martes, 7 de abril de 2015

abril 07, 2015
Juan Acuesta Rodríguez

Desde ya hace unos meses hay visos muy claros de un relajamiento en su modo de gobernar. Se han dado muchos movimientos tanto en política nacional como en política local y esos cambios parecen ser que rompieron todas esas inercias que impedían al hombre gobernar con su propio estilo. Hoy vemos a un hombre sonriente, pero con una sonrisa natural y relajada.

Vemos que es recibido en donde va y a donde llega por un tumulto de gente de una manera espontánea, de una manera alegre, cono si hubiera fiesta en la comunidad a que llega. Se le ha visto entregar apoyos a ganaderos, apoyos a agricultores, a mujeres productoras y trabajadoras, a estudiantes, y esto es en base a sus propuestas que dio en campaña. Se están dando cada vez más esos encuentros con la gente que lo aclama y lo necesita, pero, lo que es más importante se compromete con ellos y les cumple.

Parece ser que es aquel joven cuando tomó posesión ante el Congreso del Estado y ante el Pueblo, comprometiéndose a cumplirles y apoyarles. Lleva una energía que antes se veía fingida; hoy es natural. A sus colaboradores los he visto en algunas ocasiones en apuros porque se sale del protocolo y el guión al que estaban acostumbrados. Y qué decir de su seguridad, algo tan importante en un personaje como él por el cargo que ostenta, que al salirse del protocolo ellos mismos lo sienten expuesto, pero ése es el Rolando que conocí. 
Ése es el Rolando que el Pueblo ansiaba ver. Un hombre entregado al Pueblo, su Pueblo. A sus convicciones. Ha dejado de ser ese personaje vacilante y hasta cierto punto medido en cada uno de sus actos. Lo he escuchado en discursos haciendo a un lado el guión preparado.
 Su gobierno ha despertado. Está siendo llevado por el timón o el volante que él ha querido conducir. Las fuerzas externas e internas que le impedían hacerlo, las ha roto ya. Hoy, por fin, es Rolando Zapata Bello el Gobernador que le exigía y que aclamaba el Pueblo.

Hoy es Rolando Zapata Bello,

Es cuanto.