martes, 19 de mayo de 2015

mayo 19, 2015
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez

Ayer, buscando las respuestas de Marcelo Ebrard al “affaire inmobiliario” que le denunció el periódico Milenio, revisé la lista de los tuits más recientes del ex jefe de Gobierno.

Casi no lo reconocí. Lejos de aquel gobernante fuerte del Distrito Federal, que lucía siempre enterado, en control, reconocido por su inteligencia, me topé con el timbre de amargura, de cantaleta vieja de mitin desangelado, sin orden ni estrategia, arrinconado, instalado en el tono de la víctima que en él suena bastante falso y bastante triste. 


Soy de los que opina que Marcelo Ebrard no debería tener mayor obstáculo en aparecer en la boleta electoral este 7 de junio para contender, como es su deseo, por una diputación.


Por eso me cuesta trabajo comprender qué le ha pasado a Marcelo Ebrard.

1. Con el cargo público más importante ocupado por un perredista —la jefatura de Gobierno del DF—, manejando su jugoso presupuesto, con altos niveles de aprobación, acreditado opositor del régimen de Felipe Calderón, Ebrard no fue capaz de pavimentar su ruta presidencial. En su lugar, un alicaído, Andrés Manuel López Obrador, le arrebató la candidatura del PRD. Perdió AMLO, perdió Ebrard, se pelearon.

2. Como alcalde improvisado, correteó la obra pública para alcanzar a tomarse la foto. Hoy, los documentos lo dejan mal parado: apresuró la construcción de la Línea 12 del Metro, un proyecto en cuya puesta en marcha estaba involucradísimo. La Línea no funciona, afectando a medio millón de personas diariamente mientras crece la condena pública, la sospecha de malos manejos por este escándalo político financiero de 20 mil millones de pesos.

3. El hombre de capacidad política notable no pudo esta vez arreglarse con los grupos perredistas con los que siempre supo arreglarse. Perdió la nominación del PRD así que tuvo que saltar súbitamente a Movimiento Ciudadano y entrar así a un callejón legaloide en donde la máxima autoridad electoral le retira la candidatura, y ahora él pretende darle la vuelta usando la patética figura de un “Juanito”, que siempre criticó en sus rivales.

4. Ante la publicación de su “affaire inmobiliario” reacciona a patadas. Sorprende que un político con su experiencia no haya descubierto la vulnerabilidad de rentar una casa en cuyo historial aparece una extraña y millonaria maniobra de varias décadas entre un famoso perredista-lopezobradorista y el gobierno del DF, primero en tiempos de su mentor Manuel Camacho y luego durante su propia gestión. La casa terminó siendo comprada por un socio y amigo de su hermano y rentada a su persona.

Recuerdo que cuando buscaba aparecer en la foto de los austeros al lado de López Obrador denunciando fraude electoral en el año 2006, Ebrard se exhibió con la lujosa lista de la mesa de regalos de su carísima segunda boda.

Fingir lo que no es. Un negocio en el que siempre Ebrard ha quedado atrapado.

SACIAMORBOS. Busqué al ex jefe de Gobierno para entrevistarlo sobre esto. Primero dijo que estaba en Washington ocupado en la CIDH, luego que se ceñiría a su carta de respuesta al periódico.

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