lunes, 28 de septiembre de 2015

septiembre 28, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 28 de septiembre.- Ayer domingo 27 de septiembre, en el salón Lafontaine del Hotel Mirador, la Academia Liberal de Yucatán para rememorar los 205 años de la gesta independentista mexicana, tuvo a bien ofrecer un desayuno y posteriormente un foro titulado: “ La iglesia en la guerra de independencia” al que por supuesto acudieron miembros y simpatizantes de la mencionada asociación.


Como ponentes invitados asistieron: Lic. Simón Suárez C. Sr. Eduardo Trueba ,Ing Rafael Carrillo, Dr. Iván Franco C. , y el Historiador Angel Gutiérrez R. 

Carlos Suárez abrió la charla, haciendo notar el panorama social de aquellos tiempos :

“La guerra por la independencia devino sobre todo por la falta de libertades, la violación de los derechos del pueblo por sus autoridades virreinales, quienes siempre contaban con la participación y apoyo de la iglesia católica que jugaba siempre dos papeles. El ejercito insurgente estaba conformado por soldados que eran hombres del pueblo, humildes, y sus generales en su mayoría surgieron en el momento y nada sabían de combate y estrategia militares y esto lo suplieron con instinto y con un valor increíble y siempre permaneciendo fieles a su origen.

De gran importancia fue el cambio en la forma de pensar de los criollos quienes durante casi tres siglos se habían considerado orgullosamente españoles, aunque resentían la discriminación con la que eran tratados por los españoles nacidos en la Península y de acuerdo con la política que se venía siguiendo en la nueva España y con los valores de los indígenas mestizos esclavos y libres, los hacían sentirse cada vez más americanos y menos españoles y empezaban a reivindicar la pasada grandeza de los indígenas, además del descontento indígena y de otros sectores sociales, que se manifestaban en diferentes formas, constituyó un elemento en la creación de las condiciones que dieron lugar a las luchas por la Independencia en México”

El orador invitado, Eduardo Trueba nos menciona : ” Por ejemplo, en fecha tan temprana como el 30 de enero de 1811 el cura Miguel Hidalgo, mediante un edicto suscrito a nombre del Tribunal de la Inquisición por Don Manuel Flores fue formalmente excomulgado; el documento que destilaba odio en contra de la independencia y en contra de su caudillo Miguel Hidalgo -sin ahorrar adjetivos- le acusaba de "... hereje formal, apostata de nuestra Sagrada Religión Católica, deísta, materialista y ateísta, reo de lesa majestad divina y humana, libertino, excomulgado, sedicioso, revolucionario, cismático, judaizante, luterano, calvinista, blasfemo, enemigo implacable del cristianismo y del Estado, seductor protervo, lascivo, hipócrita, astuto, traidor al rey y a la Patria, pertinaz, contumaz y rebelde al Santo Oficio, soberbio suscitador y secuaz de las sectas y herejías de los gnósticos, de Sergio, Berengario, Cerinto, Carpócrates, Nestorio, Marción, joviniano, evionistas, luteranos, calvinistas y otros autores pestilenciales antiguos y modernos. Deístas, materialistas y ateístas: por todo lo cual a V. I. pido y suplico, que habida mi relación por verdadera, sin obligarme a mayor prueba, y aceptando confesiones en cuanto por mi hicieran, y no en más, se sirva declarar por su sentencia definitiva mi intención por bien probada, y al dicho Br. Don Miguel Hidalgo Costilla, por hechor y perpetrador de todos los crímenes de que le llevo acusado, y como tal incurso en la pena de excomunión mayor”

El Ing Rafael Carrillo interviene y afirma: “Hubo también un grupo de hombres y mujeres que pelearon por el movimiento en forma clandestina llamado los GUADALUPES, esta organización de inteligencia tuvo su mayor participación entre 1810 y 1814 y estaba formado por clases sociales diversas y en su mayoría Criollos y la principal función de este grupo era mandar Dinero, Medicinas, Armas, Provisiones y hacer labores de inteligencia a favor del ejercito libertador.

Haremos mención a algunos integrantes de este grupo: José María Luis Mora, Carlos María Bustamante, Ignacio LópezRayón, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Feliz López Vergara, José María Peláez, Francisco Manuel Sánchez de Tagle, José María de Sardonete y Llorente, María José Jáuregui, José María Fagoaga y Lizaur, estos últimos cuatro firmantes del acta de Independencia.

Por el Bando de los realistas independiente del Clero que apoyaba a la corona, mencionaremos al Obispo de Oaxaca Don Antonio Bergonza y Jordán y que luego fue Arzobispo de México que le decía a sus feligreses A LAS ARMAS AMADOS DIOCESANOS MIOS, QUE EN UNA GUERRA DE RELIGION TODOS DEBEMOS SER SOLDADOS.

