martes, 4 de agosto de 2015

agosto 04, 2015
José Francisco Gallardo R. / Reflexiones de un general posdoctorado

generalgallardo1946@gmail.com

La Procuraduría General de la República ejercitó acción penal en contra de Cemeí Verdía Zepeda, líder de los grupos de autodefensa del municipio de Aquila, Michoacán, el 19 de julio pasado, y lo acusó de ser presunto responsable de la comisión del delito de portación de armas de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas.

Mismas armas, cartuchos y vehículo blindado que le fueron dotados por la autoridad por pertenecer a la fuerza rural. Verdía fue privado de su libertad tras una convocatoria de inspección hecha por la Secretaria de Seguridad Pública local, es decir, fue engañado.

De acuerdo con la averiguación, Verdía fue detenido por elementos de una dependencia estatal, en coordinación con personal de la Sedena y de la Secretaría de Seguridad Pública, donde participaron más de mil efectivos militares.

Con base al Programa de Prevención del Delito y la aplicación de la Ley de Armas, al efectuar un recorrido en inmediaciones de la comunidad de la Placita, municipio de Aquila, las autoridades lograron la detención de Verdía.

Contrariamente a esta información, se trató de una orden presidencial a raíz de la decisión de la asunción de Aureoles que supone el fin de esa etapa donde hubo un comisionado y gobernadores sustitutos o interinos que fueron manipulados desde Los Pinos. Nadie va a mover al Ejército para detener a una persona, si no lo ordena el presidente.

Pero el retorno de esa normalidad institucional sólo será pleno si el gobierno por llegar, encuentra la manera de resolver el acertijo de las autodefensas y las policías comunitarias, cuya existencia y beligerancia está presente.

Aureoles ha abundado en el tema de que asume como suya, y sólo suya, la responsabilidad de la seguridad en Michoacán; “no comparto que en mi entidad, por todos lados, aparezcan grupos haciéndose cargo de tareas que son del gobierno, la seguridad pública es responsabilidad del gobernador”.

La declaración de Aureoles confronta las expresiones de Cemeí Verdía después de dos intentos de asesinato, donde acusa al subsecretario de Seguridad Pública, Peralta Mora, de haberse reunido con criminales. “Tienen a Semeí para rato”, le advertía el comunitario al funcionario”.

Tras la detención de Verdía, diversas poblaciones realizaron movilizaciones y bloqueos, y en la comunidad de Santa María Ostula, los habitantes fueron atacados con disparos por parte de militares que habían acudido a retirar el bloqueo de un puente.

No obstante que los militares mataron al niño Idilberto Reyes García, la versión oficial es que hubo únicamente “disparos al aire”, para intimidar.

Días después una comisión de la comunidad indígena se trasladó al  Distrito Federal para contrarrestar la versión que las autoridades dieron a conocer para justificar la violencia en Ostula el 19 de julio pasado, donde militares dispararon en contra de la población “los militares nada más vienen a matar”, aseguró la madre de Idilberto.

Actualmente el Ejército se ha convertido en el principal violador de los derechos humanos, en un azote en contra de la sociedad que igual tortura, desaparece o ejecuta a cualquier persona, prácticas abominables que ofenden a las mentes más reservadas.

Después de las aclaraciones sobre el significado de “abatir” en el caso Tlatlaya donde fueron fusiladas 22 personas en junio de 2014, esperamos la aclaración de qué significa “desaparecer” en Ayotzinapa y la frase “disparos al aire” en Ostula, que quitaron la vida de al menos el niño Idilberto y pone de rodillas al pueblo ante una política perversa del gobierno.

Claro, existe una política de encubrimiento para proteger al Ejército por las masacres que ha cometido, con Enrique Peña Nieto lleva siete, las que sabemos: Tlatlaya, Ayotzinapa, Apatzingán dos, Zacatecas, Tanuato y Ostula. Todas quedarán impunes ¡No se preocupen militares!

Ostula hoy

La comunidad indígena de Ostula, perteneciente al municipio de Aquila, posee un territorio de más de 19,000 hectáreas, que se extiende desde el asentamiento costero de La Ticla hasta las sierras. El pueblo de La Mina de la Providencia se encuentra en la frontera nordeste, entre Ostula y la comunidad indígena de Aquila, mientras que el territorio de Ostula limita con Coire al sur. El centro administrativo y principal centro poblacional, Santa María de Ostula se encuentra casi en el corazón del territorio comunal, entre sierras, en una meseta sobre el río Ostula.

Al pueblo de Santa María de Ostula se llega por una brecha de 17 kilómetros que conecta a la carretera costera federal, construida a finales de los años 70. Hay poca tierra plana o irrigada en el valle de Ostula. La mayor parte del cultivo de maíz tiene lugar en los cerros, con el uso de técnicas de tumba y quema.

El municipio de Aquila, el mayor en términos de área del estado de Michoacán, tenía en el año 2000 una población total de 22,152 habitantes, habiendo experimentado un crecimiento poblacional del 9% con respecto a la década anterior. Debido a la falta de servicios médicos y comunicaciones modernas, las tasas de mortalidad infantil se mantuvieron altas en las comunidades indígenas hasta los años 70.

Aquila es uno de los 14 municipios de Michoacán (del total de 112 que comprende el estado) cuyos indicadores de bienestar social están en los niveles más bajos (nivel 7). Entre Aquila y Colima se encuentra el pequeño municipio de Coahuayana, siendo que la ciudad de tamaño mayor más cercana es Tecomán, Colima. Coalcomán, aislada entre cerros, es el centro urbano más cercano en Michoacán, pero la carretera que une Aquila a Villa Victoria y Coalcomán, que pasa por la mina de hierro explotada por el grupo Hylsa, se encuentra en condiciones deplorables.

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