes géneros. Ahí nos vemos.