jueves, 17 de septiembre de 2015

septiembre 17, 2015
BUDAPEST / BELGRADO, 16 de septiembre.- La decisión de Hungría de cerrar físicamente su frontera con Serbia ha disparado hoy la tensión, no solo con los refugiados que reclaman, incluso de forma violenta, poder pasar y salir del limbo legal en que se encuentran, sino también con el Gobierno serbio.

Día y medio después de que se interrumpiera el paso de refugiados, un pequeño grupo de entre los cientos que esperan en la zona de nadie entre los dos países derribó hoy las vallas que cierran el cruce fronterizo de Horgos para forzar su entrada en Hungría, pero la Policía los detuvo empleando gas pimienta y un cañón de agua, según mostraron varias emisoras de televisión.

Refugiados y policías ante la frontera húngara cerrada. (Reuters)

En las imágenes pueden verse también a algunos refugiados que arrojan objetos a los agentes.

Zoltán Kovács, portavoz del Gobierno húngaro, llegó a asegurar al respecto que "la prensa mundial puede ver que no se trata de refugiados pacíficos. Inmigrantes agresivos y armados han sitiado la frontera húngara", según recoge el portal informativo Origo.

"Libertad!" y "Abran las puertas!" gritaban los refugiados, provenientes en su mayoría de países en conflicto como Siria o Afganistán y cuya meta es llegar a Europa Occidental, principalmente a Alemania.

La Policía informó de que catorce agentes sufrieron heridas y dos de ellos fueron hospitalizados, pero no dio detalles sobre lesiones entre los refugiados.

Según estimaciones de la televisión pública M1, unos 150 inmigrantes sufrieron heridas en el choque con los agentes.

Por su parte, Péter Szijjártó, ministro de Exteriores húngaro, anunció que se había comunicado con su homólogo serbio, Ivica Dacic, a raíz de unos acontecimientos en los que, dijo, "la policía fue atacada brutalmente".

"Le he pedido que actúen, ya que el ataque vino de territorio serbio", agregó Szijjártó.

El ministro agregó que este cruce fronterizo permanecerá cerrado al menos por un mes más.

Por su parte, Serbia anunció el envío de fuerzas policiales para evitar agresiones a los agentes húngaros desde territorio serbio y para apartar a los refugiados de la valla.

"Haremos lo posible para que no haya más incidentes, pero nos gustaría que los colegas húngaros actuaran con menos agresividad hacia los inmigrantes. Entonces sería más fácil controlar la situación", indicó el Ministerio del Interior serbio en un comunicado.

El ministro de Trabajo serbio, Aleksandar Vulin, acudió a la zona y se dirigió a los refugiados pidiéndoles calma.

Autobuses fletados por la Policía serbia se llevaron posteriormente a muchos refugiados al centro de acogida de Kanjiza y la situación en la frontera se tranquilizó, según la emisora N1.

Las leyes que entraron en vigor ayer prevén penas de entre uno y tres años por el cruce ilegal de la frontera, que pueden elevarse hasta los cinco años si se hace dañando la valla construida en los últimos meses en la frontera con Serbia para detener la inmigración.

En la ciudad de Szeged, a unos 20 kilómetros de la frontera con Serbia, un tribunal local comenzó hoy a aplicar esta nueva legislación y dictó la expulsión de Hungría, en juicios de apenas 80 minutos, de 9 refugiados y la prohibición de regresar al país por períodos de entre uno y dos años.

La Policía de Hungría informó hoy de que ya ha tomado "diferentes medidas" contra 519 refugiados que han cruzado ilegalmente la frontera desde que entró en vigor la nueva ley.

Pese a las tensiones de hoy en la frontera con Serbia, la situación en Hungría ha cambiado esencialmente y ayer las autoridades interceptaron a poco más de 300 refugiados que entraron en el país de una manera ilegal, mientras que en los días anteriores ese número llegó a alcanzar en ocasiones los 10.000.

Ante el cierre de la ruta húngara, los refugiados han comenzado a dirigirse hacia Croacia.

Este país y Eslovenia se han manifestado hoy dispuestos a habilitar corredores para que los exiliados puedan cruzar sus territorios y llegar a Austria y luego a Alemania, el destino preferido de la mayoría de ellos.

Hoy aparecen vacíos tanto el punto de reunión de Röszke, en el lado húngaro de la frontera con Serbia, como en la estación Keleti de Budapest, atestadas durante las últimas semanas de refugiados, una señal de que Hungría ha dejado de ser parte de la ruta migratoria.

En vista de que la doble valla fronteriza y las severas leyes han detenido la ola de refugiados, el Gobierno húngaro ha comenzado ya la construcción de otro muro en un tramo de su frontera con Rumanía, una medida criticada duramente por este país, socio, como Hungría, de la Unión Europea.

En una entrevista que publica hoy el diario austríaco "Die Presse", el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, anunció que también se protegerá con una verja algunos tramos de la frontera con Croacia. (EFE)