sábado, 23 de mayo de 2015

mayo 23, 2015
SAN SALVADOR / EL VATICANO, 23 de mayo.- «Nos hemos reunido para reconocer el testimonio de la vida de Óscar Romero, obispo y mártir, que hoy la Iglesia reconoce como modelo». Entre cantos y alabanzas de los fieles reunidos en la Plaza Salvador del Mundo de la ciudad de San Salvador, comenzó con estas palabras del cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y representante especial del Pontífice, la ceremonia de beatificación del siervo de Dios monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador asesinado mientras celebraba misa el 24 de marzo de 1980 por los llamados “escuadrones de la muerte”. Participaron seis cardenales y más de 100 arzobispos y obispos. También estaban presentes algunos mandatarios y jefes de estado latinoamericanos.

El postulador de la causa de beatificación de Romero, mons. Vincenzo Paglia, leyó una breve y detallada biografía del nuevo beato salvadoreño, subrayando que sufrió una verdadera persecución en la que «el Señor acudió en su ayuda», pues habría recibido «una fortaleza particular». La opción preferencial por los pobres, recordó Paglia, era para Romero el camino indicado por el Concilio Vaticano II: «llegó a ser para su amado país y para la Iglesia entera un ejemplo de pastor que defiende a los pobres». Romero fue herido al corazón mientras celebraba la santa misa, «pero su voz se difundió por toda la tierra». Hoy mientras sube a los altares, exclamó el postulador de su causa, «Romero sigue hablando y pidiendo nuestra conversión con esa expresión popular por él muy querida: “Primero Dios, sí, Dios sobre todo”. Con esta celebración se lleva a cabo la misa interrumpida el día del martirio y la interrumpida el día del funeral».


Después fue leída, en latín, la carta que envió Papa Francisco a José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador y presidente de la Conferencia Episcopal de El Salvador. La fiesta litúrgica de Romero para la Iglesia será el día 24 de marzo, para recordar su martirio. También fueron presentadas durante la celebración las reliquias del nuevo beato: la camisa ensangrentada que utilizaba el día del martirio acompañado de flores y la palma, que significa la victoria de los mártires.

El cardenal Angelo Amato indicó que esta fiesta «Es un don del espíritu santo y para la noble nación salvadoreña», y recordando a San Agustín, indicó que Romero «amó a sus fieles y a sus sacerdotes con el afecto y con el martirio, dando la vida como ofreciendo la reconciliación y la paz». El significado del martirio de Romero: «El mártir Romero es luz de las naciones y sal de la tierra. Si sus perseguidores –indicó Amato– han desaparecido en las sombras del olvido y la muerte, la memoria de Romero continúa viva y dando consuelo a los marginados de la tierra», pues nada lo separó del Evangelio de amor y perdón de Cristo. «Romero –recordó el representante del Papa– era un sacerdote bueno, un obispo sabio, pero sobre todo era un hombre virtuoso. Amaba a Jesús, lo adoraba en la Eucaristía, veneraba a la Santísima Virgen María, amaba a la Iglesia, amaba al Papa, amaba a su pueblo. El martirio no fue una improvisación, sino que tuvo una larga preparación. Romero de hecho era como Abraham un hombre de fe profunda y de esperanza inquebrantable». Romero, subrayó, «no es un símbolo de división, sino de paz y de concordia. Llevemos su mensaje en nuestros corazones, a nuestras casas, y demos gracias a Dios».

Bajo un cielo despejado y clima agradable, miles de ciudadanos con banderas de Guatemala, Costa Rica, Argentina, Chile, Ecuador, Venezuela y de otros países del continente entonaban cánticos de alegría. «Vivimos el momento más grandioso. Hoy glorificamos a monseñor, triunfan los pobres y la verdad se impuso sobre la mentira», declaró a la agencia Afp Juan Flores, un devoto de Romero que llegó con una camiseta blanca con la figura de Romero y una gorra para protegerse del sol.

