domingo, 10 de mayo de 2015

mayo 10, 2015
ROMA / CIUDAD DEL VATICANO.- 10 de mayo.-El presidente de Cuba, Raúl Castro, elogió hoy al Papa Francisco por "su sabiduría y su modestia", aseguró que lee "todos sus discursos" y dijo que "si sigue así", él mismo regresará a la Iglesia Católica.

Durante 55 minutos –todo un récord para este tipo de encuentros--, el papa Francisco y Raúl Castro han permanecido reunidos en el Vaticano. Se ha tratado de una visita “estrictamente privada”  en la que el presidente cubano ha agradecido en persona –ya lo hizo públicamente el pasado 17 de diciembre— la labor de Jorge Mario Bergoglio en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Un largo apretón de manos ha sellado un encuentro que ha servido también para preparar la visita del pontífice a Cuba, prevista para el próximo mes de septiembre, justo antes del viaje a EE UU que lo llevará a Washington, Nueva York y Filadelfia. Al salir, el presidente cubano ha asegurado que lee "todos sus discursos" y que "si sigue así", él mismo regresará a la Iglesia Católica. "He agradecido al Santo Padre su contribución al reacercamiento entre Cuba y Estados Unidos", ha añadido.



No es la primera vez que Raúl Castro visita el Vaticano. Como ministro de Defensa y candidato a suceder a su hermano Fidel, el ahora presidente giró una visita a Juan Pablo II en diciembre de 1997, en vísperas de aquella histórica visita de Karol Wojtyla a la isla en la que pidió: “Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”. Esa apertura mutua, tanto tiempo soñada –sobre todo por los cubanos, principales damnificados del régimen comunista y del bloqueo estadounidense--, se está produciendo por fin, y tanto Obama como Castro no han dudado en subrayar el papel de Bergoglio.


El papa Francisco ha seguido muy de cerca, tanto de forma personal como a través de la diplomacia vaticana, del recién inaugurado diálogo entre Cuba y EE UU. “El interés del Vaticano”, señalan fuentes de la secretaría de Estado, “es que a este nuevo momento de concordia, que aún será lento, largo y difícil, se incorporen otros actores importantes de la región; no hay que olvidar que el Papa sigue estando muy preocupado por la situación de Venezuela”.

El primer encuentro entre el mandatario cubano y el primer papa latinoamericano ha tenido lugar en el estudio y en los salones adyacentes al Aula Pablo VI, el gran auditorio donde se celebran los actos vaticanos. Es el lugar elegido por el Papa y el protocolo vaticano para celebrar las reuniones de carácter menos oficial, como la que sostuvo el pasado mes de abril con el rey Juan Carlos. Sin embargo, últimamente Francisco lo prefiere ya que se encuentran cerca de Santa Marta, donde reside, y no es necesario así que se traslade al palacio pontificio, donde suelen organizarse las visitas de Estado.

La delegación que viajó con Castro a Roma está compuesta por el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas Ruiz; el canciller, Bruno Rodríguez Parrilla; y el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Leopoldo Cintra Frías. También se suman a la audiencia papal los embajadores ante Italia, Alba Soto Pimentel, y ante el Vaticano, Rodney López.

Tras el encuentro con el Papa, Raúl Castro se dirigió al Palacio Chigi, se del gobierno italiano,  para reunirse con el primer ministro italiano, Matteo Renzi.

Un cara a cara “familiar”

Un diálogo coloquial y distendido. Así fue la audiencia que sostuvieron el Papa Francisco y el presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, la mañana de este domingo en El Vaticano. Los dos, en estricta soledad, conversaron por 55 minutos. Hablaron del viaje apostólico a la isla de septiembre próximo y el mandatario agradeció por la intervención pontificia en el “deshielo” con Estados Unidos.

Poco después de las 9:20 horas local, el líder católico llegó hasta la Plaza del Hongo, el ingreso posterior del Aula Pablo VI. Se trasladó caminando desde su residencia, la poco distante Casa Santa Marta, acompañado sólo por su mayordomo, que le sostenía un maletín negro de cuero.

Inmediatamente después se movilizaron hasta ahí el responsable para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Paul Richard Gallagher y el sustituto de la Secretaría de Estado, Giovanni Angelo Becciu. Con ellos estuvo también Georg Gaenswein, prefecto de la Casa Pontificia, quien recibió a Castro en la puerta. Los diplomáticos saludaron sólo al inicio y después se retiraron.

“¡Bienvenido!” fue la palabra con la cual el Papa recibió a su invitado. De allí ambos se trasladaron hasta el estudio privado, donde permanecieron hasta pasadas las 10:25.

“El clima del coloquio fue extremamente cordial, familiar, fue una premisa para el próximo viaje, el presidente habló de la acogida y la expectativa del pueblo cubano para esta venida del Papa. El presidente Castro, antes de salir, dirigiudó luego a la delegación cubana, compuesta por unas 10 personas, entre ellas el imagen muestra al santo cubriendo con su manto éndose a los periodistas dijo que había venido también para agradecer al santo padre por su contribución para el mejoramiento de las relaciones con los Estados. En el coloquio privado hablaron largamente y sin intérpretes, esto habla del clima de familiaridad establecido”, explicó a los periodistas el director de la sala de prensa vaticana, Federico Lombardi.

Tras el cara a cara tuvo lugar un breve intercambio de regalos. El presidente le obsequió al obispo de Roma una medalla conmemorativa de los 200 años de la Catedral de La Habana, de la cual sólo se fabricaron 25. Además le entregó un cuadro obra del pintor cubano Kcho que representaba una gran cruz realizada con barcazas y a cuyos pies se puede ver un hombre rezando.

El artista, especialmente interesado en los temas sociales, en 2014 presentó una muestra en el Palacio de la Cancillería de Roma y en esa ocasión le mandó una carta a Francisco que el pontífice entonces respondió.

“La inspiración le vino del viaje del Papa a (la isla italiana de) Lampedusa, su preocupación por los problemas de los migrantes y los refugiados. La inspiración porque se basó también en que el Papa ha llevado a la atención mundial el problema de los migrantes”, añadió Lombardi.

Por su parte, Jorge Mario Bergoglio obsequió un medallón con la imagen de San Martín de Tours y al hacerlo explicó al presidente que él suele regalarlo con mucho gusto a los jefes de Estado que lo visitan porque la imagen muestra al santo cubriendo con su manto a un pobre. “Hay que cubrir a los pobres, pero también ocuparse de su promoción”, insistió.

También donó una copia de su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (La alegría del evangelio) y explicó que el texto “tiene una parte religiosa y una parte social”, agregando otra frase: “Aquí hay una de las declaraciones que a usted tanto le gustan”.

El líder católico saludó luego a la delegación cubana, compuesta por unas 10 personas, entre ellas el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrizas Ruíz; el canciller Bruno Rodríguez y el embajador ante la Santa Sede, Rodney Alejandro López Clemente. Acompañó a su invitado hasta la puerta, donde ambos se despidieron. Más tarde, al salir del Aula Pablo VI, Francisco dirigió unas breves palabras a los periodistas que todavía estaban en el lugar. Los bendijo, les pidió que recen por él y concluyó, bromeando: “¡Seguro les arruiné el domingo!”.  (EFE / Pablo Ordaz / El País / La Repubblica / Andrés Beltramo Álvarez / Vatican Insider / abc.es)