miércoles, 15 de julio de 2015

julio 15, 2015
ATENAS, Grecia, 15 de julio.- Grecia aprobó las medidas prioritarias que pavimentan su camino al tercer rescate entre disturbios. Alexis Tsipras consiguió el apoyo de 229 de los 300 diputados helenos. Perdió, sin embargo, el apoyo de 39 parlamentarios de su partido. Se ve, así, obligado a gobernar en minoría o buscar una nueva coalición. No se descarta la celebración de elecciones anticipadas tras el verano.

Alexis Tsipras vivió una pesadilla. El líder heleno abocó por aprobar más medidas de austeridad mientras cientos de personas se manifestaban contra los recortes frente al parlamento. Lo mismo que había sucedido en años anteriores, pero esta vez con él sentado en el sillón de primer ministro y defendiendo las nuevas leyes. A pesar de no creer ni siquiera que sean la solución, como admitió en la noche del martes.

El primer ministro Alexis Tsipras comprobó este miércoles el alto precio que ha de pagar por mantener a Grecia atada al euro. Logró sacar adelante el acuerdo para negociar un nuevo rescate, con 229 votos a favor, 64 en contra (entre ellos el de Yanis Varoufakis) y seis abstenciones; con esta fractura, su gobierno queda en una posición muy débil. (ansa)

"Entiendo que las medidas fiscales son duras, y que no beneficiarán a la economía griega, pero me veo forzado a aprobarlas", aseguró Tsipras en el parlamento. "Si hay alguna posibilidad de que la economía emerja de la crisis, viene de la posibilidad de una restructuración de la deuda, y eso está asegurado en el medio y largo plazo", añadió el primer ministro.

Fue una tarea de convencimiento titánica. Tsipras vio como 32 diputados de su partido votaban que no a sus propias reformas. Entre ellos se encontró el ex ministro de Finanzas, Yanis Varufakis. Seis se abstuvieron y uno no acudió a la votación de programa que incluye drásticas reformas en materia laboral, de pensiones y subidas de impuestos, entre otras propuestas. Todo un cisma en un partido en el que se agrupan varias facciones de distinta ideología.

Las medidas fueron finalmente aprobadas con los votos de la oposición. Conservadores, socialistas y liberales dieron su aprobación al plan de Bruselas. En total, 229 votos a favor de los 300 diputados de la cámara. Los socios de gobierno de Tsipras, los derechistas de Anel, con 13 diputados, votaron finalmente a favor del pacto tras haber mantenido una posición ambigua en los últimos días.

La situación se complicó para el primer ministro tras los rechazos de su partido, aunque finalmente no fueron muchos más de los esperados previamente, dándole a Tsipras algo de oxígeno. El primer ministro parece, aún así, abocado a reestructurar su gobierno o buscar una nueva coalición. Podría también convocar elecciones anticipadas, aunque podrían retrasarse al próximo otoño.

La discodia en Syriza se plasmó en dimisiones durante la mañana. La más llamativa fue la de la viceministra de Finanzas, Nadia Valavani. Calificó al pacto como una "capitulación". Renunciaron también dos secretarios generales, los de los ministerios de Finanzas y Seguridad Social. Otros diputados también mostraron su intención de dimitir cuando emitiesen su voto en la cámara.

Quien no parece dispuesto a renunciar es el ministro de Energía, Panayiotis Lafazanis, líder de la Plataforma de Izquierdas, partidaria de una ruptura con los acreedores. Votó en contra de las medidas, pero dijo por la mañana estar dispuesto a seguir apoyando al gobierno junto al resto de sus diputados afines.

Su opción era salir del euro, y no parece descartable que lo siga intentando en el futuro. Lo haría haciéndose con el control de hasta 22.000 millones de euros en reservas que mantiene el Banco Central de Grecia. Así pagaría sueldos y pensiones por un tiempo hasta que se pueda emitir una nueva moneda. El problema es que el movimiento no parece del todo legal.

"No debemos permitir que el chantaje continúe", señaló Zoe Konstantopulu, presidenta del Parlamento, apuntando a la necesidad de escuchar al FMI. Ella también votó 'no'. Se avecinan días complicados para Tsipras. (Héctor Estepa / El Mundo/El País)