jueves, 8 de octubre de 2015

octubre 08, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Será el sereno.. Un disparo para acabar la guerra Sonya Lasiete, bella patinadora en hielo, fue a pedir trabajo en una empresa de espectáculos de patinaje. Le preguntó el empresario: "¿Puede usted levantar los dos pies en el aire?". "Sí respondió Sonya. Y al caer sigo patinando". Aclaró el empresario: "Yo no digo patinando". La cigüeña se quejaba con tristeza. "La gente me llama 'el pajarraco' suspiraba, y yo lo único que hago es acabar lo que empezó un pajarito"... Un europeo vino a México en viaje de negocios. Los negocios no están reñidos con el placer: siempre hay tiempo para todo, hasta para los negocios. Así, el sujeto le preguntó a un botones del hotel si podía conseguirle compañía femenina. El muchacho declaró que el hotel era decente, y que además él no sabía dónde podía encontrar eso. Pero ¡ah, mundo!una generosa propina hizo el milagro de aclararle súbitamente las entendederas, y media hora después el europeo tenía en su habitación a una pizpireta chica de muy buen ver y de mucho mejor tocar. El tiempo es dinero, como dijo el fabricante de relojes. Prontamente la muchacha se quitó la blusa. La miró el europeo y dijo con disgusto: "¡Bah! En mi país las mujeres no se afeitan las axilas. Parece que tienen estambre en ellas. La chica se despojó de su siguiente prenda. "Bah! volvió a molestarse el europeo. ¡Nada de pelitos en el pecho! ¡Las mujeres de mi país parece que tienen estambre ahí!". La muchacha entonces se quitó las medias. "¡Bah! exclamó otra vez el individuo. ¡En mi país las mujeres no se depilan las piernas! ¡Parece que tienen estambre en ellas!". Entonces fue la muchacha la que se molestó. "¡Bueno! le dijo con impaciencia al europeo. ¿Vienes a follar o vienes a tejer?". El manejador de un equipo de beisbol le informó al dueño de la organización: "Acabo de recibir dos nuevos pitchers. Uno lanza muchas pelotas bajas; el otro tira casi puras bolas altas". Preguntó el ejecutivo: "¿Cuál de los dos promete más?". Respondió el manager: "El Jirafo". "¿El Jirafo?" repitió el propietario, extrañado por aquel extraño apodo. "Sí", confirmó el manager. El de las bolas altas". Será el sereno, como antes se decía, pero yo tengo para mí que la hacienda porfiriana era más productiva que el ejido revolucionario. Y no se diga que eso se debe a que los campesinos eran peones acasillados a quienes se daba trato de esclavos. Eso es mentira grande. Podrá haber habido algún hacendado cruel a la manera de aquellos que representaba en el cine Carlos López Moctezuma, pero el caso general era el del
hacendado paternalista que cuidaba de sus trabajadores si se quiere por propio interés, remediaba sus necesidades y los protegía. El ejido, en cambio, convirtió al campesino en una especie de incapacitado sujeto a la tutela de los líderes y los burócratas agrarios, y acabó por arruinar al campo y por hacerlo fuente de emigrantes. Será el sereno, como antes se decía, pero ésa es la verdad. Himenia Camafría y Solicia Sinpitier, maduras señoritas solteras, regresaron de un viaje por Alaska, y le contaron sus experiencias a su amiguita Celiberia Sinvarón, soltera igual que ellas. Empezó Himenia la conversación hablando del clima en aquella fría región del planeta. Dijo: "La última noche estuvimos bajo uno". Prorrumpió escandalizada Celiberia: "¿Las dos?"... Dijo la maestra: "La ley de la gravedad es la que nos mantiene pegados a la Tierra".
"Pos ya nos jodimos comentó Pepito. En este país se violan todas las leyes"... Don Poseidón, granjero acomodado, fue a una casa de lenocinio en la ciudad y le pidió a la madama que le trajera una muchacha. Subió con ella a las habitaciones superiores, pero apenas habían entrado en el cuarto cuando la chica salió muy escandalizada. "¡Ah, no! profirió con enojo mientras bajaba la escalera. ¡Eso yo no lo hago!". Don Poseidón pidió otra chica, y sucedió lo mismo: de nueva cuenta la mujer salió del cuarto meneando la cabeza con disgusto al tiempo que decía: "No acostumbro hacer tal cosa". Igual sucedió con la tercera chica. Al ver aquello la dueña del establecimiento llamó a don Poseidón y le dijo: "Señor: nuestras muchachas se dedican a esto, es cierto, pero hay algunas cosas que no hacen". "Pos me parece muy mal, comentó don Poseidón.
En mi pueblo todas me fían"... FIN.