sábado, 29 de agosto de 2015

agosto 29, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 29 de agosto.- La noche de este jueves, el Arquitecto Aercel Espadas Medina impartió la conferencia El Ateneo Peninsular. La catedral yucatanense de la Revolución.

Foto: JMRM

El ponente describió la obra del Ateneo y el Pasaje de la Revolución como la edificación más emblemática de Salvador Alvarado en el corazón de Mérida.

Durante su exposición, el orador recordó el cambio violento que el Palacio del Arzobispado, hoy Ateneo Peninsular, sufrió durante la etapa revolucionaria y el impacto de esta transformación en la sociedad.

Indicó que esta obra, junto con la construcción del Pasaje de la Revolución, implicó cambios en más de la mitad de la manzana ubicada frente a la Plaza Grande.

Espadas opinó que el Ateneo y el Pasaje expresan la realidad del momento histórico donde fue destruido el antiguo régimen e instaurada con el nuevo régimen otra realidad arquitectónico-urbana.

"En una revolución, la destrucción de los espacios del viejo poder establecido tiene por objeto la creación de espacios para el nuevo poder y el hacerlo sobre los viejos tiene por objeto someter el antiguo significado con el significado del nuevo espacio, consolidando la victoria del dominador sobre el dominado", explicó, dando como ejemplos la mezquita-catedral de Córdoba, el templo de la Virgen de los Remedios de Cholula y la Catedral de México en lugar del Templo Mayor Azteca.

Mencionó que el Ateneo conserva la fisionomía del edificio sobre el que se construyó, esto es, la denominada estructura de taza y plato que, explicó, consiste en que la planta baja mida menos que la planta alta.

Este estilo, comentó, también se puede apreciar en edificios como El Gallito, la Casa del Alguacil Mayor y el Pasaje Picheta.

Sin embarco, remarcó, no se contempló en la reconstrucción del Centro Cultural Olimpo, cuyo primer y segundo piso tienen la misma altura.

El nuevo Palacio de Gobierno, indicó, tampoco respetó esa fisionomía, que sin embargo aún predomina en los edificios frente a la Plaza Grande.

También recordó cómo cambió la fisionomía de Mérida y mentalidad de yucateco con la pavimentación de las calles del centro de la ciudad.

El arquitecto elogió el gobierno de Salvador Alvarado, indicando que los principios que tuvo como estadista y pensador para gobernar la entidad con honradez revolucionaria fueron muy claros.

Mencionó también que el aspecto arquitectónico urbano no ocupó un renglón especial en su pensamiento, ya que, según indica en la Carta al Pueblo de Yucatán, Alvarado sostenía que las obras públicas sólo han servido para hacer bombo a los gobiernos y robar.

El evento, de entrada libre, tuvo lugar en la Cineteca Nacional Manuel Barbachano Ponce del Teatro Armando Manzanero.

Entre los asistentes se encontraba presente Jorge Cortés Ancona, jefe del departamento de Fomento Literario y Promoción Editorial de la Sedeculta. (JMRM)