viernes, 18 de septiembre de 2015

septiembre 18, 2015
BERLÍN, Alemania, 18 de septiembre.- La pregunta tal vez sería si los refugiados beben cerveza o si su religión se los impide. Múnich acoge a partir del sábado su tradicional fiesta a unos seis millones de visitantes, en pleno flujo de refugiados en Baviera, por lo que las autoridades han decidido reforzar las medidas para evitar altercados.

Para esta edición del Oktoberfest, la número 182, la policía ha previsto numerosas medidas para evitar posibles choques entre amantes de la cerveza y refugiados, a menudo musulmanes, en momentos en que, además, la extrema derecha prevé manifestarse contra los solicitantes de asilo.

"Nuestro objetivo es separar a los diferentes grupos para que no se  produzca ninguna situación de conflicto", declaró el ministro bávaro de Interior, Joachim Herrmann.

"Sobre todo los solicitantes de asilo de países musulmanes, que no están acostumbrados a encontrarse en público con gente sumamente ebria", explicó.

La vispera del Oktoberfest, Pep Guardiola dijo que no le gustan las jarras de cerveza de un litro típicas de Baviera. "Son demasiado grandes para mi gusto. Me gustan las cervezas pequeñas y frías. Una cerveza grande ya no está fría después de tres minutos. Y cuando una cerveza no está fría, ya no está buena". El técnico del Bayern Múnich no comparte la costumbre alemana de no beber la cerveza demasiado fría, para poder degustar el sabor. (DPA)

Además, la convocatoria de militantes de extrema derecha para una concentración el sábado delante de la estación de Múnich ha sido compartida por las redes sociales bajo la consigna "Manifestación antiasilo".

Desde el pasado 1 de septiembre, unos 75, 000 migrantes han llegado a Baviera, una región conservadora del sur de Alemania, procedentes de Austria tras un largo periplo por el este de Europa.

Los arribos son menos numerosos en Múnich desde que el domingo se reinstauraran los controles en la frontera con Austria, donde se les atiende desde entonces. Pero, a pesar de ello, las llegadas siguen siendo diarias en la estación de la capital bávara y la región, en conjunto, llegó a acoger a 9, 100 migrantes el miércoles.  

Wilfried Blume-Beyerle, encargado del Oktoberfest dentro del gobierno bávaro, explicó que se orientará a los visitantes de la fiesta de la cerveza hacia la salida sur de la estación, cerca de Wiesn, donde se reúnen los asistentes al festival.

En cambio, los migrantes saldrán por el norte, donde voluntarios los recibirán cada día con alimentos, bebidas y otros productos de primera necesidad.

Mil millones de ingresos

"Pero imagino que la gente que está aquí desde hace un poco más de tiempo, que ya ha presentado sus solicitudes de asilo en Baviera, tendrá curiosidad y querrán ir a ver el Wiesn", dejó caer Colin Turner, portavoz de los voluntarios que ayudan a los migrantes.

Se espera que, solo el sábado, lleguen 400,000 participantes al Oktoberfest. El año pasado, los 6. 3 millones de visitantes consumieron 6.5 millones de litros de cerveza.

La seguridad es esencial en este emblemático acontecimiento, que reporta en 16 días alrededor de mil millones de euros a la economía local.

El dirigente conservador de Baviera, Horst Seehofer, que se dio a conocer por sus críticas a la política de apertura hacia los migrantes de la canciller Angela Merkel, juzgó crucial la semana pasada que Múnich deje de recibir al grueso de los solicitantes de asilo.

Horst explicó que solicitó que se adopten "las medidas apropiadas" para que Múnich deje de ser el principal punto de llegada de migrantes durante las dos semanas del Oktoberfest.

Un reclamo que le costó numerosas críticas en las redes sociales por su falta de compasión, antes de la reintroducción de los controles fronterizos y de la reducción de las llegadas a Múnich.

Pero en Baviera, el tema de los migrantes suscita reacciones ambivalentes.

Mientras bebe una rubia en un "Biergarten" típico, Ursula Stellenberger, de 70 años, afirma estar "orgullosa" por el recibimiento que han dado los muniqueses a los sirios, afganos e iraquíes que huyen de la guerra.

"¿Pero hasta dónde va a llegar esto?", se pregunta Ursula, sin embargo, luciendo el vestido tradicional de Baviera.

"¿Cuántos más van a venir? ¿Dónde van a dormir? ¿Quién los va a alimentar? Queremos ayudar, pero también hay alemanes pobres que necesitan ayuda", comenta, echando mano de un discurso muy común en esta región conservadora y católica.(andina.com.pe / AFP)