domingo, 31 de mayo de 2015

mayo 31, 2015
CIUDAD DEL VATICANO, 31 de mayo.- «Es atentado contra la vida la plaga del aborto. Es atentado contra la vida dejar morir a nuestros hermanos en las pateras en el canal de Sicilia. Es atentado contra la vida la muerte en el trabajo porque no se respetan las mínimas condiciones de seguridad». El Papa volvió a defender la sacralidad de la existencia y de la dignidad de las personas. Lo hizo reuniéndose con la asociación Ciencia & Vida, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. El Pontífice pidió a esta asociación (que engloba diferentes grupos católicos que se habían comprometido a favor de la abstención en el referéndum sobre la fecundación asistida en Italia) que amplíe su campo de acción hacia una defensa de la vida en las diferentes situaciones en las que está bajo ataque.


«El grado de progreso de una civilización se mide justamente con la capacidad de defender la vida, sobre todo en sus fases más frágiles, más que con la difusión de instrumentos tecnológicos. Cuando hablemos del hombre –advirtió Papa Francisco– no olvidemos nunca todos los atentados contra la sacralidad de la vida humana». «Es atentado contra la vida la muerte por desnutrición. Es atentado contra la vida el terrorismo, la guerra, la violencia y también la eutanasia». «Amar la vida –recordó el Pontífice argentino– es siempre cuidar al otro, querer su bien, cultivar y respetar su dignidad trascendente». El Papa animó a «volver a impulsar una renovada cultura de la vida, que sepa instaurar redes de confianza recíproca y que sepa ofrecer horizontes de paz, de misericordia y de comunión».


Francisco recordó que la ciencia siempre debe ser «un saber al servicio de la vida», porque «cuando falta esta luz, cuando el saber olvida el contacto con la vida, se vuelve estéril». Por ello su invitación «a mantener elevada la mirada sobre la sacralidad de cada persona humana, para que la ciencia esté verdaderamente al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la ciencia».

Francisco también insistió en un concepto fundamental de la visión católica: «Una sociedad justa reconoce como primario el derecho a la vida desde su concepción hasta su fin natural».

Mientras tanto, el cardenal Antonio Maria Vegliò, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, reprobó la reciente decisión de Europa en materia de flujos migratorios: «El sistema de las “cuotas” para los migrantes no es humano». «Europa –dijo a la Radio Vaticana– nunca ha tenido un programa. Siempre ha estado ahí tamponeando las urgencias».  Y ahora, indicó, «hicieron las “cuotas” para los refugiados, y yo creo que esta decisión es verdaderamente poco humana y poco cristiana».

Según el Presidente del Pontificio Consejo de los migrantes, «la inmigración es un problema que hay que afrontar no en la emergencia: hay que tener antes un programa. Esta es, efectivamente, una realidad que existe y que existirá cada vez más. ¿Cuáles son las causas de las migraciones y las causas de los refugiados? Para las migraciones, la pobreza; para los refugiados, las guerras. Hasta que haya pobreza y guerras no cambiará nada».

Por el contrario, «la Iglesia siempre ha tenido en si ser Iglesia la atención por los más pobres, por los más desheredados, por los más abandonados y estos son los más pobres, los más desheredados, los más abandonados. Entonces está en línea con la misión de la Iglesia asistir a los que están peor. Si la Iglesia no hiciera estas cosas, traicionaría verdaderamente su misión». (Mauro Pianta / Vatican Insider)