sábado, 6 de junio de 2015

junio 06, 2015
Gustavo Herrera Rosado, Armando E. Torre Puerto, José Pérez D. y Antonio Plascencia Gómez 

Un verdadero movimiento social es una “reunión temporal de ciudadanos que se juntan de manera altruista en torno a la búsqueda de un cambio social”. Se caracteriza por no tener ni estructura ni jerarquías. Lo habitual es que surja espontáneamente y defina objetivos concretos y específicos que impulsa como respuesta a una realidad insatisfactoria.


En Europa, movimientos nacidos como ciudadanía, se han consolidado como instituciones políticas fuertes, y opciones democráticas reales de gobierno. Sustituyendo las decisiones verticales de las cúpulas de poder por consensos abiertos a todos los ciudadanos. A diferencia de los partidos tradicionales, conformados por grupos cerrados de la denominada ‘casta’ política, estos movimientos ciudadanos tienen una militancia abierta a todo aquel que desee participar. Ejemplos de estos movimientos ciudadanos incluyen a M5S, PODEMOS, Ciudadanos o el Partido Pirata de Alemania.
En México, la desilusión de la ciudadanía hacia la clase política no pasa desapercibida, en especial en estas elecciones. De toda la oferta política en esta coyuntura, el que pareciera querer llenar este vacío de política ciudadana y honesta es el partido Movimiento Ciudadano. Desde su nombre, todo su discurso esta diseñado para hacer pensar al electorado que este partido presenta “ciudadanos” “libres” y “valientes”, y demás características que lo asocian con los movimientos ciudadanos europeos ya mencionados. Pretende desplazar al “sistema de partidos” y a los “políticos de siempre” por “candidatos independientes” y abrirse para que los ciudadanos puedan participar en la toma de decisiones y ejercer el poder público, sin condicionamientos o pertenencia necesaria al partido. Define a los “movimientos ciudadanos” como “vehículos para que ciudadanos ejemplares, organizaciones no gubernamentales y organizaciones ciudadanas participen en la toma de decisiones, representándose a sí mismos e impulsando sus propias demandas”. La similitud es tal, que incluso tiene 5 propuestas afines a su agenda y que hacen eco a las del M5S en Italia.

Todo eso es lo que dice en sus anuncios y repite sistemáticamente en el discurso de todos los candidatos. Sin embargo, la realidad es otra y en especial en el caso de Mérida, donde el partido Movimiento Ciudadano, al contrario de los auténticos movimientos, se rige por una estructura vertical, que funciona cupularmente.

Las figuras claves en la dirigencia local, las que organizaron a la gente, seleccionaron arbitrariamente a los candidatos a elección popular, generaron los discursos que estos dan y hasta su imagen, son claramente identificables como casta de la política yucateca. Estas figuras, además se constituyen como el resto de los partidos del sistema y toman sus decisiones como los peores. El ejemplo más claro, es la candidata que imponen para le presidencia municipal Mérida, política de casta y refrita que surge como una estrategia de dicho partido para obtener votos, sobrevivir políticamente y mantener su registro como partido tradicional. Todo esto, sin consulta ciudadana alguna o sin, siquiera, someterlo a voto de su militancia. Dado lo perjudicial que es para la oposición en general, la única causa que esta candidatura representa, es la de mantener su interés por encima del bien común y el interés general.

Hay “candidatos ciudadanos” pero éstos no fueron electos por ninguna asamblea horizontal ciudadana o militancia, son manejados a discreción, con una imagen homogénea, y contienden para los puestos con menor oportunidad de triunfo en esta elección. En cambio, los que dirigen y ya tienen un extenso historial como funcionarios públicos, se reservan para sí mismos las posiciones de privilegio, replegándose hacia donde se encuentran las posibilidades reales del partido, los puestos plurinominales. Claramente hay una estrategia en la que hay ciudadanos, pero estos son electos verticalmente para servir de carne de cañón. 

Por otra parte, hay 5 propuestas que suenan innovadoras, pero que surgen impuestas por una cúpula vertical. Las 5 “estrellas” del M5S, en contraste, fueron producto de numerosas mesas de trabajo en las que toda la ciudadanía fue convocada a través de las redes.

El discurso del partido Movimiento Ciudadano es de empoderamiento, sin embargo al dividir a la oposición resulta en una jugada al servicio intencional o accidental del partido hegemónico. El mercado electoral al que este partido apela es el mismo por el que compiten los partidos de oposición y sin tener una verdadera oportunidad de ganar, sólo le resta posibilidades a los que verdaderamente la tienen. Todo voto para los candidatos del MC, le resta votos a la oposición sin afectar el voto duro del PRI.

En conclusión, el partido Movimiento Ciudadano, es un partido como los otros, que deviene de políticos de antaño que quisieron hacer un “rebranding” para intentar llenar un vacío y manipular al electorado para mantener su coto de poder. No es innovador ni congruente con su propio discurso y propuestas. Por el contrario, sí representa un riesgo para la oposición en esta coyuntura. 

Es necesario que se formen verdaderos movimientos ciudadanos o que los partidos tradicionales de oposición abran su militancia, siguiendo el ejemplo de partidos como Podemos o M5S para generar un verdadero empoderamiento democrático. Sin embargo, esto se debe sostener en hechos, dinámicas comprobables y una trayectoria previa a preriodo electoral; no en retórica deshonesta y divisoria. En consecuencia, este domingo, es necesario reconsiderar el voto de oposición hacia donde hay oportunidades realistas y ejercer el voto útil.