viernes, 24 de julio de 2015

julio 24, 2015
La Santa Sede no quiere a La Repubblica en el vuelo papal

ROMA, Italia, 24 de julio.- Treinta años después, el corresponsal en el Vaticano de La Repubblica será excluido de nuevo del avión papal que transportará a Francisco a Cuba y los EE.UU. junto con periodistas de todo el mundo. En aquel entonces le sucedió a nuestro corresponsal Domenico Del Rio, excluido por escribir artículos críticos sobre el pontificado de Wojtyla. Hoy toca a Marco Ansaldo, reportero de la fuente desde hace 5 años y quien ha viajado con dos papas en 19 ocasiones.

Si bien no mintió, Monseñor Federico manipuló la información sobre las razones para excluir del viaje al periódico italiano. 

La razón oficial, notificada ayer por carta por el padre Federico Lombardi, vocero del Vaticano, es un exceso de solicitudes para el vuelo papal, con la consiguiente necesidad de efectuar una "selección drástica y dolorosa." Pero a esta explicación técnica se contrapone, el mismo día y con la misma firma, otra explicación enteramente política: además del criterio restrictivo, en el caso de La Repubblica "ha tenido también una influencia decisiva -escribe Lombardi a Ansaldo- la intención de aplicar una 'sanción' por la publicación adelantada de la encíclica en l'Espresso (con enlace en el sitio de La Repubblica), que forma parte de la compañía editorial, por lo que la no admisión en este caso se  habría dado de cualquier forma".

Así que el Vaticano primero se esconde tras razones burocráticas. A continuación, cambia su versión arrogándose el derecho de "castigar" a un periódico porque un semanario del mismo grupo editorial decidió, en ejercicio de su libertad y autonomía, anticipar la Encíclica, con los enlaces para todos los sitios interesados, y luego publicada en todos los periódicos. Un contrasentido ridículo y anacrónico. La Santa Sede puede subir y bajar del avión del Papa a cualquiera, ya que vende los boletos. Pero no puede imponer "sanciones", sobre todo de aplicación arbitraria. No le reconocemos este derecho, defendemos nuestro trabajo y reclamomos no ser discriminados al ejercerlo, al servicio de los lectores y del interés común por la verdad. Que nunca debe aparecer en dos versiones, en el lapso entre mañana y tarde. (La Repubblica)