martes, 21 de abril de 2015

abril 21, 2015
BERLÍN, Alemania, 21 de abril.- "Los judíos tenían que trabajar. El que no podía era eliminado", fue una de las declaraciones del nazi Oskar Gröning, de 93 años de edad, acusado de complicidad en el asesinato de 300 mil personas en Auschwitz. Hoy en la localidad alemana de Lüneburg pidió perdón a las víctimas, durante el inicio de su juicio.

“Para mí no hay ninguna duda de que comparto una culpabilidad moral”, señaló. "Me presento ante las víctimas con remordimiento y humildad", ha dicho.

Y agregó a los jueces, que: “en cuanto a la cuestión de la responsabilidad penal, les corresponde a ustedes decidir”.

Oskar Gröning, nazi de Auschwitz, en su juicio en Lüneburg. (Getty Images)

"Los pecados tienen que ser juzgados. Y lo que ocurrió en Auschwitz-Birkenau fue un pecado. Un crimen para la eternidad", dijo el lunes Eva Pusztai-Fahidi. Esta superviviente húngara del campo de concentración nazi hablaba desde Lüneburg, la pequeña ciudad del centro de Alemania en donde este martes ha comenzado el proceso contra Gröning.


El proceso que ahora inicia la audiencia de Lüneburg ha acaparado la atención de los medios alemanes. En primer lugar, porque puede ser uno de los últimos que se emprendan contra responsables nazis por la elevada edad de los supervivientes. Además de Gröning, que hoy tiene 93 años, también esperan juicio otros dos miembros de las SS, todos ellos nonagenarios.

El proceso interesa también por la personalidad del protagonista. Gröning, al contrario que otros acusados de crímenes nazis, no ha tenido reparos en hablar de lo que ocurrió entonces e insiste en que no pegó ni un tiro. En una entrevista concedida hace diez años a Der Spiegel, se describía a sí mismo tan solo como "una pieza más del engranaje". Un engranaje en el que fueron asesinadas más de 1,1 millones de personas. "Me siento culpable hacia el pueblo judío por haber formado parte de un grupo que cometió esos crímenes. Pero yo no los hice", añadía entonces.

Groning trabajó durante al Segunda Guerra Mundial en el campo de concentración de Auschwitz, donde requisaba los equipajes de los prisioneros que llegaban, sustraía el dinero que traían y lo remitía a las SS en Berlín.

Conocido como el “contable de Auschwitz”, para la Fiscalía de Hannover es un “eslabón necesario” de la maquinaria de exterminación nazi, porque sabía que aquellos prisioneros considerados “no aptos para trabajar”, serían asesinados en las cámaras de gas.

Se resiste a asumir responsabilidad legal pues rechaza haber sido cómplice de los asesinatos masivos, pero hace diez años en la entrevista al semanario Der Spiegel se reconoció como “una pieza de la maquinaria”.

También reveló que una noche escuchó gritos de quienes luchaban por mantenerse agónicamente con vida en las cámaras de gas.

“Fue horrible”, aseguró, por eso se emborrachó esa noche para tratar de olvidar, aunque reconoció que no fue capaz de hacerlo nunca.

La acusación contra el exfuncionario nazi se limita a la llamada “Acción Húngara” ocurrida en el verano de 1944, en la que al menos fueron asesinadas 300 mil personas.

En ese entonces, llegaron a Auschwitz-Birkenau unos 137 transportes procedentes de Hungría con alrededor de 425 mil personas, de las que fueron asesinadas 300 mil en las cámaras de gas. (El País / aristeguinoticias.com / Spiegel)