sábado, 12 de septiembre de 2015

septiembre 12, 2015
Frente a la tragedia humanitaria representada por los miles de refugiados que huyen de la guerra y la violencia en sus países, la política europea ha demostrado estar muy poco preparada. Pero esto no ha impidido a los ciudadanos de todo el mundo desafiar el largo debate y la diplomacia y participar personalmente en la causa. Algunas personas llevan comida y agua, otras hab transportado en sus coches a los refugiados, hay quienes recaudan dinero y los que han ofrecido momentos de humanidad. Pequeños grandes gestos de solidaridad que merecen ser recordados: he aquí una pequeña selección. (Repubblica) 


Un policía de Múnich juega con un pequeño recién llegado a Alemania.


Sandra Tsiligeridu regresaba de un paseo en lancha con su marido, su hija de ocho años y una amiga cuando notó las manos de un hombre agitándose en el agua. El hombre se llama Mohamed y el barco en el que viajaba junto con otros refugiados se hundió cerca de la isla de Pserimos, a diez millas de Kos, en Grecia. "Todos se habrían comportado de la misma manera en mi lugar", dijo Sandra.


Serbia, un policía abraza a un niño llegado con su familia unas horas antes y en espera del autobús de la ONU para llegar a la frontera.



El regalo de un policía alemán a un niño sirio acabado de llegar a la estación en Múnchen.


Múnchen, un niño da la bienvenida a los refugiados que llegan a la estación, llevando algunos juguetes para compartir con sus hijos.


Ciudadanos húngaros llevan zapatos a la Estación del Tren en Budapest para los migrantes.



Antonis Deligiorgis es un militar griego que estaba desayunando cuando vio hundirse un barco lleno de refugiados contra las rocas de la isla de Rodas. Sin pensarlo demasiado, se lanzó al agua y rescató a varias personas.


Artistas de todo el mundo crearon y dedicaron varias obras a Aylan y Galip Kurdi, los dos niños sirios que se ahogaron.


Abdul, padre soltero de 35 años, huyó con sus dos hijas del campo de refugiados sirios de Yarmouk y llegó a Beirut. En esta foto trata de vender las últimas cosas que le quedan, un puñado de plumas, para alimentar a sus hijas. El activista belga Gissur Simonarson vio la foto en la red y puso en marcha una campaña de crowdfounding que en pocas horas llegó a recolectar $80,000 para ayudar a Abdul y su familia.

 
Voluntarios ofrecen un plato de sopa a los migrantes que llegan a la estación en Viena.
 

Voluntarios húngaros alinean agua y alimentos a lo largo del camino para los refugiados que van a pie hasta la frontera con Austria.


Unas 25 mil personas salieron a la plaza en Viena para decir que los refugiados son bienvenidos en su ciudad.


El mural dedicado al pequeño Aylan en la ciudad brasileña de Sorocaba; el pequeño murió ahogado al naufragar la balsa en que sus padres trataba de escapar de la guerra en Siria.

Unos 10 mil australianos salieron a las calles en varias ciudades para exigir que su gobierno haga más a favor de los refugiados.


El primer ministro finlandés Juha Sipilä ofreció su casa en Kempele (él y su familia viven en Sipoo) a los refugiados. Millonario y padre de cinco hijos, Sipilä dijo a la emisora nacional Yle que su casa puede empezar a acomodar a la gente desde el principio del próximo año.


El obituario dedicado por un anónimo australiano a Aylan Kurdi en el Sydney Morning Herald.


Laith Majid llora de alegría y abraza a los niños apenas llegada a la isla griega de Kos, su familia a salvo.

Voluntarios alemanes y austriacos, violando la ley húngara, han organizado un convoy de más de 140 vehículos para ayudar a los refugiados que llegan a la frontera. Gracias a ellos más de 13 mil personas han cruzado la frontera.


Los aficionados alemanes subrayan la disponibilidad del país para dar la bienvenida a los inmigrantes aprovechando la visibilidad proporcionada por los partidos de fútbol.

El conductor que permitió que el joven voluntario durmiera de forma gratuita en el tren sin tener que pagar el sobreprecio. (Foto publicado por un testigo)