jueves, 13 de agosto de 2015

agosto 13, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Naufragio perredista. Rosibel le dijo a Susiflor: “Lo que no me gusta de mi novio es que cada vez sus aspiraciones son más bajas. Antes me besaba nada más hasta el cuello”... En el bar un tipo reconoció a otro. Le dijo: “¿No es usted The Flying Star, aquel gran artista de circo que junto con su esposa tenía un formidable acto de trapecio?”. “Sí -respondió el otro-. Yo soy”. Quiso saber el tipo: “¿Y ya no tiene ese acto con su esposa?”. “No -respondió con tristeza The Flying Star-. La sorprendí en otro acto”... Aquel técnico de cine trabajaba doble turno para poder llevar a su casa una extrita... El guapo empleado de la compañía de luz llegó a tomar la lectura del medidor al colegio de señoritas. “Ni se fijen en él, chicas -dijo una-. Es de corriente alterna”... Dos vecinas conversaban. Contó una: “Anoche mi esposo Leovigildo no me dejó hacer nada. Bañó a los niños y los acostó; hizo la cena; lavó los trastes; planchó la ropa del día siguiente, y sólo entonces me alcanzó en la recámara”. “Qué raro -comentó la otra-. ¿Por qué hizo todo eso?”. Explicó la primera: “Es que leyó en alguna parte que una esposa hace mejor el amor cuando no está cansada”. Preguntó con interés la amiga: “¿Y así fue?”. “No -respondió la señora-. No hicimos nada porque él estaba muy cansado”... Doña Cotilla y doña Chalina, mujeres dadas al chismorreo, se encontraron en la calle. Preguntó Cotilla: “¿Supiste de Loretela? Se casó y le ha ido muy bien en su matrimonio”. Respondió Chalina con desabrimiento: “Sí, ya sé, ya sé”. Prosiguió Cotilla: “¿Y te enteraste de lo de Cuculina? Se casó, y también le ha ido maravillosamente”. “Sí, ya sé, ya sé” -volvió a decir la otra conteniendo un bostezo. Continuó Cotilla: “¿Y ya sabes de Malfata? Se casó también, pero a ella le ha ido pésimamente”. “¡A ver, a ver! -se entusiasmó doña Chalina-. ¡Cuenta, cuenta!”... Panoplia de Altopedo es tan vanidosa que a su nieto de tres meses, en vez de decirle: “Cuchi, cuchi”, le dice: “Gucci, Gucci”... Envuelto en un mar de confusiones -así se decía antes- el PRD naufraga. Carlos Navarrete no pudo resolver las contradicciones internas que tienen postrado a ese partido. En plena bancarrota electoral, el PRD se mira fragmentado y disminuido. La labor de zapa que desde hace tiempo ha hecho López Obrador logró lo que habría parecido imposible: Que el PRD se avenga a ser escudero del Morena, y a permitir que AMLO le imponga condiciones. Y es que la izquierda -si todavía puede hablarse de una izquierda en México- está igualmente dividida, y el único que parece capaz de reunificarla es el tabasqueño. De nueva cuenta -cero y van tres- López Obrador tiene posibilidades de llegar a la Presidencia, y eso convocará a las tribus izquierdistas, cada una de las cuales esperará recibir siquiera sea migajas en caso de que AMLO consiga llegar al poder. Le están ayudando a lograr ese fin dos aliados involuntarios: La Presidencia de la República y el PRI. Los graves y continuos errores de la primera; el nulo cambio del segundo y su falta de figuras que atraigan a los electores, le están pavimentando el camino a López Obrador, a quien fortalece también la creciente irritación de la ciudadanía. En ese contexto el único papel al que hoy por hoy puede aspirar el PRD es el de comparsa... Lacerado, tundido, derrengado, malherido, mancado, fadrubado, sacudido, azotado y vapuleado, aquel tipo yacía en duro lecho de hospital. Le preguntó un amigo: “¿Qué te sucedió, Contusio?”. “Mi mala suerte -respondió con voz feble el infeliz-. Se me descosió el zipper de la bragueta, y la vecina se ofreció a cosérmelo sin necesidad de que me quitara el pantalón. Cosió lo necesario, y luego se puso de rodillas frente a mí para cortar el hilito con los dientes. En eso entró el marido”... La hermosa muchacha que nadaba lejos de la playa agotó sus fuerzas y empezó a hundirse en el mar. El joven y guapo salvavidas escuchó sus gritos de auxilio, se lanzó al agua y la tomó en sus brazos. Al hacerlo le dijo: “Eres la tercera mujer en esta semana a la que le hago el amor entre las olas, y que luego saco del mar para salvarla de morir ahogada”. La chica se desconcertó. Le dijo: “Yo no he hecho el amor contigo”. Replicó el salvavidas: “Y yo todavía no te saco”... FIN.