jueves, 20 de agosto de 2015

agosto 20, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

Un atentado. Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, le dijo con acento melifluo a Rosilí: “¡Qué hermosa eres! Tienes un bello rostro; tu cuerpo es una copia de Venus de Citeres (no de Venus y Citeres); posees inteligencia y simpatía. ¡Eres una mujer completa!”. La muchacha, que conocía bien al salaz tipo, replicó suspicaz: “Tú me quieres coger ¿verdad?”. Exclamó Afrodisio lleno de admiración: “¡Te digo que eres una mujer completa! ¡Hasta adivinas el pensamiento!”… Comentó Empédocles Etílez: “Pertenezco a un grupo de alcohólicos anónimos. Bebemos hasta caernos de borrachos, pero no nos decimos nuestros nombres”… 

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Siento afecto sincero por Rubén Moreira, gobernador de mi natal Coahuila. Ha sido un buen gobernante. Puso en orden las finanzas del estado y ha impulsado grandemente el desarrollo económico de la entidad. Su labor ha rendido frutos de excelencia en diferentes campos, sobre todo el de la educación. Fue mi alumno en la Facultad de Derecho de la Universidad. Me ha distinguido con generosas deferencias: recientemente me entregó una presea por mis 55 años en el periodismo. Valido de ese afecto, y de la confianza que el viejo profesor tiene con quienes fueron sus alumnos, le pido que no lleve adelante la iniciativa tendiente a prohibir las corridas de toros en Coahuila. Es impresionante la cantidad de mensajes que en estos días he recibido de quienes consideran que tal prohibición es un atentado no solo contra una fiesta que forma parte de la tradición popular, del arte y la cultura, sino también contra la libertad de los ciudadanos. De todo México me han llegado esas manifestaciones de protesta. Muchas veces he declarado mi amor por la tauromaquia. Finco ese amor en el que tengo por el toro de lidia, magnífico animal cuya especie desaparecería si el toreo desapareciera. Con la prohibición de las corridas su destino ya no sería el esplendor del ruedo, sino la sordidez del rastro. Saltillo fue cuna de uno de los más grandes diestros que ha conocido el mundo de los toros: Armillita. Hay en mi ciudad un espléndido museo taurino. Miles de coahuilenses son aficionados a la fiesta. Muchos ven en esa iniciativa un trasfondo de política, y señalan que no tiene su origen en una sincera defensa de los toros, sino en un ataque contra un empresario y político que anunció su intención de participar como candidato independiente en la próxima elección de gobernador, y a quien, por otra parte, se beneficia y da impulso al convertirlo en víctima. El repudio que algunos han mostrado aquí a la fiesta es en buena parte manipulado; su defensa es auténtica, real. Aún es tiempo de frenar la prohibición de las corridas de toros, acción que ciertamente le atraería acerbas críticas al gobernante coahuilense, no solo en su estado, sino en todo el país. Hay formas de “congelar” esa iniciativa sin que nadie pierda imagen. El gobernador Moreira es apreciado por su labor en bien de Coahuila y de los coahuilenses. Ese aprecio crecerá si no se impone por razones de política una prohibición poco política… Frase nada célebre: “La monogamia deja mucho que desear”… Se quejó don Martiriano, el esposo de doña Jodoncia. “En mi casa mando yo, pero mi mujer no me permite que lo diga”… Juanilito declaró en clase: “Mi papá lo tiene todo”. La maestra, a quien disgustó ese alarde, le preguntó severa: “¿Tiene un yate?”. Respondió Juanilito: “No”. “Entonces –le indicó la profesora–, tu papá no lo tiene todo”. Intervino Rosilita: “Mi papá sí lo tiene todo, incluso un yate”. La maestra le preguntó. “¿Tiene avión, un viñedo en la Toscana, un chalet en París, un departamento en Nueva York y una casa en Saltillo?”. “Todo eso tiene –contestó Rosilita–, menos la casa en Saltillo. Eso es demasiado tener”. Le dijo la maestra: “Entonces no lo tiene todo”. Pepito levantó la mano: “Creo que mi papá sí lo tiene todo”. La profesora le preguntó, intrigada: “¿Por qué crees que lo tiene todo?”. Explicó Pepito: “Anoche mi hermana le presentó a su novio. Es un punk con las greñas pintadas de colores; un arete en la oreja, otro en la nariz y uno más en el ombligo. Anda sucio, vestido con harapos y descalzo. Mi hermana dijo que se va a casar con él porque está esperando un bebé suyo. Entonces mi papá se llevó las manos a la cabeza y exclamó: “¡Uta! ¡Nomás esto me faltaba!”… FIN.