miércoles, 10 de junio de 2015

junio 10, 2015
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez

Todo se hizo con prisa. La rueda de prensa fue convocada con cuarenta minutos de anticipación. Ni la productora de televisión del gobierno, Cepropie, alcanzó a transmitir el anuncio para el que la administración Peña Nieto quería todos los reflectores.

Emilio Chuayffet, secretario de Educación Pública, con su habitual grandilocuencia —donde hace frontera la soberbia con el buen uso del castellano—, revivió la evaluación a maestros, suspendida la víspera de la elección como una concesión a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Chuayffet empleó frases como “espero que estemos de acuerdo” en que no se rompió el orden jurídico, reclamó que “nadie ha hablado” de uno de sus programas gubernamentales, echó mano de la Real Academia Española para encarar a sus críticos y ante los cuestionamientos de un reportero contestó con un “pareciera que no escuchó usted”.


Lástima para él, que al final de la brevísima sesión de preguntas y respuestas el secretario tuvo que solicitar comprensión por su inacción frente al caso Oaxaca y hasta enfrentó la incómoda “dicen que usted va a renunciar…” por parte de un periodista. Ahí se acabó la conferencia.

El secretario salió a regañar… y terminó regañado.

No es la primera vez. A Chuayffet lo han puesto de carne de cañón. Las decisiones no las toma él. Los golpes, sí.

“Suspender indefinidamente” la evaluación de maestros fue un arreglo entre la cúpula de la CNTE y el subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, pero con el aval de sus jefes, el secretario Osorio y el presidente Peña Nieto. Impensable negociar la Constitución a nivel subsecretario.

En este sexenio no recuerdo un anuncio oficial que haya despertado un rechazo casi unánime de la opinión pública. Incluso las voces usualmente coincidentes con el gobierno federal acusaron al Presidente de debilidad, falta de liderazgo, temor por impopularidad, incapacidad para gobernar. No era para menos.

La organización Mexicanos Primero interpuso un amparo frente a la suspensión de la evaluación de maestros, lo ganó y entonces aprisa, antier, la SEP anunció que la revivía. No le quedaba de otra.

Pese al anuncio de la suspensión la CNTE siguió estirando la liga, magnificó la amenaza de boicot pero se mantuvo en la mesa en Gobernación hasta la noche del viernes. Un par de horas después de que se anunció el despliegue de Ejército, Marina y Policía Federal, los maestros liberaron las sedes del INE que tenían tomadas y la planta de Pemex. El domingo sólo atacaron unas decenas de casillas. Hoy siguen sin dar clases pero recibiendo dinero, impunes sus actos violentos, desquiciando con sus marchas, blindados en la práctica contra la reforma educativa.

SACIAMORBOS. Frente a la CNTE, el régimen sólo ha mostrado debilidad y condescendencia. A lo mejor, para el necesario relanzamiento del régimen en su segunda mitad, en Los Pinos podrían pensar en finalmente aplicar la ley a la CNTE. Mandar una señal de autoridad, de mando, y rescatar con ello la mermada popularidad. La mesa está puesta.

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