Algunos otros no menos importantes que el de Oaxaca como Don Francisco Miguel Bringas, Don José María Zenón y Don Buenaventura Guaraña, predicaban en sus homilías una campaña contra los insurgentes, desviaban recursos del Diezmo para la formación de milicias y apoyaban al ejercito realista con armas, cárcel y ejecuciones a cualquiera que pareciese insurgentes.

Pero los más importantes que estuvieron en contra de la guerra de independencia y no así en su promulgación por su conveniencia fueron Don Manuel Abad y Queipo que fue el primero que excomulgo a Hidalgo, Don Primo Feliciano Marín y Porras, que fuel el que colabora con Elizondo en la traición que le hizo a Hidalgo y que fue atrapado en Acatita de Bajan, Don Juan Ruiz de Cabañas y Crespo Obispo de Guadalajara, Don Manuel Ignacio del Campillo Gómez González Obispo de Puebla y que hizo extensiva la excomunión a todos los insurgentes. 

A esta guerra de independencia, también se le conoce como la Guerra de las Vírgenes, pues mientras la Virgen de Guadalupe era el estandarte de los Insurgentes, la Virgen de los Remedios era la Virgen de los Realistas.”

En tanto, el Dr Iván Franco nos ofrece una respuesta a la pregunta medular : ¿Por qué se involucraron los curas en la independencia ? : 

“ Durante casi 300 años, la iglesia católica mexicana fue el más firme sostén y sólido apoyo de la dominación colonial española; y por ello, cuando el 15 de septiembre de 1810 estalló la insurrección popular en favor de la independencia nacional, esa misma iglesia se convirtió en el más encarnizado enemigo de la causa insurgente. Sin embargo, a pesar de estos innegables antecedentes, en el bicentenario de la iniciación de la independencia presenciamos los intentos de la jerarquía católica por presentar a su iglesia como precursora y autora de la independencia a partir de la actuación de varios caudillos militares insurgentes que reunían además el carácter de sacerdotes católicos, entre otros muchos, se menciona por supuesto a los curas Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón y Mariano Matamoros.

Algunas familias de curas insurgentes fueron, además, gravemente afectadas con la aplicación de la Consolidación de Vales Reales entre 1806-1809. La medida los llevó a perder créditos, inversiones y propiedades cuya venta o nueva administración benefició a la Real Hacienda y por supuesto a la atribulada Corona. La sensación de impotencia que vivieron las familias de los curas criollos, como ellos mismos, los acercó a los grupos sociales que vivían la secular historia de empobrecimiento por despojo de tierras, invasión de cajas y bienes comunales u onerosos cobros de tributos,rentas e impuestos. Fueron los sectores sociales que acompañaron a Hidalgo en sus primeras incursiones sangrientas contra europeos y criollos opulentos de ciudades como San Miguel el Grande, Guanajuato, Silao, Celaya, Valladolid, y demás. 

La sensación de pavor y miedo ante el rumor del arribo de los ejércitos insurgentes de Hidalgo convertía a las ciudades y pueblos en asientos fantasmas. Hidalgo manifestó arrepentimiento ante las sangrientas ejecuciones ordenadas. Frustración, deseo de justicia y odio contra los españoles (gachupines) se entremezclaron teniendo como líderes a curas párrocos quienes en nombre de la Virgen de Guadalupe buscaban justicia y construir una patria que los acogiese en libertad, sin explotación ni miseria de por medio.”

El historiador Angel Gutierrez se refiere a los cambios que se darían en el transcurso de la guerra independentista: Las últimas solemnidades litúrgicas por la monarquía hispana que se celebraron en la catedral fueron de carácter fúnebre: en el mes de noviembre de 1819 se llevaron a cabo las exequias por la muerte de los reyes padres Carlos IV de Borbón y María Luisa de Parma. Este despliegue ceremonial fue un réquiem por la monarquía. Fueron, como señala el mismo autor, -José Turriza_ los “postreros honores que tributó el pueblo yucateco a los antiguos monarcas, sus dueños. Última señal de vasallaje… Porque la libertad… el imperio de la libertad iba a venir”. En efecto, tres años después, en noviembre de 1821, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas de Mérida reunidas y convocadas por el gobernador José María Echeverri, acordaron proclamar la independencia de la provincia de Yucatán con respecto a España y tratar lo conveniente para a incorporación de la provincia al Imperio Mexicano

Lamentablemente a mas de 2 centurias, pareciera que nuestros país no logra superar el espectro de las desigualdades sociales y el inequitativo reparto de las riquezas. De la independencia de México nos queda el ejemplo de los verdaderos próceres que ofrendaron su vida por la consecución de ideales libertarios e igualdad social, nos queda, como sucesores de aquellos, hacer lo posible para lograrlo. (Academia Liberal de Yucatán)