miércoles, 5 de agosto de 2015

agosto 05, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

Amable y aleccionador. El padre Arsilio no es partidario del condón. Piensa que no es seguro, pues puede romperse en el momento de la relación, y sugiere a la pareja un ingenioso medio para prevenir ese riesgo: "Usen dos condones, uno sobre otro, y pongan entre los dos una buena cantidad de polvo de chile. Si el condón de arriba se rompe, lo notará ella. Si se rompe el de abajo, lo notará él". Doña Panoplia de Altopedo, señora de buena sociedad, contó que había hecho un viaje a Austria. Preguntó muy interesado Babalucas: "¿Y pudo ver canguros?". En el hoyo 19 un golfista comentó con tristeza: "Desde que mi esposa empezó a jugar golf me da sexo sólo una vez a la semana". "Pues eres afortunado -replicó el otro-. A algunos de nosotros nos lo suspendió por completo". Este día mi columna está mejor escrita que otros días. ¿Por qué? Porque transcribo en ella conceptos que me fueron enviados por don Manuel Gómez Morín Martínez del Río, destacadísimo panista. 


Helos aquí: "Apreciable Dn. Armando: Leo su columna 'De política y cosas peores', la cual me es de gran ayuda, ya que me recuerda que sin buen humor la vida no es vida. Me devoré 'La otra historia de México', que ahora comparte espacio en mi librero con la obra completa de José Fuentes Mares. Leí su columna a la que tituló 'Corregir el rumbo'. En lo personal no tengo nada en contra de Ricardo Anaya. No obstante, percibo en él un pragmatismo político con el que no coincidimos muchos panistas de guardia, digamos, tradicional. Ese pragmatismo incluye, por ejemplo, ganar elecciones prácticamente a cualquier costa, cosa que ha sido en extremo dañina para Acción Nacional. También observo en él cierta resistencia para que el PAN esté menos al servicio de los panistas y más al servicio de la ciudadanía, grave error en el que incurrió el partido prácticamente desde la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la república. Desde luego, me preocupa mucho que en este ejercicio interno Ricardo se esté apoyando en líderes panistas que han encontrado en el partido un instrumento para medrar con el poder en provecho propio o de su grupo. Por último, la ciudadanía vincula mucho a Ricardo con Gustavo Madero y, por más esfuerzo que haga él por evitarlo, es percibido como la continuidad de este último. Estoy participando en el proyecto de Javier Corral. Hombre que genera polémica por recurrir a extremos como punto de partida en la discusión y el debate, crítico con severidad, Javier conoce muy bien al partido; ha militado en el PAN desde los tiempos en que su participación en la vida política del país era casi testimonial. Algo que considero importante: Javier ha defendido causas ciudadanas aun en contra de los intereses más poderosos -económicos y políticos- del país. Ante la difícil situación por la que atraviesa el partido, y que, para agravar aún más la situación, se presenta en un momento en que nuestro país urgentemente requiere de un referente político institucional -y no coyunturales personajes como el Bronco- que ayude a recuperar la confianza de la ciudadanía en el sistema político y, particularmente, en el de los partidos políticos que tanto trabajo nos costó construir, considero que en esta ocasión Javier es mucho mejor opción que Ricardo. Tengo la certidumbre de que ya habrá momento para Ricardo. Un cordial saludo. Manuel Gómez Morín Martínez del Río". Agradecí mucho este mensaje, al mismo tiempo amable y aleccionador, y lo transcribo para conocimiento de mis cuatro lectores en aras de la objetividad e imparcialidad que he buscado siempre en mi columna. En el bar declaró un individuo: "Soy hombre de pocas palabras". Suspiró otro: "Yo también soy casado". (Nota: se dice "lengua materna" porque el padre rara vez tiene ocasión de usarla). Dos pulgas querían ir al parque. Dijo una: "¿Nos vamos saltando o tomamos el perro?". Un tipo le preguntó a otro: "¿Cuál es la mejor época para visitar París?". Respondió el interrogado: "Entre los 18 y los 30 años". Don Languidio Pitocáido, señor de edad madura, casó con Pomponona, mujer en flor de edad. Tiempo después comentaba ella: "Mi marido se parece a mi vestido de novia. Nada más me sirvió el día que me casé". FIN.