Según los cálculos de la Iglesia local, en la ceremonia de beatificación participaron alrededor de 300,000 personas, en un ambiente de fiesta y júbilo multicolor. Millones de salvadoreños y de latinoamericanos esperaban desde hace décadas este momento, pues, como explicó el obispo auxiliar de San Salvador a la Radio Vaticana, Romero representa unánimemente en toda la región «un hombre de Dios, un servidor de la Iglesia y un servidor de los pobres […] Ese es el hombre que hay que conocer, a quien hay que amar, a quien hay que seguir, como él siguió a Jesucristo». Y en el mes de junio una comunidad salvadoreña organizará un viaje a Roma para agradecer al Papa la beatificación del mártir y ahora beato Óscar Arnulfo Romero.

"Ejemplo de los mejores hijos de la Iglesia"

«Monseñor Romero nos invita a la cordura y a la reflexión, al respeto a la vida y a la concordia. Es necesario renunciar a “la violencia de la espada, la del odio” y “vivir la violencia del amor, la que dejó a Cristo  clavado en la Cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros”». Papa Francisco escribió estas palabras en la carta dirigida a mons. José Luis Escobar alas, arzobispo de San Salvador, con ocasión de la beatificación de Óscar Arnulfo Romero, asesinado “in odium fidei” mientras celebraba la misa en 1980. Monseñor Romero, que construyó la paz con la fuerza del amor, dio testimonio de la fe con su vida entregada hasta el extremo. Por tanto, su beatificación es «motivo de gran alegría para los salvadoreños y para cuantos gozamos con el ejemplo de los mejores hijos de la Iglesia», indicó el Pontífice.

En su misiva, Francisco recordó que «el Señor nunca abandona a su pueblo en las dificultades, y se muestra siempre solícito con sus necesidades», y afirmó que el Señor concedió a la Iglesia de El Salvador «un Obispo celoso que, amando a Dios y sirviendo a los hermanos, se convirtió en imagen de Cristo Buen Pastor». De este modo, el Pontífice argentino aseguró que en tiempos de difícil convivencia, «monseñor Romero supo guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en comunión con toda la Iglesia». El ministerio del entonces arzobispo de San Salvador, se lee en el mensaje, se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados. Y en el momento de su muerte, «recibió la gracia de identificarse plenamente con Aquel que dio la vida por sus ovejas».

Francisco agradeció también a Dios por haber concedido «al obispo mártir la capacidad de ver y oír el sufrimiento de su pueblo, y fue moldeando su corazón para que, en su nombre, lo orientara e iluminara, hasta hacer de su obrar un ejercicio pleno de caridad cristiana».

La voz del nuevo beato, explicó el Papa, sigue resonando hoy para recordarnos que la Iglesia, convocación de hermanos entorno a su Señor, es familia de Dios, en la que no puede haber ninguna división. Por eso, Francisco recuerda que la fe en Jesucristo, «cuando se entiende bien y se asume hasta sus últimas consecuencias genera comunidades artífices de paz y de solidaridad». Y a esto es a lo que está llamada hoy la Iglesia en El Salvador, en América y en el mundo entero: «a ser rica en misericordia, a convertirse en levadura de reconciliación para la sociedad», exhortó Bergoglio.

Por otro lado, el Pontífice indicó que monseñor Romero «nos invita a la cordura y a la reflexión, al respeto a la vida y a la concordia». De este modo, advirtió que es necesario renunciar a «la violencia de la espada, la del odio», y vivir «la violencia del amor, la que dejo a Cristo clavado en una cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros». Francisco reconoció que monseñor Romero supo ver y experimentó en la propia carne «el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que alcance a los demás» y se preocupó de «las mayorías pobres», pidiendo a los poderosos que transformaran «las armas en hoces para el trabajo». El Papa concluyó su mensaje afirmando que este es un momento favorable para una verdadera y propia reconciliación nacional ante los desafíos que hoy se afrontan. (P. LOM. / Vatican Insider / elsalvador.com)