miércoles, 22 de abril de 2015

abril 22, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Pepito regresó del cine. Su mamá le preguntó: “¿Qué película viste?”. Dijo el niño: “Se llamaba ‘En la cama con 14’”. “¡Santo Cielo! –exclamó la señora-. ¡Esa película es para adultos!”. Contestó Pepito: “Cuando salí ya lo era”. (Nota: si al terminar una función de cine todos los pañuelos están húmedos, o exhibieron un drama romántico o pasaron una película porno)… En la sala de maternidad la joven parturienta estaba hojeando atentamente un directorio telefónico. Le dijo una enfermera: “Tenemos un libro en el que vienen más de mil nombres. Ahí puede usted escoger uno para su bebé”. Replicó la muchacha: “Lo que estoy buscando es un apellido”… Don Añilio, señor de edad madura, invitó a una linda chica a su cabaña de fin de semana. “Pero debo decirte, linda –le advirtió-, que mis facultades ya no están completas”. Esa noche Flordelisia, que así se llamaba la muchacha, dormía profundamente. Don Añilio la despertó y le propuso llevar a cabo el H. Ayuntamiento. “¡Pero, señor! –le dijo ella, asombrada-. ¿Qué no se acuerda? Ya me hizo usted el amor tres veces. ¿Y todavía quiere hacerlo una vez más?”. “Perdóname, preciosa –se disculpó, apenado, el veterano-, pero yo te advertí que mis facultades ya no están completas. ¿Lo ves? Me está fallando la memoria”… Dulcilí le contó a su amiga Rosibel: “Mi mamá me dijo que no debo permitir que mi novio me ponga la mano más abajo de la cintura. De la tapia todo, pero de la huerta nada”. Rosibel preguntó: “Y ¿qué piensas hacer?”. Respondió Dulcilí: “Estoy aprendiendo a pararme de cabeza”… Pocos, muy pocos sonorenses piensan que Claudia Pavlovich ganará la elección de gobernador frente a Javier Gándara, el fuerte candidato propuesto por el PAN. Todo indica que el asunto de los aviones que en forma ilegal usó la priista en su campaña ha dañado irremediablemente sus posibilidades. La señora Pavlovich tiene ligas políticas con Samuel Fraijo, que le facilitó un avión de matrícula norteamericana para hacer sus vuelos, y en Sonora es voz general que ese empresario ha tenido ligas económicas con Manlio Fabio Beltrones, a quien se considera la mano que mueve la cuna de la candidata. En Nuevo León, en cambio, puntea en las encuestas Ivonne Álvarez, del PRI. Desde luego en política sólo se pueden hacer vaticinios sobre la elección pasada, pero hoy por hoy todas las encuestas apuntan a que Nuevo León será para el PRI y Sonora para el PAN. Veremos, como decía Homero… En el lujoso restorán del Ritz hacía falta un mesero. A pesar de la fama del establecimiento se presentó un solo aspirante, un tal Pancho Pincholas. El jefe de meseros le preguntó, suspicaz, acerca de su experiencia en el servicio. Dijo Pancho: “Trabajé dos meses en la taquería de Tacho, especializada en tacos de maciza, oreja, trompa, nana, moronga y nenepil. Los de nenepil eran los mejores”. El maitre se preocupó. “No es el mejor antecedente para ingresar al Ritz –manifestó-, pero en fin: necesito un mesero urgentemente. Vaya al departamento de personal a que le den su frac y empiece hoy mismo a trabajar”. Esa misma noche se sirvió un banquete en el célebre establecimiento. El jefe de meseros se tranquilizó al ver que Pancho estaba haciendo bien lo que debía hacer. De pronto el hombre se sobresaltó: a una de las invitadas, que llevaba un vestido de escote pronunciado, se le salió una bubis y le cayó en el plato de la sopa (de cebolla, una de las especialidades de la casa). Aún más se espantó el maitre al ver que Pancho acudió presuroso, tomó en una mano la indiscreta bubis, con la otra la secó detenidamente usando para ello una servilleta, y luego la introdujo de nuevo en el vestido de la azarada mujer, tras de lo cual le hizo una cortesana reverencia como diciendo: “Está usted servida”. De inmediato el jefe llamó a Pancho a la cocina, y ahí le dijo airado: “¿Cómo se atrevió usted a cometer semejante indiscreción?”. “¿Qué otra cosa podía yo hacer, señor? –se defendió Pincholas-. A la dama se le salió una chichi. Tenía yo que volverla a su lugar”. “¡Desdichado! –clamó el maitre-. Quizá en la taquería de Tacho tal cosa se haga con la mano, pero aquí en el Ritz usamos para esos casos una cuchara sopera previamente entibiada”… FIN.